Al maestro, con cariño

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La Escuela Patricias Mendocinas de la ciudad de Córdoba homenajeó a David Ruda bautizando con su nombre el salón de usos múltiples de la institución. Reconocimiento a un maestro que dejó “huellas imborrables”.

El 17 de agosto es un día especial en la Escuela Patricias Mendocinas de Villa El Libertador, en Córdoba. No solo porque es la fecha en la que se recuerda al padre de la patria, sino porque, además, cumple años la escuela y también el barrio. 

Este año festejó su aniversario 86, y en ese clima de alegría que caracteriza a los cumpleaños, la comunidad educativa de la escuela homenajeó al profesor David Ruda, bautizando con su nombre el salón de usos múltiples e inaugurando un gran mural con su retrato. 

En medio del aplauso cerrado de los chicos, los padres y vecinos, el profesor de Educación Física que logró conformar un equipo especial de gimnasia cinco veces campeón nacional en la década del 60 recibió con emoción el reconocimiento de la escuela y se estrechó en un gran abrazo con exalumnos integrantes del equipo que hizo historia.

David Ruda siempre recuerda con especial cariño su primera experiencia como docente. “En esta escuela tuve la felicidad de poder armar un equipo especial de gimnasia. La primera formación fue con doce nenas y cuatro nenes de primer grado, de los que todavía recuerdo sus caritas y sus nombres”, narra en su libro Otra manera de hacer negocios. “Cuando terminamos el primer año, viajamos con el equipo al Club Gimnasia y Esgrima de Buenos Aires para competir con chicos de otras provincias, ¡y ganamos! Fuimos cinco veces campeones nacionales y en la última participación logramos 50 puntos sobre 50 posibles, algo inédito”, cuenta.

Con sus exalumnos: María del Carmen Suárez, Fernando Sánchez, Ana Rebolledo, Teresa Barrera, Luis Esperanza y Nélida Ponce.

El homenaje, que se realizó el mismo 17 de agosto en el salón que ahora lleva su nombre, tuvo distintos momentos emotivos. “Recibimos al profesor David Ruda, generador de campeones nacionales”, dijo Cristina Cruz, la directora, mientras lo invitaba a compartir el escenario. Fue la ocasión de descubrir una serie de cuadros con fotos de los legendarios equipos de gimnasia y también el mural con el retrato del maestro, pintado por el artista plástico Damián Galassi.

Junto a estas obras, otro cuadro con el poema Cultivo una rosa blanca, de José Martí, fue el elegido por la comunidad para retratar la amistad, un valor que David Ruda inculcó dentro y fuera de la escuela, mientras dio clases y cuando fundó e hizo grande a Tarjeta Naranja.

“La presencia del profe Ruda en la escuela dejó huellas imborrables. Todas las propuestas que hizo fueron de avanzada para la época, y sucedieron en un barrio que había comenzado a gestarse con una historia muy particular. Su experiencia adquiere gran relevancia, porque además de proyectarla a nivel nacional, también lo hizo en el plano internacional”, afirma Cristina Cruz, refiriéndose a los equipos de gimnasia que integraron chicas y chicos de primero a sexto grado, que además de haberse presentado en el país, tuvieron también una actuación destacada en Chile.

Cuenta la directora que el hecho de haber podido leer las bitácoras que escribieron los docentes que daban clase en aquella época, en donde detallaban las actividades que realizaban y la manera en que lo hacían, fue muy importante. “Los relatos evidencian la pasión con la que hacían las cosas, el anhelo y el deseo de que los hechos ocurrieran como ocurrieron. Todo lo puesto para llevar adelante los objetivos fue muy grande, tiene mucho valor. Por eso decidimos que el SUM lleve su nombre”, dice Cristina. Y agrega: “Además, es el espacio donde conviven la literatura y la plástica, todo lo que tiene que ver con la expresión del cuerpo y el deporte; es el lugar en el que están expresadas sus ideas, en los murales, en el árbol hecho con las huellas de las manos de los chicos y los docentes, y también en la poesía de José Martí. Porque como dijo el propio David Ruda, si hay algo que construir, es la amistad”.

En la organización del homenaje al maestro «activador de conciencias» participó todo el personal de la escuela. “No quedó nadie sin hacer algún aporte”, asegura Perico, portero y fan número uno del profe Ruda, quien estuvo en todos los detalles. 

Con Cristina Cruz, la directora.