Del otro lado del Árbol

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“Del otro lado del Árbol” es el nombre de la biblioteca infantil que funciona desde hace doce años en la ciudad de La Plata y que reúne las voces, los juegos y las emociones de miles de chicos. Libros, talleres, espectáculos y visitas escolares se dan cita debajo de los árboles.

Fotos: Gentileza Del otro lado del Árbol

“Lo que más me gusta de la biblio es la literatura y que es un espacio grande y que siempre me hago algún amigo para jugar”, cuenta entusiasmado Fermín, de 9 años, cuando Convivimos le pregunta por Del otro lado del Árbol, la biblioteca infantil ubicada en Parque Saavedra, en la ciudad de La Plata, y que tiene vida desde hace doce años.

Paula Kriscautzky es quien impulsó el nacimiento de este espacio que alberga en la actualidad más de 25 mil títulos, muchos de los cuales han sido donados por la comunidad. El inicio de esta biblioteca está marcado por el dolor, pero también por la transformación de él en encuentro, lecturas y luchas.

Pilar era la hija más pequeña de Paula, a quien en 2010, a la edad de cinco años, le diagnosticaron una enfermedad que no tenía posibilidad de sobrevida. “Fue un diagnóstico cerrado y terrible, pero a partir de eso como familia tuvimos una decisión muy firme: no llorar a Pilar, sino vivir con ella lo que tuviésemos de tiempo, con la mayor intensidad y el mayor amor posibles, y eso hicimos durante diez meses”, cuenta Paula, que también es madre de Clara y Santiago. 

Resolvieron que iban a honrar la vida de Pilar y decidieron hacer un homenaje que tuviera su esencia. “Es la esencia de cualquier niño de cinco años, tiene que ver con sus derechos, el derecho a jugar, a pintar, a tener una familia que lo proteja”, afirma. Con esas herramientas, con el amor acumulado, pero también con el dolor, nació Del otro lado del Árbol. El nombre se debe al libro preferido de Pilar, de la ilustradora infantil belga Mandana Sadat, quien al enterarse de la experiencia decidió visitar el lugar en 2016. 

“Sin entender mucho lo que había pasado hasta ese entonces, nos juntamos en una plaza que tenemos acá en la ciudad de La Plata y les conté a mis amigos, a la familia, a la gente que ama a mi hija, que tenía esta idea de hacer algo en esa plaza y que la elegimos porque era nuestra plaza de ir a jugar y porque hay enfrente un hospital de niños muy grande, el Sor María Ludovica”, relata. Y así, debajo de un gran árbol, con una manta de colores y los libros que Paula llevó desde su casa, “arrancó esto que no tenía un marco teórico todavía, pero que hablaba de las infancias”.

Poco a poco, Paula fue dando forma a la biblioteca popular en un galpón muy pequeño que había en el parque y del que consiguieron un permiso provisorio para habitarlo. “Hoy, somos un referente a nivel nacional como biblioteca especializada en infancia, y Pilar es memoria colectiva de toda una comunidad”, dice con orgullo. 

“La biblioteca es un hecho político y transformador, es un lugar público, recuperado para todas las familias que transitan por ahí. Un lugar donde debatimos mucho, nos han atravesado las coyunturas, los debates públicos, todo eso también está. Las cuestiones de género, la deconstrucción que hubo que hacer con muchas cosas, con muchas miradas que teníamos. Pensar en los chicos y toda la complejidad que tienen”, argumenta Paula. 

En la actualidad, el espacio cuenta con cuatro mil socios, es decir que si ello se multiplica por cuatro integrantes, correspondiente a una familia tipo, son 16 mil personas aproximadamente las que están ligadas a este mundo. 

La biblioteca es un lugar de encuentro, donde hay libros, pero también se organizan diversas actividades como los sábados culturales, talleres, escuelas que la visitan y también estudiantes universitarios que se sienten interpelados por la propuesta abierta al público. 

“En La Plata todo el mundo conoce la biblio y su historia. Al principio cuesta dimensionar cómo nace y que además sea un lugar de alegría y de disfrute para las infancias. Para nosotros es nuestro lugar como familia”, dice Ana, mamá de Fermín. 

NUEVAS GENERACIONES

La pandemia desatada en 2020 trajo aparejada la explosión del uso de los dispositivos electrónicos para resolver las cuestiones laborales, asistir a la escuela y entretenerse. “Este mundo tecnológico es parte del desafío, pero nos dimos cuenta de que no hay con qué darles a los lugares donde la gente se encuentra”, resume Paula.

En la biblioteca la excusa son los libros que abren mundos posibles, pero también es un lugar habitado por cientos de personas que detienen el tiempo. “Ese tiempo es el que más cuesta, el del disfrute, de compartir con tus hijos, nietos. Eso se da mucho en esta biblioteca, debajo de los árboles”, agrega. 

Y las escuelas también transitan por este espacio de la ciudad de La Plata. Cada año abren la posibilidad de que se anoten para hacer una visita. “Arrancamos con las escuelas cercanas, se fueron enterando las maestras y desde hace unos años que hacemos sorteos, porque se inscriben en los formularios 1000 docentes y tenemos 100 posibilidades de turno, no nos da la vida para más”, cuenta su fundadora. 

Catalina tenía 10 años cuando visitó por primera vez este espacio lleno de libros, y ahora tiene 21. “Me acuerdo que de chica éramos una banda de todos los hijos de los grandes que iban a la biblioteca, y era fijo ir los sábados porque se armaban otras cosas como un asado, una salida”, rememora. También fue de visita con su escuela. 

Cuenta que de chiquita le encantaba leer, se leía un libro en una tarde, y que hoy estudia Teatro. Recuerda que corría mucho en la biblioteca con sus amigos “hasta quedar bordó” y que luego se pasaban horas tirados en un puf, “cada uno en su mundo, era como otra forma de encontrarse con los libros y la lectura”. 

Anita es la hermana de Catalina y con mucha timidez le cuenta a Convivimos que lo que más le gusta de ir a la biblioteca es cuidar a los bebés. “En la bebeteca hay muchos juguetes y libritos para que puedan jugar. Los otros días les hice un show de títeres a los bebés donde actuaban un patito, un dragón y un lobo”. 

Otra de las niñas habitué es Amparo, que empezó a ir a la biblioteca con dos años y hoy tiene siete. Lo que más le entusiasma es pasar tiempo en la plaza y leyendo libros, sobre todo los de Diminuto y Las Aventuras del Sapo Ruperto. Amparo es hermana de Fermín e hija de Ana. 

Además, ha participado con la murga Los Impacientes del Parque, que también es parte de la casa, y pide recitar parte de la glosa. Se para, modula su voz y lanza: “En tiempos de vendavales / En tiempos que nadie nos ve / Los pibes del otro lado / Luchamos para crecer / Crecer en un país con infancias / Que nos invite a jugar / Rondas llenas de niñes / Que salgan a festejar / Festejar la escuela y la tiza / La plaza y la biblioteca / Los brazos que abrazan fuerte / La leche y la carcajada / En tiempos de vendavales / En tiempos que nadie nos ve / Los pibes del otro lado / Bailamos para crecer”. 

DESAFÍOS

Uno de los mayores sueños de Paula es sostener la biblioteca en el tiempo, formar a las nuevas generaciones para que puedan hacerse cargo de ella en un futuro y siga latiendo en la ciudad y en el país. Asegura que seguirán trabajando por un mundo que incluya a todos. “Hay mucho por hacer. Me preocupa especialmente

que todo lo que no hagamos hoy va a ser un gran problema para después. Los chicos tienen que comer bien, dormir bien, ir a una escuela calentita y que los abrace, que no solo les enseñe, sino que los cuide, los proteja. Tienen que ir a una plaza donde los juegos funcionen, donde las calesitas giren. Deben tener una

mamá o dos o tres papás o lo que sea, pero una familia que tenga trabajo y que pueda ocuparse. Hay muchas cosas por hacer, no sé bien por cuál vamos a empezar, pero sí sé que siempre estaremos ahí para cuidar todo lo que podamos”.

CÓMO COMUNICARSE:

Dirección: Calle 14 entre 66 y 67. Parque Saavedra, La Plata, Buenos Aires.

Tel.: 0221 452-7101

Mail: [email protected]

Instagram: bibliodelotrolado