Eterna María Elena

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Todo empezó en su casa familiar, en verdad un caserón con huerta, patios, gallinero, mascotas y árboles frutales, en Ramos Mejía, provincia de Buenos Aires, donde María Elena nació en 1930. Su padre, Enrique, era un ferroviario, hijo de inmigrantes irlandeses e ingleses, viudo y con cuatro hijos, que se había casado con Lucía Monsalvo, de ascendencia criolla y andaluza, matrimonio del que nacieron Susana y María Elena. 

En 1947 utilizó todos sus ahorros para publicar Otoño imperdonable, su primer libro de poemas, que fue premiado y celebrado por los grandes: Borges, Pablo Neruda y el poeta español Juan Ramón Jiménez. Jiménez la invitó a pasar una temporada en su casa en Maryland, Estados Unidos, por lo que, en 1949, desembarcó en ese país donde tomó clases en la universidad y recibió la tutela del laureado poeta.

De regreso al país, publicó un nuevo libro de poemas, Baladas con ángel, y dio clases de inglés. Hasta que sus diferencias con el peronismo y las mezquindades del mundillo literario local la decidieron a lanzarse a una nueva aventura, esta vez acompañada por la artista tucumana Leda Valladares, con la que también inició una larga relación sentimental. Las dos viajaron primero por Latinoamérica y en 1952 se fueron a París, donde formaron el dúo vocal Leda y María, dedicado a cantar canciones folklóricas. 

Para 1956, Leda y María regresaron a la Argentina con una bien ganada fama que les permitió grabar discos, actuar en el teatro y la televisión, y hacer giras. María Elena comenzó por entonces a escribir sus primeros poemas para niños en los que les hablaba con inteligencia, pasando por alto las convenciones y lo didáctico, y apelando siempre al humor absurdo. También se encontró con otra pionera, la joven directora de televisión María Herminia Avellaneda, quien la impulsó a escribir guiones para teleteatros y programas infantiles, y la inspiró a crear un nuevo género: el “varieté” para niños. Esos fueron años muy prolíficos para Walsh: estrenó obras de teatro y espectáculos, publicó libros y sacó discos con canciones como La mona Jacinta y El mundo del revés, que se hicieron célebres. Aunque su consagración definitiva como la escritora de literatura infantil vino con la publicación en 1964 de El Reino del Revés, y en los años siguientes, la novela Dailan Kifki y los Cuentopos de Gulubú, que grabó además en disco demostrando también su talento como narradora oral.

Paralelamente, publicó Hecho a mano, un libro de poemas para adultos, y más tarde, en 1968, cuando el país padecía la dictadura de Juan Carlos Onganía, estrenó el espectáculo Juguemos en el mundo, donde incluyó canciones de protesta y otras que tocaban temas conflictivos como el exilio y el peronismo. 

En 1979, dando muestras de coraje cívico, publicó en el diario Clarín Desventuras en el país-jardín-de-los-infantes, un artículo en el que desafiaba a la temida dictadura, cuestionando sus mecanismos de represión y censura. Fue también en esos días de oscuridad cuando Como la cigarra se fue transformando en un himno de resistencia que se cantaba bajito, santo y seña de los argentinos que se oponían a la dictadura. 

En 1981 María Elena se enfermó de cáncer y tuvo que hacer un largo y penoso tratamiento. Pero en 1983, para el regreso de la democracia, ya estaba en condiciones de participar activamente en la vida política y artística. 

En pareja con la destacada fotógrafa Sara Facio, en los años siguientes siguió escribiendo y publicando libros, y recibiendo numerosos premios. En 2011, a los 80 años, murió, dejándonos siempre vivas sus canciones, esas que unen a abuelos, padres y nietos en la certeza de que allí, en sus letras y melodías, vive la infancia.