Cabernet Franc, el tinto que faltaba

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El vino argentino sigue avanzando a pesar de que el consumo continúa cayendo. Y si bien la concentración de bodegas parece ganarle la pulseada a la atomización, la diversidad de etiquetas se mantiene como uno de los atractivos más importantes del vino. Como en otros rubros, las modas también impactan, pero hay vinos que las trascienden y llegaron para quedarse, como el Cabernet Franc, el vino que la mayoría de los enólogos argentinos elige para diferenciarse. Originario de Burdeos (Francia) como el Malbec, posee esos dejos herbales típicos de la uva que, cruzada con el SauvignonBlanc, dio vida al Cabernet Sauvignon. Es decir que su nobleza se encuentra fuera de discusión, aunque siempre estuvo a la sombra, aportando su frescura natural y taninos vibrantes a los blends más tradicionales. Hay menos de mil hectáreas de Cabernet Franc plantadas en la Argentina, suficiente para patear el tablero y asegurarse un futuro más protagónico. Son ideales para acompañar carnes asadas, porque el nervio de sus texturas ayuda a limpiar bien el paladar, sin ostentar mucha estructura. Podría decirse que en la copa está entre el Cabernet Sauvignon y el Malbec, porque posee los taninos del primero y la carnosidad del segundo, aunque es más herbal que frutal. Todavía suelen estar más marcados por el estilo del hacedor que por la zona, ya que no abundan tanto y sufren mucho el punto de cosecha. Eso explica que haya algunos más verdes y otros más maduros en sus expresiones.


TIPS

La vendimia es cada vez más importante en nuestro país, donde ya se elaboran vinos en 17 provincias. Y si bien cada región tiene sus microclimas y tipos de suelos delineados por la diversidad de sus paisajes, cada año deja su huella en los vinos. Desde 2013 no había una cosecha tan destacada como la de 2018; según el afamado flying-winemaker Michel Rolland, la mejor desde que elabora vinos argentinos (1988). Pero en el medio hubo años difíciles. En 2014 y 2015 El Niño empezó a causar estragos, y 2016 fue la cosecha más difícil y magra de las últimas décadas. Por suerte muchos agrónomos estaban preparados, y las consecuencias fueron menores, incluso salieron algunos vinos excepcionales. En 2017 llegó la calma, no se recuperó la cantidad histórica, pero se avanzó en calidad y sanidad. 2019 promete mucho, pero sobre todo consolidar a la vendimia como una de las fiestas populares más celebradas.
MINIGUÍA DE VINOS


Portillo
Pinot Noir
2018

Bodega Salentein
Valle de Uco

$170
88 puntos

Solo una bodega con viñedos propios y experiencia con el cepaje puede lograr un exponente joven y al alcance de muchos. Un tinto completo, que da mucho más de lo que pide, de aromas integrados que hablan de tipicidad. Refrescante y vivaz, de paso agradable y paladar envuelto, con esas notas de cerezas negras y especias tan características. Para sorprender en casa.

 

Chakana Nuna
Estate Bonarda
2018

Chakana
Agrelo, Luján de Cuyo

$280
88,5 puntos

Gabriel Bloise (enólogo) combina momentos de cosecha y realiza una vinificación solo en tanques de acero para lograr este vino biodinámico certificado. Joven y expresivo, de buen carácter, fresco y vertical, trago fluido y poco profundo, con un final de fruta negra fresca. Resulta refrescante y algo salvaje por sus texturas, y es ideal para acompañar carnes asadas.

 

Confiado ¡Negre!
Ancellotta – Tannat
2017

Séptima
Mendoza

$610
90 puntos

Segunda serie de la línea más innovadora de la bodega. Blend original de dos uvas con potencia; Ancellotta (60%) de Maipú y Tannat (40%) de Agrelo. De aspecto intenso y profundo, como su nombre lo indica, aromas densos pero frescos y un ímpetu frutal propio. Jugoso, refrescante y especiado, llena la boca con intención, y se nota que tiene más vida por delante.