Limpieza económica

0
41

Florencia Servera

Ilustración: Lucas Di Pascuale

Lic. en Enseñanzas de las Ciencias, profesora de Química. Autora de libros de la colección Ciencia que ladra, Siglo XXI Editores.

 

Típico comercial de productos de limpieza: una señora se desespera al observar la suciedad que quedó en su casa luego de un cumpleaños. Cuando cree que todo está perdido y se pregunta quién podrá defenderla, aparece su salvador con una botellita que es capaz de solucionar todos los problemas del universo con una sola pasada de franela. Ahora bien, ¿se las podría haber arreglado con lo que tenía en su casa, sin gastar dinero? Lo más probable es que sí. Veamos algunos ejemplos.

Para dejar relucientes los vidrios y los espejos, una solución económica consiste en pasarles un trapo con vinagre de alcohol. El responsable del poder limpiador es el ácido acético que le confiere su sabor característico. Los ácidos son útiles para desprender el sarro de las superficies, porque cuando se combinan con las sales que los componen se forman sustancias solubles en agua que después de unos minutos se desprenden con facilidad. En el caso de los grifos, es recomendable envolverlos con un trapo embebido en vinagre y dejar actuar un buen rato. Si la mesada que está debajo de ellos es de mármol, conviene colocar a su alrededor un trapo seco. De lo contrario, se corre el riesgo de que el vinagre gotee, deteriore el carbonato de calcio que la compone y que quede una marca blanca que no se quitará ni con el limpiador más potente. En caso de que una pava contenga bastante sarro, puede aplicarse el mismo truco. Si se vierte vinagre en su interior, al cabo de unas horas se despegará. El proceso puede acelerarse si se la lleva al fuego, porque la reacción ocurre más rápido.

El bicarbonato de sodio y la sal también pueden ser buenos aliados en la limpieza a la hora de pulir superficies como cocinas o mesadas. Basta con agregarles un poco de agua, hacer una pasta espesa y pasarla con un trapo o cepillo. La explicación es simple: sus cristales funcionan como abrasivos que sirven para arrastrar las incrustaciones. Otro dato: el bicabonato de sodio se desperdicia menos que la sal cuando se le da este uso porque es muy poco soluble en agua.

Si prueban el truco y les sobra algo de la pasta de agua y bicarbonato, ni se les ocurra tirarla. Colóquenla en un recipiente pequeño y déjenla en el estante superior de la heladera. Su función será contribuir a que no haya malos olores en ella, porque las moléculas que la aromatizan se unirán a la superficie de los cristales.

A la hora de lustrar los muebles de madera, otra opción económica es hacer una mezcla de vaselina líquida y una esencia que la perfume. Dado que la vaselina está formada por una mezcla de hidrocarburos insolubles en agua, se adhiere sobre su superficie y la deja brillante y resbalosa.

Como verán, la limpieza de la casa no tiene por qué ser costosa. Basta con conocer las propiedades de las sustancias químicas y utilizarlas como reactivos en un laboratorio. Después de todo, limpiar no es más que hacer disoluciones, provocar reacciones químicas y sacar provecho de las fuerzas de atracción y de repulsión que se producen entre las moléculas. Pura química.

[email protected]