Tatuajes

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Verano: movimientos medidos e indumentaria mínima. 

Como en ninguna otra época del año, los cuerpos necesitan quedar expuestos para no sufrir con las altas temperaturas. Y así, cada quien expone su tono, sus manchas, sus cicatrices y, claro, sus tatuajes. 

En la actualidad, los tattoo parecen constituir un nuevo mapa conceptual; una cambiante identidad exterior, tan significativa para sí como para los demás.

Las primeras personas tatuadas (conocidas) datan de 5000 años. Son dos momias halladas en una montaña entre Francia y Suiza, con claros tatuajes figurativos. Desde entonces, las señales dérmicas fueron utilizadas por numerosas civilizaciones como muestras de diversa índole: poder, identidad, religiosidad o pertenencia.

Pero hay que llegar al año 1972 para identificar el momento en el que el tatuaje tomó otra dimensión. Fue en la exposición «Tattoo», en el American Folk Art Museum de Nueva York, donde se reconoció su calidad artística, así como su carácter antropológico y etnográfico, expandiendo la práctica en diferentes núcleos sociales y culturales.

“En la actualidad, los tattoo parecen constituir un nuevo mapa conceptual”. 

El tatuaje agregaba valor simbólico a la piel, ensanchando el concepto de simple frontera entre la interioridad del cuerpo y la exterioridad circundante.

Una superficie íntima y personal cambiaba a lienzo vivo para la conexión y el intercambio social.

Los adolescentes festejaron: podrían cumplir su anhelo eterno de optar por “otra piel”; elegir señales que serían texto y contexto de su mundo. Y no con una, sino con múltiples lecturas.

ADOLESCENTES ACTUALES

Los adolescentes dirigen sus “proclamas dérmicas” a sí mismos, por supuesto, aunque no se conforman con uno, dos o tres. Siempre esperan otro más.

También para diferenciarse de los mayores, aunque pronto descubren que sus padres ya estaban tatuados.

Quieren dejar asentadas sus ideas, aunque a poco de andar, estas ya cambiaron.

Como con las redes sociales, usan la piel para la “extimidad”. Aunque los videos, las fotos y los mensajes son expresiones efímeras; en cambio, los tatuajes son indelebles. 

¿Qué advertirles?

-Que todo tattoo es un procedimiento doloroso. Este pobre argumento no los amilana. La expectativa por un primer tatuaje es tal que actúa como potentísimo analgésico.

-Que si no se aplican medidas de asepsia pueden ocurrir infecciones severas (VIH-SIDA, hepatitis B, bacterianas). Esto tampoco los detiene: ellos “son inmortales”.

-Que podrían perder la sensibilidad en el sitio del tatuaje, tener reacciones alérgicas graves o cicatrices queloides. Esto les inquieta, aunque solo hace que posterguen un poco la decisión.

-Que aquellos con cardiopatía, asma, diabetes, psoriasis, inmunodepresión o trastornos sanguíneos deberían realizar un estricto control médico previo. No será un obstáculo insalvable; están acostumbrados a esos controles médicos.

Adultos, sépanlo: nada los detendrá. Cada día son más quienes suplican por entintar su cuerpo, cada uno por motivos diferentes.

Solo queda advertirles que entre los 15 y los 20 años la piel alcanza una perfección sublime que transmite más belleza que cualquier tatuaje. 

Una opción a mano es proponerles disfrutar la piel indemne hasta saber con certeza qué les gustaría comunicar.