Belén Casetta: Visualizando el objetivo

0
5

Es uno de los grandes talentos del atletismo nacional. Luego de un año complicado y de ponerse a punto en la pretemporada, comienza la recta final hacia los Juegos Olímpicos de Tokio.

Foto: Federico Soler

En la mesa de luz descansa el papel donde escribió sus objetivos para este año olímpico. Todos los días, al despertarse o, sobre todo, antes de dormir, lo lee de nuevo para visualizarse ahí, en el momento de su concreción. Es una técnica habitual para Belén Casetta: la usó en el Mundial de Atletismo de 2017, en Londres, cuando anotó el récord sudamericano que quería batir en los 3000 metros con obstáculos, con el tiempo exacto que luego consiguió.

La atleta marplatense se prepara para llegar a sus segundos Juegos Olímpicos, luego de haber sido parte de Río 2016. Se encuentra bien posicionada en el ranking que por ahora la clasifica al evento, a pesar de un 2020 casi sin competencias, con complicaciones en los entrenamientos y una serie de lesiones: un desgarro, una fractura por estrés y una periostitis. En marzo del año pasado realizó una exigente pretemporada en Kenia, pero la pandemia le frenó el impulso. Esto, sumado a las lesiones, hizo que pasara más de un año sin competir oficialmente, una racha que finalizó en el Gran Premio de Brasil Caixa 2020, en San Pablo, a principios de diciembre. “Fue rarísimo. Era mi primera competencia y estaba más feliz que otra cosa. No sentí los nervios ni la ansiedad habituales por correr. Volví al ruedo, pero técnicamente fui desastrosa, fueron unas sensaciones muy malas. Por eso con mi entrenador decidimos centrarnos en hacer una buena pretemporada y entrenar bien los obstáculos”, cuenta.

El sistema de clasificación establece dos vías para conseguir el boleto a Tokio 2020: un ranking por puntos y una marca mínima que se debe conseguir en competencias oficiales. Por ahora Belén se encuentra bien ubicada en el ranking y difícilmente se le complique entrar a los Juegos, pero de todos modos su objetivo es realizar la marca para acercarse a su propio nivel. Por eso este mes volverá a Kenia, la meca del atletismo mundial, al menos en lo que a correr se refiere, y luego se medirá en campeonatos nacionales y Grand Prix sudamericanos. Más adelante, planea una gira por Europa con competencias todos los fines de semana.

  • ¿Qué recuerdo te queda de tu experiencia anterior en Kenia?

Tengo ganas de volver y concentrarme en entrenar, porque estar ahí realmente te permite una concentración del cien por ciento. Se respira atletismo todos los días, y desde las cinco de la mañana estamos corriendo. No ves una o dos personas corriendo a esa hora, sino más de trescientas, en pelotones.

  • Cuando volvés, ¿hay muchas distracciones?

Es un tema… La parte social en el atleta tiene que ser firme, y a veces eso se complica. Estando acá, en verano me dedico a entrenar, pero a veces me tiento de ir un ratito a la playa, y ese ratito me consume las piernas, y después llego refatigada al siguiente entrenamiento. Es un laburo constante, de todos los días. Por lo general, cuando tengo el objetivo cerca, estoy completamente aislada. Por eso a veces nos mandan a concentrar afuera o a Cachi [N. de la R.: localidad salteña donde entrenan atletas de alto rendimiento por su altura], porque ahí es solamente atletismo: se come, se entrena y a descansar. Solo eso. No hay distracciones, nadie pasa a tomar unos mates por tu casa ni nada parecido.

  • Es una negociación permanente, porque esas cosas te quitan piernas o te perjudican de alguna manera, pero también te despejan la cabeza…

Sí, la parte emocional también tenés que manejarla, ver en qué momento darle descanso. Por eso, a pesar de que en diciembre y enero tengo que entrenar, me da para ir a la playa o a alguna pileta, relajar un poco, porque en febrero arranca la movida y ya no se sale a ningún lado. Igualmente, ahora, por más que me dejen, no me da para salir. El cuerpo me pasa factura. Este verano fui una sola vez a la playa, con distanciamiento, y no la pasé bien. No me puedo exponer a contagiarme y perder días de entrenamiento. Prefiero quedarme aislada y entrenar, no salir. Tengo que evitar todo contacto.

Durante la etapa más restrictiva del aislamiento algunos deportistas evaluaron la posibilidad de dejar de competir. Belén está en ese grupo: la pérdida de su forma física y las noticias de que sus competidores en otros continentes ya entrenaban normalmente fue un combo peligroso para su estado de ánimo. Sin embargo, decidió seguir en este camino que comenzó gracias al apoyo de Edgardo, su padre, quien hoy ya no está físicamente, aunque la acompaña a todas partes. Sus objetivos, esos que descansan en su mesa de luz, son el motor para volver a intentarlo. 

BICI

La cuarentena obligó a agudizar el ingenio. Belén recurrió a la bici como método de entrenamiento y se enamoró: “Es algo nuevo para mí, y me encanta. Pero al estar acostumbrada a competir y entrenar al máximo, me agarra el espíritu competitivo. Incluso me han propuesto hacer un duatlón o alguna que otra carrerita en bici, pero tengo que tratar de no cebarme, no hacer cosas al máximo, porque no es la misma técnica de carrera que necesito para pasar obstáculos”, relata.