Hospitales que cuidan la salud del planeta

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El Hospital Universitario Austral forma parte de la red mundial de Salud Sin Daño.

En la Argentina, varios centros de salud se sumaron a una red mundial que busca cambiar procesos con el fin de generar el mínimo impacto al ambiente.

Por Denise Destéfano Foto Gentileza Salud Sin Daño

Un hospital que se dedica a curar a los pacientes, pero, por otro lado, enferma a su entorno, es un contrasentido. Hay prácticas instaladas en el ámbito de la salud que, por falta de recursos o desconocimiento, afectan al planeta. Salud Sin Daño, una organización mundial cuyo objetivo es transformar el sector para que reduzca su huella ambiental, reunió la preocupación de profesionales e instituciones, y creó la Red Global de Hospitales Verdes y Saludables.
“El cuidado ambiental en la Argentina viene atrasado en lo relativo a la gestión, a las normas y también a lo cultural”, expresa a Convivimos Antonella Risso, coordinadora técnica de proyectos de Salud Sin Daño para América Latina.
“En 2014 Chile creó el cargo de gestor ambiental. En Colombia todos los hospitales tienen un ingeniero ambiental. Acá no les exigimos mucho a los hospitales, menos, a los del sector público”, resume y concluye: “Todo lo que viene pasando es porque alguien lo está empujando y logró que lo escuchen, no tanto porque haya una política atrás”.

“La gestión ambiental en la Argentina viene atrasada a nivel gestión, de normas y también cultural”.
Antonella Risso

Para ser miembro de la red mundial, que existe desde 2011, es necesario que la institución se comprometa a cumplir dos de los diez objetivos planteados y reportar sus avances. Estos son: liderazgo, priorizando la salud ambiental; el reemplazo de sustancias químicas nocivas con alternativas más seguras; la reducción y disposición correcta de los residuos; la implementación de eficiencia energética y la generación de energías limpias; el suministro de agua potable y la reducción del consumo; mejorar la estrategia de transporte para pacientes y empleados; comprar alimentos saludables cultivados de manera sustentable; gestionar y disponer de productos farmacéuticos en forma segura; apoyar el diseño y la construcción de hospitales verdes y saludables; y comprar productos y materiales ecológicos.
Hoy la red está compuesta por 1160 miembros que representan los intereses de más de 36.000 hospitales y centros de salud en 55 países. A pesar de que la red en la Argentina tiene solo 43 participantes, aun así hay casos que vale la pena destacar.

BUENAS PRÁCTICAS
En 2008 el Hospital Austral de Buenos Aires dejó de comprar insumos con mercurio e inició su reemplazo gradual con dispositivos electrónicos de medición. Comenzó una campaña de concientización en el área de influencia del hospital y generó un ahorro relacionado con la pérdida y la rotura de termómetros. Este fue el primer paso en la eliminación de otras sustancias, como tolueno y PVC, y en la percepción de los empleados sobre riesgo químico y protección del ambiente.
En 2012 el Hospital Dr. Roque Sáenz Peña de Rosario se propuso reducir, tratar y disponer de manera segura los residuos. Ahora ahorran unos 25.000 dólares al año en el tratamiento especial de desechos, bajaron los residuos biocontaminados a la mitad gracias a normas de clasificación, disminuyeron los accidentes laborales por elementos cortopunzantes y crearon un grupo de gestión participativa para discutir estos temas.
El Hospital Italiano de Buenos Aires buscó generar un cambio de cultura organizacional de largo plazo en el que participen la comunidad y los trabajadores de hospitales. En la sede de San Justo, desde 2007 funciona un programa de promoción de huertas comunitarias en conjunto con la Universidad de Morón y el Programa ProHuerta del INTA, por el que cualquier persona puede sembrar lo que desee en una parcela de 70 metros por un año. Además, dan cursos sobre huerta orgánica, organizan reuniones mensuales de huerteros y hacen compost con los residuos orgánicos para abono.
El Hospital de Niños de la Santísima Trinidad de Córdoba reemplazó en 2012 las sustancias químicas nocivas con alternativas más seguras gracias a un mejor saneamiento y mantenimiento, controles mecánicos y biológicos, y otras prácticas como disminuir el ingreso de alimentos, reducir la cantidad de residuos y lograr un 50 por ciento menos de plagas en general.

SALUD VERDE EN CASA
La guía “Pequeños cuidados, por un mundo saludable” publicada por Salud Sin Daño, aconseja:
1. Los elementos del bebé (toallas húmedas, óleo calcáreo, etc.) no deben contener parabenos, un disruptor endócrino, ni bisfenol A (BPA). Evitar los plásticos o buscar los que tengan la etiqueta “BPA free”.
2. Los baberos, mordillos y juguetes no deben tener PVC y ftalatos, plomo (neurotóxico) y cadmio (nefrotóxico). Es preferible elegir los fabricados con materiales naturales (tejidos no sintéticos o madera). Si son de plástico, que estén confeccionados con polietileno (identificado con el número 5) o polipropileno (con el número 2).
3. Preferir los juguetes sin pilas ni baterías. Al desecharlas, contaminan el ambiente.
4. Lavar la ropa, sábanas y toallas nuevas antes de usarlas para eliminar el polvo y los químicos a los que están expuestas durante el proceso de fabricación.
5. En caso de piojos, lo mejor es el peine fino y la aplicación de infusiones naturales con hierbas.
6. Reemplazar los termómetros de mercurio con los digitales, los infrarrojos para la frente o los de oído. Cuando un termómetro se rompe, el mercurio líquido puede evaporarse y provocar intoxicación, y si se desecha, contamina el suelo y el agua.
7. Evitar la exposición al látex desde edades tempranas; por ejemplo, el de los globos. El alto nivel de este material en objetos de uso cotidiano y la contaminación de alimentos con proteínas de látex pueden hacer que algunas personas desarrollen alergia.
8. No aplicar repelente en niños menores de dos meses. Los repelentes para chicos no deben contener más de un 30 % de DEET. No usarlos debajo de la ropa ni rociar sobre la cara, heridas o piel irritada.

PIONEROS EN LA REGIÓN

Los miembros fundadores de la red en la Argentina son los primeros hospitales que abandonaron el mercurio allá por 2007, mucho antes que otros centros de salud en América Latina, impulsados por la organización Salud Sin Daño.
“El Hospital Italiano y el Austral tienen políticas ambientales superinteresantes que poca gente conoce. Cada año vamos viendo que hay más reportes, más avances, más hospitales comprometidos con el cambio climático o midiendo su huella de carbono”, asegura Risso, orgullosa.