Romina Cardillo: “Uso la ropa para dar un mensaje”

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Se formó en María Vázquez, la empresa familiar, y luego experimentó con la marca Grupo 134. Con Nous, su proyecto de los últimos cinco años, combina diseño, activismo y libertad, vende al exterior y vistió a Björk.

Por: Cata Greloni Pierri

Foto: Patricio Pérez

 

Inquieta, curiosa y vegetariana desde los 17 años –gracias a Nekro, el cantante de su banda punk preferida, FunPeople–, a Romina Cardillo siempre le pesó un poco “ser la hija de”. Por eso, no empezó a trabajar en María Vázquez, la marca de su madre, Estela Vázquez, hasta después de haber comenzado con la carrera de Diseño de Indumentaria en la Universidad Argentina de la Empresa. “Estudiaba y trabajaba a la vez. Mi familia siempre fue del mandato del trabajo, y empecé a los 17 como vendedora en un shopping. Después pasé por control de calidad, por el sector textil como operaria y luego entré al equipo de diseño como asistente de la diseñadora”, dice Cardillo, quien cargó con los estigmas de ser la hija de la líder de una de las marcas más reconocidas en la Argentina. “Debía ganarme mi lugar”, remata.

Sin embargo, dice no haber encontrado ese espacio en la moda hasta hace cinco años, cuando después de haber experimentado de 2007 a 2011 con Grupo 134 –una marca de hombre que le enseñó a canalizar sus expresiones artísticas a través de la indumentaria –, creó junto a su pareja una firma que trasladó su estilo de vida sustentable y cruelty-free hacia un diseño innovador, lúdico y experimental.

¿Por qué NousÉtudions (nosotros estudiamos, en francés)?

Siempre compartí los proyectos con mi mamá o con una exsocia. Hace cinco años empecé de nuevo con algo que quería que fuera propio, pero, a la vez, junto con mi pareja, Paulo Fernández Cueto. Yo justo estaba embarazada de Filipa. Para nosotros estudiar siempre estuvo relacionado con seguir capacitándose, con los procesos y con la búsqueda permanente. Deseábamos ligarlo también a otras disciplinas artísticas, entonces no queríamos que solo fuera una marca de ropa. Nos habíamos puesto la vara alta. Si íbamos a hacer un nuevo proyecto de indumentaria, tenía que ser algo que nos gustara de verdad. Por eso arrancamos a hacer fashion films con Malena Pichot, videocampañas con Luis Ortega, desfiles con música en vivo de Bajofondo; la idea era ampliar lo que era moda y contar algo más. Ofrecer ropa sustentable que no usara ni maltratara a ningún animal, y tuviera contenido y un mensaje.

¿Y cómo ese camino te llevó a conocer a Anna Wintour?

Este mayo participé de “TheNext Green Talent” [El próximo talento verde], una exhibición que seleccionó a siete diseñadores de todas partes del mundo y organizó Vogue Italia en conjunto con Yoox [sitio de venta de ropa on-line], para vender nuestras colecciones dentro de su e-commerce. Era un evento cerrado en donde Yoox y Vogue empezaron a poner el foco en la sustentabilidad, en analizar sus procesos y hasta en cómo iban a comunicar si las prendas usaban pieles. Nos invitaron a este megaevento y jamás nos contaron de su magnitud hasta que no lo vimos en vivo. Quince minutos antes de ver a Anna me avisaron que vendría y ahí estaba yo, toda nerviosa, con mi inglés tosco y dos colitas, que nunca me peino así, y fue todo muy tremendo. Me preguntó de dónde era, qué hacía, dónde había estudiado y le sorprendió mucho el trabajo textil, la moldería y la imagen de la marca, porque esperaba encontrarse con un proyecto sustentable más rústico. Ese evento me dio, además de una publicación impresa en “SeptemberIssue” de Vogue Italia ( la edición donde se presentan las nuevas colecciones), mucha visibilidad que se tradujo este año en nuevos proyectos internacionales.

¿Cómo cuáles?

Empecé a vender on-line en Toox junto a las mejores marcas del mundo y también en California, en una tienda que se llama H Lorenzo. Además, a fines de este mes me voy a presentar mi nueva colección para el FashionWeek de Londres, para la pasarela Fashion Scout. Allí bancan a varios egresados de la Universidad Central Saint Martins y además eligen a varios diseñadores del mundo, a los cuales nos dan un premio llamado OnestoWatch [“aquellos a mirar”]. Te sponsorean la colección, la exhiben en la grilla de una de las semanas de la moda más importantes del mundo con diez pasadas, te aseguran publicaciones en sitios y revistas internacionales, y te visitan compradores de todo el mundo de tiendas de diseño como Dover Street Market.

“Empecé a los 17 como vendedora en un shopping. Después pasé por control de calidad, por el sector textil como operaria y luego entré al equipo de diseño“.

¿Qué es lo positivo y qué es lo negativo de crear ropa en la Argentina para el mundo?

Lo bueno de vivir y trabajar en la Argentina es que es un cable a tierra permanente. Convivimos con la crisis económica, y luego de cada paso que se da, aunque a veces siento que ya lo tenía ganado, la realidad te vuelve a ubicar en el molde porque las batallas hay que pelearlas día a día. No están buenas las trabas con las importaciones/exportaciones, la inestabilidad del peso en relación con el dólar, las entregas de los proveedores, pero como las cosas no funcionan de manera aceitada como en el mercado internacional, tenemos una habilidad para improvisar, estar siempre alerta y activar la creatividad. A veces esa comodidad de que todo funcione a la perfección te achata.

¿Qué veremos en tu colección de verano 2019?

Supongo que más prendas con mi estilo: un minimalismo funcional y de silueta oversized, en varias capas superpuestas. Mucha camisería y sastrería, en colores vibrantes y en textiles con texturas, que es lo que más disfruto hacer, pero todavía no tengo nada muy armado porque se va a desprender de la colección que presente en Londres a fines de este mes. Además, pienso incluir una línea de básicos que me parece que le va a sumar mucho a la marca.

 

SIN ESCALAS

Después de una nota publicada en la revista internacional ID y gracias al alcance de las redes sociales, la vestuarista de la artista islandesa Björk la convocó a principios de julio para un nuevo proyecto especial del que todavía no puede contar mucho. “Imaginate mi emoción cuando recibo ese mail. Lo chequeo mil veces pensando que es un chiste y, una vez que acepto y respondo que me interesa, me dicen que ella eligió cuatro de mis prendas”, cuenta con incredulidad la diseñadora acerca de su artista musical preferida. “Me pasaron sus talles, se las hice a medida y le envié una blusa de charol blanco tiza de cuero ecológico, un vestido largo amarillo con frunces y tablas, un abrigo blanco largo e inflado, y un buzo/vestido negro. Es la artista que más admiro, y haber diseñado para ella fue un sueño hecho realidad”.

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