Florencia Bonsegundo: La de los goles históricos

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Fue una de las protagonistas del, hasta ahora, mejor mundial en la historia del fútbol femenino argentino. A fin de mes inicia un nuevo sueño, en el que aspira a superar lo de 2019.

Foto: Stefi León

Minuto 91:25 en el Parc des Princes de París. La remontada de la Argentina, que caía 3-0 contra Escocia y se puso 3-2 a poco del final, se estrella contra las manos de la arquera Lee Alexander. Florencia Bonsegundo, una de las figuras del equipo, clave en el segundo gol, solo quiere que todo termine. El penal errado es una pesadilla que, aunque recién empieza, ya le resulta intolerable. Pero, a instancias del VAR, se determina que la escocesa se adelantó y el penal debe volver a ejecutarse.

Bonsegundo toma la pelota otra vez. En el primer intento, repetía en su cabeza “Lo voy a errar”. Ahora sucede lo contrario: está convencida de que todo saldrá bien. Exactamente dos minutos después de su malogrado intento inicial, convierte un gol histórico para la Argentina, que suma así dos puntos en un mundial, algo nunca conseguido.

Esos dos minutos de emociones contrapuestas e intensas resumen el recorrido de una jugadora que, desde que comenzó a patear una pelota junto a su hermano siete años mayor, en el patio de su casa de Morteros, en la provincia de Córdoba, vivió experiencias de todo tipo. Vio crecer su deporte al mismo tiempo que ella misma maduró y se erigió como referente. Durmió en un colectivo junto al resto del seleccionado nacional, protestó por ello, fue borrada luego de aquel mundial consagratorio por reclamar un mejor proyecto deportivo y regresó a tiempo para darle la clasificación a la siguiente copa del mundo. “Vivimos dos realidades muy diferentes en pocos años. Me siento parte de ese crecimiento, de ese cambio. He luchado muchísimo por eso y no puedo estar más orgullosa. Los logros personales pasan a segundo plano. Nosotras siempre fuimos por el crecimiento del fútbol femenino argentino. Es increíble cómo cambió todo, y todavía falta un montón. Hoy una nena de quince años nos tiene como referentes. Eso antes no pasaba”, cuenta.

  • Tanto en cuestiones estructurales como en las deportivas fuiste de las caras visibles de los reclamos.

Sí, me tocó ser parte y estar desafectada dos años de la selección. No me arrepiento de nada, aunque dolió y va a seguir doliendo, porque fueron dos años en los que yo competía en la elite, me encontraba en mi mejor nivel y no podía estar con mis compañeras. Esta vuelta fue como debutar otra vez en la selección, me sentía la Flor de 17 años que comenzó todo. Hay niñas que te ven, que te piden una foto, un autógrafo. Eso a nosotras nos llena muchísimo. Vemos ese cambio, y ser parte de eso es increíble.

En su casa el género nunca fue un límite para la elección de actividades. Ella jugó siempre al fútbol, y su hermano Joaquín, dos años menor, se dedicó al patín artístico. Solo puertas afuera se hizo presente aquello de los “deportes invertidos”, que pesó sobre todo en Joaquín. “Él empezó de más grande, a los ocho o nueve años. Le costó más, porque en el colegio los compañeros lo veían diferente, les llamaba la atención que hiciera patín. A mí me pasaba que, cuando íbamos a competir a otros pueblos, se reunían los padres del equipo rival a protestar por mi inclusión. He pasado situaciones muy feas, pero sintiendo la contención de mi entrenador, que siempre se plantó en que retiraría al equipo si no me dejaban jugar”, relata.

  • ¿Qué pensabas mientras pasaba todo eso?

Yo era una niña, a esa edad solo quería jugar. Me quedaba con mis viejos o mis compañeros. Mucho no me venían a decir, yo me fui enterando de lo que pasaba cuando fui creciendo. Siempre estaba con la pelota bajo el brazo, y no me importaba nada. Me ha tocado ir a torneos, quedar afuera y alentar. De grande me di cuenta de que crecí con eso y me hice fuerte. Hoy, cuando veo que no dejan jugar a una nena, soy la primera en protestar.

En torneos informales la descubrieron los seleccionadores de la sub-17. Es parte de la selección desde entonces, con sus idas y vueltas: pasó por Huracán y abandonó el fútbol, tuvo una segunda oportunidad en UAI Urquiza, donde fue campeona y pegó el salto hacia Europa, se convirtió en profesional y se consolidó como una figura de la liga española y la selección. En la última Copa América, de nuevo sobre el final, fue la autora del gol que permitió pasar al frente contra Paraguay y asegurar la plaza al mundial que comienza este mes.

“Tuve un poco de suerte de que justo yo hiciera esos goles tan claves. Me pone contenta poder ayudar de esa manera. Lo más importante fue lo que se consiguió. Fuimos alcanzando cosas que nunca se habían logrado. Ojalá que la Argentina aspire cada vez a un poquito más”, finaliza. 

AUSTRALIA – NUEVA ZELANDA

El lunes 24, la Argentina debutará en el mundial contra Italia; el viernes 28 jugará contra Sudáfrica, y cerrará la fase de grupos contra Suecia el miércoles 2 de agosto.

“El objetivo es ganar el primer partido en un mundial, algo que nunca se logró. Van a ser tres partidos durísimos, pero creemos que en los dos primeros podemos buscar una diferencia. Italia es un equipo aguerrido, como nosotras, pero con un juego más directo. Va a ser un partido interesante. Sudáfrica tiene una velocidad y una potencia que nosotras no tenemos, pero nuestro juego asociado puede suplir eso. Y Suecia es top cinco a nivel mundial, es el más fuerte. Aunque en 2019 les dimos pelea a Japón e Inglaterra…”, analiza Bonsegundo.