Pasaporte de Lecturas

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“Pasaporte de Lecturas” es la materialización de un sueño, el del encuentro con la literatura desde un lugar de juego y de placer. Lo lograron los docentes y los chicos de la Escuela Pública “Sara Bartfeld Rietti”, de General Lagos, en Santa Fe.

Fotos: Gentileza Javier García Alfaro

A solo 20 kilómetros de Rosario, Santa Fe, se encuentra la localidad de General Lagos, lugar donde habitan 4 mil personas y donde, en 2021, abrió sus puertas la Escuela Pública “Sara Bartfeld Rietti”, nombre que refiere a la primera mujer química nuclear de la República Argentina. La institución depende de la Universidad Nacional de Rosario (UNR) y se ubica en el Polo Educativo para el Desarrollo y la Innovación de la zona. 

Allí, en esa pequeña localidad del interior, Gastón Daix, coordinador del área de Lengua y Literatura de la escuela, propuso junto a su equipo abordar la literatura desde un lugar de juego y de placer para que el alumnado sienta motivación al relacionarse con un libro. Junto con sus compañeros, crearon el proyecto “Itinerarios de Lectura”, que arrancó en 2022 apuntado a primer año de la secundaria. 

Así nació “Pasaporte de Lecturas”, un dispositivo cuya idea se basa en la del laboratorio lectural de la Science Research Association de Chicago y que luego fue aplicado en escuelas austríacas. “La materializamos en una libretita con las dimensiones de un pasaporte que tiene distintas zonas”, explica Daix, y agrega que “el instrumento funciona como una metáfora de la ciudadanía y de la literatura, como un medio para acceder a otros espacios conocidos o desconocidos pero que son distintos a los que habitamos en la vida cotidiana”. 

Para Daix era importante que la propuesta fuera atractiva y lúdica, y que se moviera entre los límites de lo escolar y lo extraescolar. En este último aspecto, los chicos y las chicas deben elegir un texto y abordarlo en la casa, pero deben llegar al aula y compartir sus comentarios y críticas sobre lo que han leído. 

El pasaporte tiene distintos espacios, uno es para la presentación de cada estudiante, que corresponde al formato más tradicional donde ponen el nombre y hay recuadro para pegar una foto o bien hacer un dibujo, y luego se desvía hacia lo lúdico, donde tienen que completar con el color que les gusta, un número que les quede cómodo o mencionar un olor que les desagrade. “Son cuestiones para descontracturar y mostrar que ese es un espacio de pertenencia y de identificación”, sostiene el docente. 

Luego viene la parte donde se registra lo que se está leyendo y se completa con el nombre del autor o la autora, el título de la obra y el año de publicación, y se deben marcar entre una y cinco estrellas para evaluar qué opinión se tiene del libro. Incluso los alumnos deben señalar si no lo han leído completo y luego compartir por qué lo abandonaron. Toda esta información también forma parte de la experiencia de lectura, y el abandono de un texto no se toma como tarea no completada, sino que impulsa a los chicos a reflexionar sobre el motivo por el cual no se conectó con esa lectura. 

Por último, hay una página donde anotan sus observaciones. “Les pedimos que registren sus impresiones de la manera más precisa posible, lo que no les gustó y si se lo recomendarían a alguien. Es como una especie de ayuda memoria que después, efectivamente, les sirve de base para la exposición oral que en algún momento hacemos con distintos formatos en el curso”, apunta el profesor. 

“El instrumento funciona como una metáfora de la ciudadanía y de la literatura”.
Gastón Daix

Por ejemplo Guadalupe, que atravesó la experiencia, explica que con el pasaporte descubrió que le gustan los libros de ficción y recomendaría Sophie en los cielos de París, de la escritora inglesa Katherine Rundell. 

Por su parte, Mateo cree que el pasaporte es una idea innovadora y recomienda leer El Eternauta, la reconocida historieta argentina de ciencia ficción que fue creada por Héctor Germán Oesterheld y Francisco Solano López y que llegará pronto al formato serie, de la mano de Netflix. 

Respecto de la selección de los textos, los alumnos reciben un listado de autores nacionales, regionales e internacionales de distintas épocas. Además, desde la escuela se busca el equilibrio de género. “No queremos que sea un canon totalmente masculino, lo que es un gran desafío cuando uno se pone a buscar autores clásicos, y también aprovechamos eso para problematizar en clase”, acota Daix. 

Otra de las características que tienen en cuenta los docentes para la selección de textos es su extensión. En la lista hay textos de ciencia ficción, de realismo, sobre el aprendizaje del paso de la adolescencia a la adultez, pero también hay textos que interesan a los chicos, como la novela gráfica Heartstopper, de la escritora británica Alice Oseman. 

“Hay cuestiones con las elecciones que implican una decisión, de tomar partido sobre lo que quieren mostrar y lo que no –dice Daix–. Elegir textos como Heartstopper supone un condicionamiento con relación a la identidad, al género, al deseo. En un espacio escolar es una apuesta de visibilidad muy potente para un adolescente”.

Martín, otro de los estudiantes, cuenta que con el “Pasaporte de Lecturas” se dio cuenta de que le gustaba leer y es uno de los que recomienda Heartstopper. Otra chica llamada también Guadalupe dice que gracias al pasaporte descubrió que le gustan las novelas; y Valentina disfruta del género romance y recomienda Antes de diciembre, porque es un libro “con muchas emociones bonitas”. 

A la hora de hablar sobre el impacto del proyecto, el profesor reconoce que han logrado desarrollar la escucha, el respeto por los turnos de habla y prestar atención. Además, “se logra calma” durante el intercambio en círculo, señala Gastón, algo que explica no se condice con el resto de las clases. 

Otro de los resultados positivos es que 14 estudiantes se sumaron al Concurso Intercolegial de Cuento y Poesía destinado a estudiantes de escuelas preuniversitarias de la UNR, y una de las chicas ganó el primer premio en la categoría Poesía y otra salió en tercer lugar en la categoría Cuento.

“Pueden reconocer que eso que leen no es un arte sacro e improfanable”.
Gastón Daix

“Esto impacta, porque pueden reconocer que eso que leen y que pueden intervenir con la palabra no es un arte sacro e improfanable, sino que tienen el derecho y la posibilidad de probar, escribir, ensayar y trabajar sobre eso”, dice con orgullo Daix. Resalta además que “lo que llama la atención es que por los perfiles que construye esta escuela, uno puede suponer que no tienen interés en este tipo de práctica de lectura y escritura”. 

La escuela “Sara Bartfeld Rietti” tiene dos orientaciones por el momento: Técnico en Informática Profesional y Personal, y Técnico en Procesos Industriales. También está proyectado abrir una tercera propuesta orientada a trabajar sobre la inteligencia artificial y las tecnologías 4.0.

PREMIO VIVALECTURA

El proyecto coordinado por Daix ganó el segundo premio Vivalectura 2023 de un total de 488 proyectos presentados de todo el país. 

El certamen es una iniciativa del Ministerio de Educación de la Nación, a través del Plan Nacional de Lecturas, que coordina la Organización de Estados Iberoamericanos para la Educación, la Ciencia y la Cultura (OEI), con el objetivo de promover la lectura. 

Gracias al premio monetario obtenido, en la escuela “Sara Bartfeld Rietti” pudieron adquirir algunos libros. Al ser una institución nueva, aún cursan en edificios prestados por otras instituciones, por lo que no tienen biblioteca propia, paradójicamente. En la localidad donde está radicada esta escuela tampoco existe una biblioteca popular con préstamo a domicilio, con lo cual no hay otra alternativa más que la adquisición del libro o la lectura en pantalla. 

Y es ahí donde Daix afirma a Convivimos que la tecnología llegó para quedarse y hay que saber aprovecharla. “Lo positivo de la tecnología es el acceso, porque el costo del formato papel es privativo, es un privilegio de clase, es muy difícil acceder a un libro impreso”. Para Daix, la tecnología “no es una barrera”, sino más bien una herramienta que mitiga en alguna medida la desigualdad.