Cepillar más, lavar menos

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Consejos para cuidar y llevar a cabo la higiene de las mascotas de la forma más adecuada, y mantener su piel saludable.

Cómo bañar a los animales y cada cuánto son preguntas que todo dueño se hace. La mayoría de los perros y los gatos suele temerle al baño. Todo el proceso que conlleva los horroriza y hace que se escondan apenas perciben que llegó el turno de higienizarse. Sumado a esto, no todas las familias cuentan con un espacio propicio para el lavado de sus mascotas. 

Sin embargo, los momentos destinados al cuidado de nuestras mascotas son también espacios de encuentro y disfrute con ellas. Por eso, muchas personas optan por dedicarse a cepillarlas, más cuando ven que lo disfrutan tanto como las caricias. Además, esta actividad es útil para eliminar la suciedad y las células muertas, permitiendo, por supuesto, desenredar su cabello. Pero hay que hacerlo con una frecuencia y un material acordes al tipo de pelo del animal, para lo cual será necesario asesorarse previamente con el veterinario de cabecera, ya que no es lo mismo un perro de pelo corto que uno de pelo largo o rizado. En este último, por ejemplo, se corre el riesgo de que el cabello adquiera electricidad estática y pierda momentáneamente su rizo. Además, pueden sufrir tirones e, incluso, lastimaduras. 

Si bien el cepillado tiene sus beneficios, este no reemplaza el baño, aunque su frecuencia deba ser menor que la de los humanos. “La piel de los perros difiere mucho de la de las personas. Es más sensible y requiere una adecuada secreción de cebo para mantenerse saludable. La sudoración es muy escasa y los poros son muy grandes, lo que favorece enormemente la presentación de infecciones. Los baños muy frecuentes limpian el cebo de la superficie cutánea y estimulan a las células de la piel para que crezcan demasiado rápido, lo cual produce seborrea (caspa) y mal olor. También los pelos se rompen, se traumatizan las raíces y se generan infecciones”, explica el especialista en dermatología veterinaria Pablo Manzuc, para quien los perros nunca deben ser bañados más de una vez por semana, con cepillados suaves cada 24 a 72 horas. 

En cuanto a los gatos, bañarlos puede ser una tarea un tanto más complicada pero no imposible, sobre todo cuando se los acostumbra al agua desde pequeños. Además, existen casos en los que esta actividad se recomienda, como cuando hay una patología relacionada con la piel o cuando es necesario desparasitarlos con la ayuda de un champú adecuado. Los felinos, sin embargo, son extremadamente limpios, ya que continuamente se acicalan con su lengua, y sufren más el estrés y los movimientos bruscos implicados en el baño. El cepillado, en su caso, también puede ser un aliado para cuidar y mantener saludable su pelaje. 

Productos específicos

“Los champús empleados deben ser de uso veterinario, ya que los de uso humano producen irritación y descamación en algunos animales”, advierte Pablo Manzuc respecto a la necesidad de utilizar marcas especializadas. Con los avances en el desarrollo de cosmética animal, se crearon productos pensados para el estilo de vida de la mascota moderna y sus necesidades de higiene, además de tomar en cuenta el tipo de pelo. Los de las personas, al contener más aditivos, a largo plazo pueden ser contraproducentes, pudiendo incluir activos que suavicen en exceso su cabello.