Hoy: clases de latín

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Agustina Boldrini
Lic. en Comunicación Social.
Correctora de textos.

Si les digo que hoy vamos a hablar del latín, quizá les parezca un bodrio sin igual. Ocurre esto porque el latín resuena en nuestro imaginario como una lengua culta, muy alejada de nuestra cotidianeidad. Sin embargo, nuestro vocabulario está impregnado por esta herencia lingüística; y aunque no nos demos cuenta, empleamos muchas palabras latinas a diario.
Mirando hacia atrás, diremos que en el siglo III antes de Cristo la península ibérica vio el avance del Imperio romano, que impuso su idioma en el territorio invadido. El peso de las circunstancias fue suficiente para que la lengua latina corriera como reguero de pólvora.
La desaparición de los dialectos peninsulares no fue repentina, pero la necesidad de moverse en un contexto regido por la cultura romana llevó a que hiciera falta emplear el latín en los ámbitos administrativos, educativos y de derecho.

“Aunque no nos demos cuenta, empleamos muchas palabras latinas a diario”.

El paso del tiempo hizo que el español se formara con base latina con muchos otros aportes. Ahora bien, hay palabras que empleamos hoy tal como eran pronunciadas por los antiguos romanos: los latinismos.
En estos casos, los términos se escriben con su grafía original, sin añadir tildes, y con letra cursiva (para señalar que estamos frente a una voz que no pertenece a nuestra lengua). Por ejemplo: vade retro (“ve atrás, retrocede”; empleada para exhortar a alguien a alejarse o para expresar rechazo); ad hoc (“para esto”; adecuado o específico para la ocasión); sui generis (“de su género o especie”; representa lo peculiar); alter ego (“otro yo”; usada para referirse a la persona en quien otra tiene absoluta confianza); rara avis (“ave rara”; se utiliza para aludir a una persona o cosa excepcional); vox populi (“voz del pueblo”; alude a una noticia que corre en boca de todos).

ALGUNOS ERRORES
Seguramente, una vez revisadas estas palabras, el latín les resultará bastante más familiar. Ahora bien, hay otras expresiones que también son muy empleadas, pero que, sin embargo, se usan mal. Veamos algunas.
Grosso modo. Es común escuchar “a grosso modo”, lo que representa un error. La traducción literal es “de manera burda”, y en nuestro idioma es empleada como sinónimo de “aproximadamente”. Ejemplo: “Habrá, grosso modo, unos 20 invitados”.
Motu proprio. Muy frecuente es que la gente diga “de motus/motu propio”, “por motus/motu propio”, lo que es incorrecto. Del latín “con movimiento propio”, nosotros usamos esta locución para significar “por iniciativa propia o voluntariamente”. Ejemplo: “Asistió a la conferencia motu proprio”.
Statu quo. Solemos ver la forma errónea “estatus/status quo”. La traducción es “en el estado en que”, y se utiliza para referirse a un estado de las cosas en determinado momento. Ejemplo: “Será necesario mantener el statu quo”.
La responsable del Manual de Estilo de la Fundéu BBVA dijo una vez: “Las lenguas innovan diariamente. En su evolución, pierden usos, o los transforman y toman otros nuevos, o los adaptan. Cuando una lengua está viva hace esto y el día que no lo hace se muere, entonces no tenemos español, tenemos latín”.
¿Qué quiere decir esto? Quiere decir que podemos esperar cambios en el español, pero no en el latín. El latín quedó así, por lo que sus usos incorrectos no van a aceptarse nunca. Bueno… “nunca digas nunca”.