Pequeños investigadores

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Estudiantes de sexto grado de una escuela rural de Potrero de Garay, en Córdoba, investigan las bacterias que contaminan el lago que bordea a su ciudad y alertan a la comunidad sobre los peligros.

Fotos: Gentileza Escuela Alfonsina Storni

El lago del dique Los Molinos, cuyas aguas rodean la localidad de Potrero de Garay, hace años que se tiñe de verde y presenta espumas o natas con olores desagradables. A simple vista se ven manchas como de pintura sobre las orillas, lo que genera una inquietud entre los pobladores: ¿qué sucede con el embalse?

Para encontrar la respuesta, estudiantes de la escuela primaria Alfonsina Storni se sumaron en 2018 al proyecto CYANO (Control y Alerta de Niveles Observados de Cianobacterias), que surgió en la Universidad Nacional de Córdoba, para abordar la eutrofización del embalse. Se trata de un proceso que genera el crecimiento excesivo de algas con el consecuente enturbiamiento de las aguas, lo que impide la fotosíntesis y provoca mortandad en el ecosistema acuático y la degradación del lago.

La eutrofización se genera por el exceso de nutrientes provenientes de líquidos cloacales, incendios forestales y uso de fertilizantes, entre otras razones.

Investigar sobre esta problemática socioambiental es la tarea que vienen realizando los estudiantes de sexto grado, de la mano de estudiantes y docentes universitarios. Lo hacen a través de talleres, jornadas al aire libre para tomar muestras de agua y trabajando en el aula en diversas materias. 

Una vez al año realizan la “Expo Alfonsina” para contarles a las familias lo aprendido y concientizar a la comunidad sobre el impacto de las cianobacterias en la salud, el ambiente y la economía de la región. Además, todos los días, colocan una pizarra en la puerta de la escuela con los datos del clima, que recogen también para su investigación. 

“Hacemos ciencia ciudadana: lo que aprendemos lo comunicamos a la comunidad, no para provocar pánico, sino para conocer por qué sucede y alertar sobre cómo inciden nuestras acciones en la cuenca”, explica a Convivimos la directora de la escuela, María Carolina Monsalvo, quien asegura que este trabajo ha despertado vocaciones científicas.

Además, al vivir en una zona turística y de deportes náuticos, los chicos crearon un “cianosemáforo” para advertir a la población sobre los riesgos de ingresar al agua ante la presencia de las cianobacterias. El color azul significa nivel de riesgo escaso (en ausencia de cianobacterias); verde, el nivel más bajo; amarillo, el intermedio; y rojo (prohibido bañarse), el más peligroso. A través del teléfono celular, envían imágenes con el estado del lago para que se difundan entre vecinos, bomberos y familias, y así hacen circular la información en la comunidad. 

CÓMO COMUNICARSE:

Escuela Alfonsina Storni 

[email protected]