Vicky Woodward: La vida en doce segundos

0
12

La cordobesa batió dos veces el récord nacional en los 100 metros, una carrera fugaz que se construye con años de entrenamiento. Sueña con ser olímpica.

Foto Prensa Under Armour

Hay una chica del colegio que me gana corriendo”. Julieta Rodríguez, habilidosa para todos los deportes, así le contó asombrada a su papá, Claudio, la noticia. Él tampoco estaba habituado a que eso sucediera, y, como entrenador competitivo que es, le dijo a su hija que pidiera la revancha. La otra nena volvió a ganar. Y así lo siguió haciendo en los siguientes años.

María Victoria Woodward –Vicky, la nena en cuestión– es la dueña del récord nacional en 100 metros. Ninguna mujer en la historia del país corrió más rápido que ella esa distancia, la más explosiva y veloz del atletismo.

Su primer acercamiento al deporte fue con la gimnasia, pero aquellas carreras en el colegio y, sobre todo, un campeonato intercolegial en el que Claudio Rodríguez vio en vivo lo que su hija le contaba, la llevaron al atletismo: luego de observar su talento, Rodríguez la invitó a entrenarse con él. Juntos pulieron esta habilidad natural: “Él me dice que un velocista nace, no se hace, y yo coincido. Los velocistas nacemos con algo genético. Igual, el talento tiene un límite, y después hay que trabajar duro para seguir mejorando. Diría que es un cincuenta talento y otro cincuenta trabajo”, cuenta Vicky.

Esa predisposición genética, una especie de destino, le marcó el camino en los años siguientes. En dos oportunidades quiso abandonar la actividad, pero en ambas, comprendió que le sería imposible. “La primera vez, cuando era juvenil, estaba cansada, no sabía si quería seguir haciendo esto u otra cosa. Así que tomé cursos de estética y me dediqué a eso durante ocho meses, pero extrañaba entrenar, y volví. La segunda, dejé porque no me apoyaban y debí bajarme de competencias para las que me había preparado, por no contar con el dinero para viajar. Fueron unos meses también. Después me replanteé un montón de cosas, estaba muy cerca de lograr el récord argentino, así que volví por mí, con la idea de hacer todo lo que estuviera a mi alcance y disfrutar de esto. El mismo día que volví, conseguí el récord argentino”, relata. 

Fue en noviembre de 2016, cuando en Buenos Aires corrió los 100 metros en 11 segundos y 54 centésimas. Un año y medio después, bajó su propia marca otras 14 centésimas, en Cochabamba, Bolivia.

  • ¿Qué tiene el atletismo que te hace volver siempre cuando lo querés dejar?

Me da todo: satisfacción, orgullo. Una entrena tanto, tanto, para que en doce segundos se vaya… Pero es muchísimo lo que disfrutamos. El deporte me da una satisfacción tan grande que me hace volver siempre. No me imagino no haciendo esto. No sé qué pasará en unos años, cuando ya no pueda correr más. Ahora disfruto el momento.

“El deporte me da una satisfacción tan grande, que me hace volver siempre“.

  • ¿Qué importancia le das al hecho de ser la más rápida de la historia?

La verdad que no lo pienso mucho. La gente que tengo alrededor me dice que no tomo conciencia de ese logro. Como estoy tan inmersa en esto, lo veo como algo normal. Soy mucho de tirarme para abajo y decir “Cualquiera lo puede hacer”. Pero a veces hay momentos en los que digo “Qué bueno, tengo el récord argentino y estoy en la historia del atletismo nacional”. Es mucho.

  • ¿Sos de tirarte para abajo?

Sí. Muchos me dicen que no está mal creérmela en el buen sentido, pero no me gusta. Yo soy así, perfil bajo en todos los aspectos de mi vida. No reniego de esto, estoy tranquila. Pero también soy competitiva y, cuando voy a una competencia, busco lo mejor de mí. Los 100 metros los siento como míos y siempre daré lo mejor. Voy a todo. Cuando una tiene una ambición o un deseo, las cosas se logran, y yo voy así a las competencias.

  • ¿Qué balance hacés de tu 2019?

Muy positivo. Pude ir a los Juegos Panamericanos, que era el objetivo principal. Primero no estaba conforme con el resultado que conseguí en Lima, pero cuando pasaron unos días y lo pude analizar con la cabeza fría, la verdad es que estaba contenta. Clasificar a un Juego Panamericano no es algo fácil. Pude estar y medirme entre las mejores. Obviamente que me hubiese gustado hacer mi mejor marca del año, pero juegan muchas emociones en ese momento. No estoy acostumbrada a competir en ese nivel, me faltan más competencias internacionales.

En 2020, la chica que corría rápido en el colegio, la que les ganó a todas las atletas nacionales que se animaron a correrle 100 metros, a todas las que corrieron antes, buscará dar el salto que más ansía: clasificar a los Juegos Olímpicos. Desde los trece años que se entrena pensando en vivir esos once segundos y medio que condensan una vida entera. 

Contención

Cuando Vicky comenzó a entrenarse con Claudio Rodríguez no solo inició un vínculo inseparable con el atletismo, sino que también, sin saberlo, dio el primer paso para formar una familia: desde 2008 está en pareja con Federico, hijo de su entrenador, con quien se casó el año pasado. “Con Claudio tenemos una relación muy grande, es como un papá para mí. Cuando era juvenil, él me decía ‘Andate a Estados Unidos a correr, vas a crecer más’. Pero aposté a seguir con él, a crecer juntos, y no me arrepiento. Nadie puede asegurarnos que si nos íbamos, yo iba a rendir. Soy muy apegada a mi familia, y capaz que eso me jugaba en contra y no lograba nada de lo que logré acá”, cuenta Vicky.