El boom de los biomateriales en la Argentina

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Para los más variados artículos de uso cotidiano, como elementos de cocina, de cama o indumentaria, existen reemplazos biodegradables y no contaminantes.

El plástico es el enemigo número uno del ambiente, y los elementos descartables, su máxima expresión. El camino hacia la sustentabilidad, entonces, pasa por su reemplazo con materiales que se obtienen a partir de materia prima renovable de origen agroindustrial, como almidones, aceites, residuos y subproductos de la industria agroalimentaria y forestal. Pueden ser bioplásticos, biofibras, biopinturas y biolubricantes, entre otros.

“Hay muchas empresas que trabajan en desarrollar biomateriales en un nivel industrial, y muchas otras están empezando a incorporar a su industria tradicional nuevos materiales para poder fabricar bioproductos con las máquinas que ya poseen”, explica a Convivimos Marisol Fuhr, responsable de Biomateriales en la Dirección de Biotecnología del Ministerio de Agricultura, Ganadería y Pesca de la Nación.

Si bien la industria argentina es incipiente, ya hay emprendedores que están invirtiendo en fábricas de bioplástico a partir de almidón de maíz y de mandioca en Buenos Aires y Córdoba, y en un futuro este desarrollo podría posicionar a la Argentina como proveedora internacional. Por lo pronto, el país ya cuenta con el Sello Bioproducto Argentino, que promueve los biomateriales y bioproductos de industria nacional que se destaquen por su innovación y aporte a la sustentabilidad.

APROVECHAR EL DESCARTE

Esta búsqueda por reducir el desperdicio y reemplazar materiales contaminantes es la preocupación de investigadores de todo el mundo, desde Europa hasta Asia, y los biomateriales se usan hasta en diseño de ropa, inclusive por marcas de alta costura como Salvatore Ferragamo.

En Buenos Aires, ODA Biovajilla produce platos descartables a partir de cáscara de papa compactada y aglutinada en una máquina creada por alumnos de Diseño Industrial de la Facultad de Arquitectura, Diseño y Urbanismo de la UBA. 

“Empezamos a pensar qué desperdicio hay en cantidad en la Argentina, y surgió la idea de usar cáscara de papa”, relata Guido Ventura, uno de los creadores del emprendimiento, que fue premiado en el Concurso Innovar 2018 de la Secretaría de Gobierno de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva de la Nación.

“El plato es biodegradable. Al ser 100 por ciento natural, lo enterrás y, en situaciones normales, en menos de 30 días ya se desintegró”, detalla Ventura, y asegura que el objetivo del proyecto es ingresar en el mercado de ferias, food trucks y eventos gastronómicos donde se utilizan los platos una sola vez. Funciona como un plato de cartón: puede soportar alimentos calientes y húmedos por corto tiempo. 

ODA también está trabajando con platos hechos de borra de café y están empezando a probar con mosto de manzana de Río Negro. Como ellos, hay otros emprendedores interesados en el desarrollo de biomateriales: Gerónimo Bucher produce vasos con extracto de algas, Silvio Tinello logró un ecocuero con yerba mate y las raíces de un hongo, y así hay quien trabaja con residuos del maní para lograr bioaglomerados o rastrojos de trigo comprimidos para fabricar placas para construcción. 

“Somos una generación que sabe que va a vivir las consecuencias del calentamiento global y el impacto medioambiental que el hombre crea, y queremos ser agentes de cambio”, resume Ventura, y confió que falta poco para que su idea pueda difundirse en el mercado.