Santiago García Trías: “Me inspiran las mujeres fuertes”

El diseñador patagónico formado entre Londres y París regresó al país después de ocho años para fundar Chimen Aike, una etiqueta lúdica, ecléctica y que empodera a una mujer sin edad.

Por: Cata Greloni Pierri
Foto: Patricio Pérez

Santiago García Trías nació entre los volcanes de Río Gallegos hace 31 años, en la estancia familiar que lo vio crecer, Chimen Aike. De allí salió el nombre de su primer proyecto de diseño local, instalado en Recoleta, Buenos Aires. Después de haber estudiado Diseño de Indumentaria en una de las mejores escuelas del globo, Central Saint Martins, y de trabajar durante ocho años en Europa, Santiago regresó al país. “El nombre de la etiqueta significa ‘área volcánica’ y es el lugar de mis raíces y afectos; no podía llamarse de otra forma”, dice. Chimen Aike tiene una impronta lúdica, con un fuerte énfasis en el desarrollo de estampas, una fusión del estilo deportivo que aprendió de Craig Green –uno de los mejores diseñadores británicos del momento– y la estética vernácula que incorporó al trabajar en Alexander McQueen y Lanvin durante su estadía en Londres y París.

“Si realmente querés llevar a cabo algo distinto y tenés pasión por lo que hacés, siempre se puede”.

Tras ocho años viviendo en Europa, tuve una oferta de un inversor amigo de crear una marca y desarrollar la identidad de la etiqueta desde cero, las colecciones, todo. Nunca había trabajado en Buenos Aires y jamás imaginé ser la cabeza de una compañía; manejar desde la estructura comercial y financiera hasta el desarrollo de una marca y un producto. Tenía que dejar toda una vida detrás, pero lo hice porque creo en este proyecto. Es una responsabilidad y un trabajo arduo, pero lo vale porque amo lo que hago. Además, soy muy familiero y valoro estar de nuevo cerca de mis afectos.

Lo primero que me impactó y me inspiró para desarrollar la marca fue una revolución feminista local superinteresante. Mujeres con voces importantes con un montón de cosas para decir. A la vez, me doy cuenta de que hay mucha violencia desde la imagen que se da en la moda. Por eso, con Chimen vamos a empezar a destacar a diferentes líderes de opinión de distintos ámbitos para mostrar algo más real. No solo la moda vive de la imagen de las modelos, sino que queremos mostrar la complejidad de la mujer actual, que es profesional, creativa, independiente y, también, tiene un estilo propio.

En un mundo donde reina el fast fashion, está bueno tener un showroom con atención personalizada que te permite saber qué quieren las argentinas de primera mano. Si bien es un poco más conservadora que la europea a la hora de vestirse y está muy pendiente de la imagen que da a través de la ropa, si va a gastar en diseño de calidad, de vanguardia y en una marca independiente, busca prendas que le duren y que tengan versatilidad. Le gustan los módulos de estampa chicos, apuesta por colores plenos como negro, nude, los grises y blanco.

Busco plantear un método de consumo consciente, con volúmenes de producción limitados y una cadena de producción totalmente transparente. Conozco a todos mis talleres y proveedores, y sé en qué condiciones trabajamos y la calidad del producto que ofrezco. También apuesto a revalorizar la identidad local, lo artesanal, y me parece clave la imagen de la mujer que queremos transmitir. En Chimen Aike no las categorizamos por su edad, sino que queremos que la ropa las empodere y se sientan bien. El espíritu de la marca late en las prendas estampadas, que es mi fuerte.

Me gusta comenzar con un concepto que hile todas las prendas. Me inspiran libros de moda, las mujeres icónicas, el arte y los recursos y las terminaciones de prendas vintage, como los drapeados de Lanvin. Primero dibujo casi 300 prendas por colección y después voy editando hasta quedarme con menos de un tercio de ellas.

Como somos un equipo muy chico, estamos detrás del diseño, la producción y los talleres. Sabemos muy bien cómo es el detrás de escena de un producto de lujo y no hay divismos. Hacemos todo: compramos las telas, buscamos proveedores y atendemos a las clientas. Si realmente querés hacer algo distinto y tenés pasión por lo que hacés, siempre se puede. Después de trabajar en McQueen, que tenía una megaestructura, aprendí mucho de esta forma de trabajo con Craig Green. Ahora él es archiconocido y el diseñador británico del 2018, pero cuando yo comencé ahí, todos hacíamos de todo. Desde llevarle las prendas a una estilista famosa para una producción de fotos en el bondi hasta planchar y coser botones en el backstage de los desfiles.

Fue totalmente alucinante el cambio, porque en París hay una revalorización asombrosa de lo artesanal. En cada atelier las mujeres que cosen tienen más de 60 años, un gran expertise en lo que hacen, y solo hablan francés. Posee esa magia intacta de ser la cuna de la moda. En las oficinas donde trabajaba hay un espacio con la oficina de Jeanne Lanvin, su creadora, que está conservada en una bóveda y hoy es patrimonio histórico. Eso es inspirador, se respira la tradición que hay por la moda local.

COLECCIÓN INVIERNO

Si la primera temporada se llamó “Bang” por la explosión que le significó volver al país y crear una marca en medio del caos, hoy Santiago se siente más preparado para su segunda colección argentina. “El invierno se llama Heroínas y habla acerca de la revalorización de la mujer cotidiana y real”, comenta el diseñador, que adelanta una nueva línea de calzado y otra de prendas más holgadas y en tejidos de punto y en telar. “Además, incorporamos diseños en denim con terminaciones en termofusión y una cápsula de productos de lana de merino de la Patagonia en la que trabajaré con artesanas locales”, agrega, y dice que le encantaría llevar la marca a distintos países de Latinoamérica, que para esta próxima colección dividirá los lanzamientos en pequeñas cápsulas para cuidar la producción y que harán énfasis en la experiencia de compra digital.