¡Bienvenidos al futuro!

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Son doce tecnologías disruptivas que ya están cambiando el mundo. Cómo será el futuro y el proceso de adaptación a los nuevos paradigmas.

Por Adolfo Ruiz
Fotos AFP

Bienvenidos a los que acaban de llegar. Y también a los que acaban de darse cuenta de que ya estaban. El mundo es otro, totalmente diferente al de la infancia. Un mundo que –signado por las nuevas tecnologías disruptivas– comienza a parecerse a lo jamás imaginado. Pero ¿qué dicen los especialistas? Habrá que animarse a transitarlo.
Un trabajo divulgado por la consultora internacional McKinsey Company le puso nombre a lo que consideran las doce tecnologías disruptivas que transformarán la vida, los negocios y la economía global. Tecnologías llamadas a barrer paradigmas.
Según ese estudio, “el desfile de las nuevas tecnologías y de los avances científicos es implacable, y se está desarrollando en muchos frentes”. El paper es prudente al señalar que solo son algunas las tecnologías que “tienen el potencial de alterar la forma en que las personas viven y trabajan, reorganizar los grupos de valor y llevar a productos y servicios completamente nuevos”

MIRADA EN EL HORIZONTE
Estudioso y estratega de estas tendencias, el consultor local Pablo Poza lee el escenario en sintonía con lo marcado por el informe de McKinsey. Para Poza, Executive Magister in Business Administration en el IAE (Universidad Austral), la clave pasa por “entender los procesos de toma de decisiones y su impacto en las personas”. Por eso predica la necesidad de “conocer las nuevas tecnologías como elemento de disrupción en procesos y negocios”.

“Pronto nos convenceremos de que es más segura una computadora manejando un vehículo que una persona”.
Pablo Poza

Ahora bien, es legítimo intentar ver más allá y adelantarse a las tecnologías que en muy poco tiempo serán parte de la cotidianidad. ¿Cuáles son esas tecnologías? La lista elaborada por la consultora es una buena medida para acercarnos a ellas:

Internet móvil. Aunque presente en lo cotidiano, la movilidad de Internet no parece una tecnología acabada, sino que continúa desarrollando mayores y mejores estándares que permiten una conectividad cada vez más amplia, rápida, versátil y menos burocrática; una Internet que sigue a las personas donde estas vayan.

Automatización del trabajo de conocimiento. Se trata de sistemas inteligentes que pueden realizar trabajos de conocimiento que involucran comandos no estructurados y juicios sutiles, según lo define McKinsey. Pablo Poza, por su parte, lo “baja” a la aplicación concreta que ya está teniendo esta tecnología: “Se está utilizando, por ejemplo, para los análisis crediticios y la elaboración de contratos”, agregando que en esto juega también un rol importante el componente de machine learning o aprendizaje automático.

Internet de las cosas. Es una tecnología basada en sensores y en conectividad que permite a los artefactos del hogar o de la industria, y también a sistemas automatizados de todo tipo (como riego, temperatura, drenajes, procesos industriales, etc.), tomar decisiones autónomas sobre la base de la información que los mismos sistemas recopilan.

Tecnología en la nube. Está definida como el uso de recursos de la informática, entregados a través de una red o Internet, a menudo como un servicio. Esto implica contar con recursos informáticos directos, sin disponer físicamente de ellos. Para Poza, se trata de una de las tecnologías más transformadoras: “El hecho de pagar por lo que se consume, pasar de una inversión imposible a un gasto variable, es lo que permite que hoy haya tan amplia cantidad de startups (compañías incipientes)”. Para el especialista, la tecnología en la nube “hoy está igualando a cualquier pibito que se larga a armar una empresa, poniéndolo en materia de tecnología al nivel de cualquier multinacional, y permitiendo además la dispersión geográfica y el enriquecimiento ilimitado de los grupos de trabajo”.

“Estamos hablando de un cambio rotundo en materia energética, que podría generar la desaparición o al menos el debilitamiento de las grandes compañías”. Pablo Poza

Robótica avanzada. Es la encargada de proveer robots cada vez más capaces, con sentidos, destreza e inteligencia mejorados, utilizados para automatizar tareas o aumentar a los humanos. Estas tareas pueden ir desde un montaje industrial en el que un brazo robótico está capacitado para interpretar la temperatura, la calidad o la demanda de los materiales y en función de ello tomar decisiones; pero también incluye aplicaciones domésticas, como es el caso de las aspiradoras inteligentes que detectan espacios, humedad, recorridos, etc.

Vehículos autónomos. Normalmente se tiende a pensar en primera instancia en automóviles, pero bajo esta concepción también se inscriben otros vehículos como drones y helicópteros. “Estamos hablando de la posibilidad de una aplicación concreta en la atención de emergencias, en la asistencia primaria de salud, en el envío de víveres y elementos a zonas inaccesibles”, se entusiasma el especialista de la Universidad Austral. Incluso, la utilización de vehículos autónomos puede constituir una alternativa muy viable en la industria de la logística o la minería. Igual, ya dejó de ser utópico pensar en vehículos que trasladen a personas sin necesidad de un conductor. Los interrogantes que aún se generan en materia de seguridad ya están siendo refutados sobre la base de la estadística y los resultados. “El procesador de un vehículo autónomo es capaz de gestionar más de dos millones de estímulos para adecuar la conducción. Pronto nos convenceremos de que es más segura una computadora manejando un vehículo que una persona”, responde Poza.

Genética de próxima generación. Ya se está trabajando en la secuenciación de genes rápida y de bajo costo, además del análisis avanzado de grandes datos y una biología sintética. Lisa y llanamente, esto significa que se podrá “escribir ADN”. Tal cosa puede implicar llegar a soluciones como “modificar en el vientre materno el ADN del bebé para curarlo de una enfermedad congénita”, explica Pozo. Pero a eso se agregan otras potencialidades polémicas: “Si podemos corregir una falla, también podremos resolver otras cuestiones menores, como ser que el bebé nazca con ojos claros”, añade. Tal perspectiva –escalofriante para muchos– permite incluso esbozar una afirmación no menos sorprendente: “La persona que no va a morir nunca ya nació”. En esta prolongación de la vida también habrán de intervenir cuestiones tecnológicas emparentadas con lo que hemos podido ver en películas como Matrix o Avatar. “Es de esperar que el mundo biológico y el mundo digital de una persona comiencen a independizarse cada vez más, a tal punto que nos permitan esta prolongación indefinida de la vida”, admite.

Almacenamiento de energía. Las nuevas tecnologías están resolviendo el viejo problema de las energías alternativas: dónde y cómo almacenarlas. La respuesta está llegando en la capacidad de recircular la energía en lugar de almacenarla, lo que permite cambiar el paradigma de los consumidores, convirtiéndolos en prosumidores. “Generan su propia energía, y cuando tienen excedentes, la inyectan al sistema –explica el consultor–. Estamos hablando de un cambio rotundo en materia energética, que podría generar la desaparición o al menos el debilitamiento de las grandes compañías”.

Impresión 3D. Aunque parezca novedosa, se trata de una tecnología desarrollada en los años 60. Con la caída de las patentes que impedían su masificación, hoy los alcances parecen ilimitados. Las aplicaciones abarcan desde la medicina para la impresión de prótesis hasta órganos y tejidos, pero también se la puede pensar articulando en la vida cotidiana. “Imaginemos que no podemos conseguir un determinado repuesto para un auto o para una máquina. Mediante la impresión 3D este tipo de impedimentos serán resueltos con total facilidad”, dice Poza, convencido de que en menos de una década la impresora 3D “va a ser un electrodoméstico más en cada hogar”.

Materiales avanzados. Ya se están experimentando materiales diseñados para tener características superiores (fuerza, peso, conductividad) o funcionalidad, totalmente distintos o superadores. Una de las novedades son los nanomateriales, que apelan a casi una genética material para desarrollar superficies que serán blandas y flexibles, pero al mismo tiempo, potentes y duras como el diamante. La aplicación concreta podría ir desde textiles para la elaboración de prendas o calzados inteligentes hasta materiales irrompibles para la fabricación, por ejemplo, de celulares.

Exploración y extracción avanzada de gas y petróleo. Todavía los combustibles fósiles siguen dominando la matriz energética del mundo, y es por esa razón que las nuevas tecnologías para la extracción podrán resolver, al menos en el mediano plazo, el punto crítico al que se creía estar avanzando hasta hace poco tiempo.

Energía renovable. Generación de electricidad a partir de fuentes renovables con menor impacto climático. En medio de toda esta ola tecnológica, se impone también un tránsito hacia esquemas de energía renovable cuyo almacenamiento será cada vez más viable y cuya incidencia en la matriz general deberá ensancharse todo lo que se pueda, mientras los combustibles fósiles continúen su retirada.

Están aquí, algunas ya han cambiado el día a día de las personas. Otras están preparadas para irrumpir en un futuro cada vez más cercano. La tecnología que viene está llamada a modificar el mundo. Lo importante será estar preparados para ellas.

 

LO QUE SE VIENE

El mundo hoy asiste al despliegue de una tercera plataforma tecnológica que se describe como interoperable, abierta, escalable y veloz, accesible a nuevos jugadores disruptivos, según la descripción de Pablo Poza. “En esta tercera plataforma tenemos a millones de personas haciendo millones de cosas. Acceden a través de la nube, lo que hace que la tecnología se democratice y no tenga límites. Y, además, lo hacen utilizando la explotación masiva de datos, de manera móvil, con un nuevo paradigma, que es el que hoy está cambiando nuestra forma de ser y de actuar”.
¿Cuál será el siguiente paso? “El mundo va hacia la explotación del blockchain, los códigos de seguridad que posibilitan transacciones de todo tipo, sin necesidad de instituciones, empresas ni organismos que intermedien”, adelanta el especialista.

 

ARTISTAS E INGENIEROS

Artistas e ingenieros también diseñan el futuro. En “Alpha”, la fábrica de moonshots (o proyectos disruptivos) que tiene la empresa Telefónica en Barcelona, conviven científicos, dibujantes, emprendedores sociales y diseñadores de 22 países, la mitad mujeres y la otra hombres. “El arte facilita la traducción de una idea a una nueva dimensión, la plástica, donde es posible el consenso”, afirma Maurice Conti, director de innovación de la compañía, en una nota publicada en The New York Times. En las nuevas empresas es cada vez más habitual la colaboración entre profesionales del ámbito científico y técnico, y del artístico y letrado. En Amazon están contratando lingüistas. En Spotify trabajan músicos e ingenieros. En Facebook están incorporando periodistas para combatir las noticias falsas. Netflix busca talento local en todos los ámbitos de la narrativa y el arte. Y entre los perfiles en alza en LinkedIn está el de “storyteller”.