Dos docentes argentinos entre los mejores del mundo

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Son argentinos y sus nombres figuran entre los mejores del mundo. Martín Salvetti y María Cristina Gómez fueron galardonados con el Global Teacher Prize, que valora la innovación educativa y el impacto de los maestros en el aula y la comunidad.

Por Viviana Lorente Fotos Gentileza Martín Salvetti y María Cristina Gómez

Si uno piensa que puede hacer esto solo, es un kamikaze. En esto hay respaldo de un equipo directivo que te permite desarrollar las actividades y también hay un grupo de compañeros de trabajo para poder hacerlas”, le dice a Convivimos Martín Salvetti, jefe del Área Automotores y responsable de Formación Profesional para Adultos en la Escuela Técnica N° 5 “2 de Abril”, de la localidad de Temperley, en Buenos Aires. Su nombre apareció en medios nacionales e internacionales por ser considerado uno de los diez mejores docentes del mundo por la Fundación Varkey, que otorga cada año el Global Teacher Prize, más conocido como “el Nobel de la educación”.
María Cristina Gómez, profesora de Historia, Formación Ética, Ciudadanía y Sociología en las escuelas Santa Margarita y El Ceibo de la ciudad de Rosario –considerada entre las 50 mejores docentes del mundo–, suma su visión sobre qué posibilitó el desarrollo de su trabajo en el aula: “Lo más importante es la libertad, si los directivos te dan libertad, uno puede ir haciendo; y cuando no se puede continuar por alguna circunstancia ajena a nosotros, yo me voy reciclando a otras cuestiones que puedan ser posibles”.

“Siempre que un chico muestra un interés o tiene una iniciativa, trato de no perderlo”.
Martín Salvetti

Los dos docentes fueron elegidos entre 10.000 nominaciones y candidaturas de 179 países.
El premio que otorga la Fundación Varkey, cuya sede principal se encuentra en Londres, Inglaterra, busca reconocer socialmente la labor que realizan los maestros en clase, pero también el impacto que su tarea genera en la comunidad de la que forman parte. Si bien el galardón quedó en manos del keniata Peter Tabichi, existen algunas claves que permiten conocer por qué estos docentes argentinos fueron considerados entre los mejores del planeta.

Martín Salvetti con alumnos en el estudio de Radio La Cinco.

RADIO Y CARROS
Martín, que fue alumno, preceptor y desde hace 25 años docente de la misma escuela, cuenta: “Siempre que un chico muestra un interés o tiene una iniciativa, trato de no perderlo, porque creo que eso es lo que me llevó a estar entre los diez mejores maestros del mundo. Trato de descubrir qué interés tiene el chico, qué es lo que le llama la atención para poder transmitírselo”. Salvetti destaca, además, la importancia de que los chicos puedan interrelacionar los conceptos de todas las materias.
Estas condiciones están presentes en los dos proyectos que el profesor lleva adelante en la escuela y por los que ganó notoriedad: Radio La Cinco y la iniciativa Carro por Caballo. “Con la radio arrancamos en el 2001 con la crisis económica que vivía el país. Los chicos no venían a la escuela, y necesitábamos desarrollar estrategias innovadoras para que asistieran”, recuerda. Personalidades de la cultura, la política y el deporte pasaron por allí. Para armar los programas, los chicos aprendieron a buscar información, a hablar en radio y a manejar consolas de sonido, entre otras cosas.
Salvetti cuenta cómo trabajaron uno de los temas: “La investigación del agua potable surgió porque teníamos un alumno con plomo en sangre. Entonces fuimos a todos los arroyos de la zona a sacar agua con unos frasquitos que después los chicos llevaron al laboratorio de Química. Allí, con la profesora, hicieron los análisis para ver si era potable, y ahí transformaron el contenido. Esa investigación nos llevó a participar en el Foro Hídrico de Lomas de Zamora”.
La iniciativa Carro por Caballo, por su parte, fue el resultado de una acción que la escuela articuló con la Municipalidad de Lomas de Zamora. “Luego de dos años, las motos que se incautan pasan a ser propiedad del municipio. Entonces, en la escuela implementamos un taller de mecánica donde los chicos ensamblan carros a las motos y también aprenden herrería y soldadura. Luego se devuelven las moto-carros al municipio para que se las entreguen a las cooperativas de cartoneros o las cambien por caballos para evitar la tracción a sangre”, explica el docente.
En ambos proyectos se suma la enseñanza de valores. En la radio, por ejemplo, “la valía de la palabra, el derecho del chico a decir lo que siente, la importancia de trabajar en equipo y de preocuparse por lo que le está pasando al compañero”. En el taller, se resalta lo fundamental de la relación con la comunidad. “Los chicos están colaborando con sus manos para dar una solución laboral al medioambiente y al cuidado animal”, señala Salvetti.

ENTRE CELULARES Y LIBROS
Para María Cristina Gómez, una de las claves en la enseñanza es poder sostener los programas a lo largo del tiempo y mantener siempre la “pasión” en lo que se haga. Ese sentimiento, reconoce, es el que la lleva a buscar el patrocinio de fundaciones o empresas que apoyen su trabajo en el aula. “Si la educación le importa a la sociedad, que se traduzca en hechos”, afirma.
La docente que volvió a Rosario hace siete años y comenzó a trabajar en el colegio Santa Margarita dice que la realidad social del barrio había cambiado durante el tiempo que estuvo afuera. “El contexto era otro, pero el desafío está en eso. Por eso digo que el docente tiene que estar en el lugar más difícil, porque se supone que uno posee más recursos para atender a la vulnerabilidad”, destaca.
María Cristina explica cómo implementó su trabajo en el aula: “Desarrollé una web que empezó como blog (profecristinablog.com). La creación de esa página fue a instancias de ver que mis alumnos no tenían libros, no compraban apuntes. Para mejorar esa situación, generé varias campañas de recolección de libros en las que la comunidad me ayudó muchísimo, pero eso no bastaba. Mi objetivo era un libro para cada chico. Después, teníamos el problema de los celulares, que eran muy disruptivos en el aula… Entonces, un verano dije: ‘Vamos a resolver los dos problemas’, y decidí subir contenidos al blog y empezar a trabajar con los celulares en la clase, utilizando la modalidad flipped classroom o aula invertida. Esta propone el trabajo presencial y virtual al mismo tiempo. Así, el celular ya no era un problema, sino una solución, una herramienta interesante y, para ellos, muy motivadora”.

“Lo más importante es la libertad, si los directivos te dan libertad, uno puede ir haciendo”.
María Cristina Gómez

La profesora detalla, además, que el contenido puede ser propuesto por los alumnos cuando se les despierta algún interés. Surgió así una sección en el blog llamada “Arte Urbano”. “Les daba mucha curiosidad la existencia de unas casas imponentes cuando aparentemente el barrio es de una zona más deprimida. Eso trajo a cuento un trabajo sobre Casa Arijón –casona que perteneció a un empresario rosarino hacia finales del siglo XIX–, y se desarrolló tanto la parte artística como histórica. El reconocimiento en terreno de lo que es una casa del barrio fue muy rico; eso tiene un plus que no solo te lo da un libro de texto”.

LO QUE HAY, LO QUE FALTA
A la hora de evaluar las experiencias exitosas llevadas adelante en muchas escuelas del país, María Cristina expresa que “aún falta que las estructuras educativas se aggiornen, que permitan que más docentes se animen y que todas estas experiencias puedan ser replicadas y sistematizadas por el sistema”. A su vez, Martín reflexiona: “Se necesita del Estado, del gobierno, de los funcionarios públicos; ese es el apoyo más importante”.
“Nosotros no somos genios de nada”, afirma Héctor De Luca, director desde hace 26 años de la escuela de Temperley, cuando le preguntan qué fue lo que permitió que las experiencias que se llevan adelante en su institución fueran reconocidas a nivel mundial. “Nosotros –aclara– somos simples trabajadores de la educación que tenemos un objetivo claro, que son los chicos, y un norte definido, que es la contención de ellos dentro de la escuela. Con esas dos variables presentes en todo el trabajo docente que hacemos cotidianamente, cualquier proyecto grande o pequeño no puede no funcionar, porque los pibes son los que los hacen funcionar”.