Laura Esquivel:“Quiero ser yo cien por ciento”

0
1140

Luego de un año de éxitos teatrales, se prepara para darle espacio a la cantante que lleva dentro. Está decidida a lanzarse como solista de forma autogestiva, con la consigna principal de ser genuina y disfrutarlo.

Foto: Melina Ercoli

Quince años después de su llegada a la masividad de la mano de Patito feo, Laura Esquivel se encuentra en una etapa de búsqueda personal y profesional. La actriz y cantante, que creció delante de todos haciendo equilibrio entre la fama y una niñez que daba paso a la adolescencia, cierra un año que la tuvo como figura destacada en teatro y en el que comenzó a darle forma a un viejo sueño que postergó varias veces: su carrera musical. “Siento que sigo en un proceso. Lo artístico es una pasión, y si dejo de hacerlo, hay un monstruo que me come y me pide actuar y cantar. Por otro lado, crecí y me crie en una casa donde me enseñaron que tu vida no es tu trabajo. Por ende, más allá de que lo artístico es mi pasión, sigue siendo mi trabajo, entonces les pongo la prioridad también a otros aspectos de mi vida. Si tengo ganas de estudiar, empiezo a estudiar, siempre fui muy de meterme en carreras o hacer cursos. O viajar, estar con la familia, pasar tiempo conmigo misma. Me sucede mucho en el ambiente que hay gente a la que veo y pienso ‘¿Cómo puede laburar tanto?’. Está bárbaro, no la juzgo, pero yo no funciono de esa manera. Es como que me faltaría la pata más personal. Me gusta diferenciar lo personal de lo que es laburo”.

  • ¿Sentís que esto tiene que ver con que empezaste de muy chica y tu infancia se vio modificada por tu trabajo?

Me modificó, seguro, porque no habría sido lo mismo empezar en la adolescencia en lugar de a los ocho. Mi vida no habría sido igual, estoy totalmente segura. No me arrepiento, lo hubiera vuelto a vivir de la misma manera, porque creo que todo en la vida nos enseña algo y por algo estamos viviendo lo que nos toca. Sigo en un camino de mucho descubrimiento y de empezar a pensar quién soy, qué es lo que quiero hacer realmente en el ambiente artístico, y por eso me estoy enfocando mucho en la música ahora. Estoy armándolo todo antes de poder lanzarlo. Me pregunto adónde ir también. Tengo casi treinta años, y aunque uno no quiera, hay una cosa de que la edad te va diciendo que te fijes si el lugar por donde estás yendo está copado o si te conviene ir por otro lado. Creo que eso también me ayuda un poquitito a alinearme.

  • El de la música es un anhelo que tenés hace muchos años…

Sí, a veces me da como vergüencita, porque he dicho mil veces que quería hacer música. Por una cosa o la otra, no se dio. A veces uno se adelanta a decirlo y después no sucede. Yo soy muy de preguntarme qué pensará el resto, qué onda si digo que voy a hacer música y después no saco nada. Había arrancado, en su momento, y después dejé porque las cosas no iban con el estilo de música que quería hacer. Ahora lo estoy haciendo yo, yo decido qué me quiero poner, qué quiero cantar y transmitir. A mí me significa un gasto económico tremendo, porque soy mi propia productora, y es muy difícil. Por otro lado, es un esfuercito para poder decir “Esta soy y esto es lo que quiero contar desde el arte”. Y dará sus frutos, espero.

  • ¿No encajabas con lo que te pedían los productores?

No sé si no encajaba. En su momento, cuando me he juntado con algunas personas o me han recomendado sentarme a charlar con alguna discográfica o con productores, me pasó que todos quieren lo que vende, lo que suena ahora. Y yo estaba buscando otra cosa diferente, que es lo que yo soy, mi esencia, que va para otro lado. Eso no significa que un día no saque un tema megapegadizo y me encante hacerlo, pero no es mi onda que toda mi música pase por ese lugar. Cuando se mete un productor o una discográfica a ser parte de tu propio proyecto, ya no tomás las decisiones vos sola. No quiero que nadie me diga lo que tengo que hacer. Confío mucho en un equipo que estoy armando, en mi familia y en mis amigos, pero después no quiero que nadie me diga “Ponete esto, cantá esto, transmití este mensaje”. Lo hice muchos años de mi vida, interpreté muchos personajes y ahora quiero ser yo.

  • No querés que haya un personaje.

No, quiero ser yo cien por ciento. Yo soy muy tranquila, muy clásica, hasta para vestirme. Ahora parece que uno se tiene que megalookear. Quizás, para algunas cosas, me redivierte, pero después, cuanto más natural me muestre, más va con mi onda. Estoy yo más relajada, me siento más genuina. Hay un mensaje que quiero transmitir con la imagen, que sigue siendo algo tan potente. Cómo la gente juzga el cuerpo del otro, critica, chusmea. Hay toda una cosa de violencia de la que estoy bastante cansada a nivel personal, no por mí, sino porque lo veo en los otros todo el tiempo. Quiero transmitir algo por ahí.

  • Tiene relación, aunque no sea consciente, con el mensaje que daba tu primer trabajo grande, Patito feo, que hablaba sobre el bullying y la imagen personal, ¿no?

A mí me parece que las cosas que hacemos en la vida nos marcan. Y Patito me enseñó muchas cosas relacionadas con la imagen, con cómo el otro juzga, la violencia que tiene la gente y cómo piensa que no afecta, pero en realidad en algún lugar sensible de la persona no hay nada más horrible que el hecho de que te critiquen o que hablen mal de vos. Deberíamos todos amarnos y respetarnos como somos. Ni hablar ahora que hace poco fue el Día del Orgullo, que involucra un montón de sentimientos y cosas. De a poco, todo está, por suerte, encaminándose y mejorando hacia un bien. Hay algo ahí de Patito que me dejó una herramienta o un mensaje para poder seguir transmitiendo. Después, fue duro para mí, el proyecto no fue todo color de rosas. Lo pasé increíble, fue mi sueño hacerlo, pero hay cosas que me dejó para seguir trabajando en el futuro.

  • Te tocó crecer delante de todos, ¿cómo lo manejaste?

Se hizo más difícil, a veces, estar expuesta. Hubo momentos más oscuros, tuve ansiedades, inseguridades, ataques de pánico, cosas que capaz me hicieron estar más triste, pero fui superándolo. Siempre fui una persona nerviosa. Me pongo ansiosa desde chiquita, desde antes de Patito. Eso fue muy expuesto y era una cosa de locos, y con el tiempo hizo que ese aspecto de mí estuviera más presente, porque estaba todo el tiempo en movimiento, preocupada por lo que tenía que hacer. Había una dosis natural de mi propia personalidad. Empecé terapia de grande porque no había tenido la chance antes, no se había dado. Estoy trabajando mis ansiedades y ataques de pánico. No son cosas que vivo todos los días a pleno, sino que pasé una etapa más jodida. Ahora sigo entendiendo cómo es el mecanismo. Trabajo, mejoro como persona en ese sentido. Si mejorás vos con vos mismo, estás mejor para el resto también. Creo que eso es la vida.

  • En un momento tenías un nivel de autoexigencia muy alto, ¿no?

Sí, totalmente. Y lo sigo teniendo. Creo que, en algún punto, me beneficia, porque trato de sacarle el mayor jugo posible a cada laburo que hago. Dejo todo cada vez que me siento a estudiar un personaje o una canción. No es que ensayo una banda, pero sí estoy supermentalizada, y eso lo cambia todo. Estoy muy enfocada. Últimamente me están dando ganas de empezar a soltar ese mecanismo, que me resulta un poco agobiante. Estar permanentemente pensando en que todo salga bien es cansador. Ya no tengo ganas de meterme en esa, así que trato de fluir más. Y si me equivoco, me equivoco. Si las cosas salen con más naturalidad, también tienen su tinte positivo.

  • En ese sentido, ¿hay alguna diferencia entre los trabajos para los que te convocan y un proyecto propio, como el de la música?

Creo que es lo mismo, porque me doy cuenta de que así funciono yo. Me parece que pateé tanto tiempo lo de la música porque me superestresaba. Me ponía más nerviosa, me daba más miedo, tenía más inseguridades. Por eso se demoró. Si esto cae un poquito más sobre mis hombros, que es lo que está sucediendo, estoy más nerviosa, pero creo que va a ser un camino de gran sanación para mí cuando lance mi música. Porque va a ser “Listo, ya está, ¿viste que no es tan complicado?”. Un modo de decírmelo a mí misma. Estoy en proceso. Me permito estar como tengo que estar, pero lo importante es entender por qué te pasan las cosas que te pasan. 

TEATRO 

Este año, Laura fue parte de dos musicales muy fuertes: hasta el mes pasado, integró el numeroso elenco de la megaproducción Regreso en Patagonia, donde personificó a la pareja del personaje de Nahuel Pennisi.

Antes de eso, fue una de las figuras de Kinky Boots, un viejo anhelo suyo desde que vio la obra en Broadway. Cuando supo que llegaría al país, se presentó a las audiciones y no quedó (la elegida fue Sofi Morandi). La postergación por la pandemia y los compromisos de Morandi le abrieron la puerta y aprovechó la oportunidad.

“Estoy megacontenta, fue un año muy teatral. Me di cuenta de que el teatro es lo que más me gusta. Por varias cosas: más allá de que hay una conexión en el aquí y el ahora con lo que estás transmitiendo o haciendo, que me parece maravillosa, también me da la chance de hacer otras cosas durante el día. En los ratos libres que tengo puedo componer, dar clases, estar en casa leyendo un libro. Tenés un horario para ir, darlo todo, y volver a casa. Me gusta mucho más que la tele y otras cosas”, confiesa.