Matías Perrone:
“El footgolf me llegó en el momento perfecto”

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La vida de Matías siempre estuvo ligada al deporte, aunque sin acercarse a la competencia de elite. Descubrió esta nueva disciplina, mezcla de fútbol y golf, y hoy es campeón mundial.

Por: Juan Martínez
Foto: Prensa Guido Cristiani

Sentado frente al monitor, buceando en las redes sociales, Matías Perrone no imaginó que ese banner que le llamó la atención sería el primer paso de un recorrido que lo llevaría a ser campeón del mundo. Menos aún imaginó, una tarde de lluvia, que la suspensión del partido de fútbol que debía jugar junto a sus amigos sería el segundo paso de ese mismo camino.
Enfermo de la pelota, se definió siempre como “el más profesional de los amateurs” por la importancia que le daba al torneo de fútbol de aficionados del que participaba. Toda ocasión en la que pudiera patear una pelota era bienvenida para él (y lo sigue siendo). Por eso lo atrajo la publicidad de footgolf, un nuevo deporte que mezcla el modo de trasladar la pelota del fútbol con las reglas y el campo de juego del golf. Con aquella suspensión por lluvia, Matías se anotó en un torneo que lo llevó, cinco días más tarde, a viajar a Hungría para vivir su primer mundial de footgolf como protagonista.
“Tenía una agencia de publicidad con un amigo, lo llamé un viernes y le dije: ‘El miércoles me voy a Hungría, al mundial de footgolf’. ‘¿Mundial de qué?’, me respondió. Después terminé dejando la agencia y hoy hago lo mismo, pero freelance, para poder viajar a jugar y seguir laburando. A mí me gusta mucho viajar y también la pelota, y de repente, logré recorrer el mundo pateando una pelota…”, cuenta. El año pasado, en Marruecos, Matías se consagró campeón del mundo, venciendo a los máximos candidatos, incluyendo al exfutbolista de la selección argentina Roberto Ayala, quien quedó en el tercer lugar.

«Adentrarme en este mundo me ayudó a explorar lo que significa trabajar con uno mismo».

  • ¿Te imaginabas siendo campeón del mundo a los 36 años?

No, es increíble. Me sorprendió. No lo imaginaba, pero el deportista al que siempre le gustó mucho un poco lo sueña. Yo me tomaba muy en serio el torneo de fútbol que jugaba con amigos. Es una locura que tengo. Muchos me decían “Pará, tampoco estoy como para ir a entrenar”. El footgolf me llegó en un momento espectacular, porque ya teníamos más de 30 años todos. Mis compañeros de fútbol ya tenían hijos, estaban casados, y no era lo mismo que antes. Este deporte es individual, no molestás a nadie: si tenés ganas de entrenar, vas y listo. Me llegó en el momento perfecto, por arte de alguna energía positiva.

La asociación es inmediata por el nombre y por la pelota con la que se juega, pero en realidad fútbol y footgolf no tienen nada que ver…
De fútbol tiene la pelota y que pateás, pero después es un deporte individual, que tiene mucho más del golf, sobre todo en la parte mental, porque estás solo. No podés poner huevos si te está yendo mal, es solo meter la pelota en el hoyo. No tenés compañeros en los que apoyarte ni que te alienten. Estás vos solo y es un lindo laburo de ego, mental. Me sirvió para descubrir un montón de cosas en lo personal.

  • ¿Como cuáles?

Por ejemplo, lo que pasa cuando uno se tiene que soportar a sí mismo si no hace las cosas bien. Empecé yoga hace cuatro años para bajar un par de cambios y conocer lo que genera en la cabeza de uno. Todos los deportes individuales, creo, son 99 por ciento mentales. Tiene que estar el talento, y hay que entrenar, pero si tu cabeza no funciona, estás afuera. Gracias a que entendí eso, empecé a ejercitarlo. Hago yoga y leí muchos libros de golf y mente. Hice un montón de cosas que jamás pensé que iba a hacer, pero adentrarme en este mundo me ayudó a explorar lo que significa trabajar con uno mismo.

  • ¿Organizás tu año alrededor del trabajo o de los objetivos deportivos que te planteás?

Sigo trabajando ininterrumpidamente, de lunes a domingo y en cualquier lado: en el aeropuerto, en el hotel, en la casa donde me inviten a quedarme. No paro de laburar. Lo mío es el diseño y la comunicación, entonces abro la computadora y sigo laburando. Se me complica a veces con los cambios de horario, porque cuando estoy en Europa son cinco horas de diferencia. Sinceramente, no tengo problema, porque es lo que me permite seguir viajando.

  • ¿En Marruecos, durante el mundial, trabajaste?

Fue la única semana, después de cuatro años, en la que hablé con los clientes y les pedí por favor que necesitaba estar libre de todo, que no quería ni abrir la computadora. Efectivamente, dio grandes resultados. Los torneos son de tres o cuatro días, y siempre al final de cada jornada llego al lugar donde me hospedo y me tengo que poner a trabajar. No es lo mismo, tu cabeza está en lo que tenés que hacer de laburo y no solo en el torneo. Obviamente, este deporte todavía es muy joven y no se puede vivir de esto, así que no queda otra.

RANKING

Como sucede con el tenis profesional, hay una serie de torneos alrededor del mundo que otorgan puntos a los jugadores de acuerdo con sus resultados. Esos puntos se suman y son los que permiten establecer un ranking.
El número uno del mundo es el inglés Benjamin Clarke, quien fue subcampeón del último mundial. Matías ocupa el cuarto lugar. “Vengo disfrutando mucho de lo que me dio el deporte: conocer gente por todas partes del mundo, viajar a más de 17 países y que me reciban en todos lados. Le doy muchísimo más valor a todo eso que viene pasando que a este campeonato del mundo y al ranking”, asegura.