Al fútbol se juega con el corazón

0
74

La oscuridad, más que una carga, es para ellos un mundo de oportunidades por descubrir. Los planteles masculino y femenino del seleccionado de fútbol para ciegos se consagraron en sus respectivos mundiales.

Desde el Mundial ganado por la selección masculina mayor de fútbol en Qatar, en diciembre de 2022, el siguiente meme acompaña cada nuevo logro, deportivo o no, de un argentino a nivel internacional: un gatito gris con un gorro tipo arlequín celeste y blanco, editado sin demasiado cuidado al detalle. El texto que remata la imagen es “I wake up, there is another coronación de gloria”.

El lunes 21 de agosto de 2023, el gatito celebró en redes sociales el Mundial obtenido en Birmingham por la selección femenina de fútbol para ciegas; solo cuatro días más tarde, se repitió el ciclo glorioso: esta vez, fue el combinado masculino el que se coronó en Inglaterra.

Aunque ambos equipos llegaron a lo más alto del mundo durante la misma semana y en la misma ciudad (fueron parte de los Juegos Mundiales de la Federación Internacional de Deportes para Ciegos, IBSA), los caminos recorridos son completamente distintos. El seleccionado masculino, Los Murciélagos, es una marca registrada del deporte nacional, con un rico historial que incluye títulos mundiales y medallas olímpicas. Las Murciélagas, en cambio, heredaron el apodo y disputaron el primer Mundial para futbolistas ciegas de la historia.

ELLAS 

En 2012, dos chicas ciegas se acercaron a Gonzalo Abbas, exarquero de Los Murciélagos durante casi una década, y le dijeron que tenían ganas de jugar al fútbol. Así nacieron Las Guerreras, el primer equipo femenino del mundo integrado por jugadoras ciegas. Nueve años después, a fines de 2021, el proyecto de Abbas fue el elegido por la Federación Argentina de Deportes para Ciegos (FADEC) para llevar adelante el seleccionado, ya con el primer Mundial de la disciplina en el horizonte, luego de no haberse podido realizar durante la pandemia.

Para armar un seleccionado, el cuerpo técnico primero observó a las jugadoras de los cinco equipos que integran la liga argentina (así y todo, es la liga más nutrida del mundo). Pero hacía falta más, así que se organizó una serie de campus en distintas provincias del país para atraer a más chicas al deporte. De ese modo llegó, entre otras, Guillermina Corrales, una de las diez que se colgaron la medalla dorada en el pecho.

Ella jugaba al fútbol en La Pampa, cada vez con menos entusiasmo por la falta de competencia. “Éramos dos chicas, a veces tres. Lo máximo a lo que llegamos fue a cuatro. No podíamos armar un equipo”, recuerda. Justo en ese momento, el campus de la selección llegó a la provincia, la vieron jugar y la invitaron a su primera concentración. En un año y medio pasó de querer abandonar la actividad a ser campeona del mundo: “Lo pienso ahora y me emociono. Cuando dieron la lista para el Mundial y escuché mi nombre, no podía parar de llorar”.

La capitana del equipo, Gracia Sosa, juega al fútbol desde chiquita en los recreos del colegio. Canalizó su talento deportivo en el atletismo, llegó a los Juegos Paralímpicos y ganó una medalla de bronce en los Juegos Parapanamericanos. Una vez que se conformaron Las Guerreras, Abbas intentó dos veces tentarla con volver al fútbol, pero todavía la competencia era escasa y el atletismo ofrecía más oportunidades de desarrollo. En 2016, fue ella quien pidió sumarse al equipo. “Desde ese momento, insistí con que armáramos la selección. Los varones competían y quería que nos pasara lo mismo”, relata. Quedará para siempre el golazo que le convirtió a Alemania, gambeteando rivales casi desde el área propia. Así lo recuerda: “Fue todo muy rápido, no pensé que había sido un golazo así. Me contaron que se cayeron dos rivales y me sorprendió. Yo lo que buscaba era alejarme del lateral donde estaba el técnico de ellas, que gritaba muy fuerte y me estaba aturdiendo. En cuanto se calló, escuché al guía, Marcelo González, que dijo ‘¡Pego!’, y pateé al arco. Lo grité como si fuese el último gol de mi vida”.

Agustina Medina Páez es, junto a las arqueras, la única con visión en el equipo. Nació con distrofia corneal congénita, una enfermedad degenerativa que la obliga a moverse por la vida con anteojos y bastón verde. No sabía siquiera de la existencia del fútbol para ciegos cuando una amiga la invitó a probar. Con el antifaz reglamentario, experimentó la oscuridad total. “Me costó sacarme la sensación de vértigo que me generó. Fue como si estuviera por caer en un abismo a cada paso. Es un impacto cuando te ciegan por completo, aunque estés habituada a no ver bien”, explica.

Con 18 años cumplidos durante la competencia, es la más joven entre las campeonas del mundo, y un ejemplo de que lo más importante que el grupo consiguió en Birmingham no fue la medalla dorada: “El deporte te dignifica y te forma. Muchas personas con discapacidad viven su infancia encerradas o sobreprotegidas. Yo era una persona muy tímida, y ahora tengo un grupo de amigas fuerte, puedo sentarme y socializar con quien sea que tenga al lado. Me hice amiga de chicas de mi edad de la selección de Suecia, por ejemplo”, cuenta.

En la final, comenzaron perdiendo contra Japón, pero en el segundo tiempo dos goles de Yohana Aguilar, el segundo un penal agónico, dieron vuelta el partido.

ELLOS 

El fútbol masculino para ciegos tiene una larga trayectoria en el país y en el mundo. En la Argentina se juega desde la década del 80, y la selección existe desde 1991. Ya con el apodo de Los Murciélagos, se consagró tres veces campeona del mundo (tuvo también cuatro subcampeonatos), ganó dos medallas de plata y dos de bronce en los Juegos Paralímpicos, y acaba de conseguir el bronce en los Juegos Parapanamericanos. La liga nacional cuenta con más de veinte equipos y una estructura mucho más afianzada que la femenina.

Aun así, el Mundial fue esquivo durante 17 años: hasta este agosto en Birmingham, el título obtenido como local en 2006 era el último oro argentino en la competencia. Los años de frustraciones comenzaban a pesar y este nuevo título representó a la vez una alegría y un desahogo.

En 2006, Ángel Deldó perdió por completo la visión, luego de una enfermedad que acarreaba desde su nacimiento. Por el éxito mundial de Los Murciélagos, al año siguiente se creó la Asociación Chaqueña de Deportistas Ciegos, con el fútbol como disciplina estrella. Invitaron a Ángel a participar. Mientras asimilaba su nueva condición, se abrazó a esta oportunidad: “No tuve tiempo de deprimirme ni nada. Rápidamente encontré algo donde sostenerme y buscar lo que quería. Y no me bajé más”. Desde 2010 es parte del seleccionado y su experiencia le dio, entre otras cosas, la cinta de capitán.

Con la 10 en la espalda, pura desfachatez, Braian Pereyra fue una de las figuras. El bonaerense de Moreno perdió la vista en su adolescencia, justo cuando sus padres se estaban separando y la casa familiar era un caos. Para no sumar problemas, se guardó la oscuridad que comenzaba a tapar las imágenes que percibía: “Pensé que iba a tener que usar anteojos y listo. Pero fue un bastón”. El golpe fue duro y le costó asumirlo, hasta que el fútbol entró en escena. “Era chico, no conocía a nadie que fuera ciego. Con el deporte vi que hay una vida después de la ceguera. En la cancha somos ocho ciegos corriendo para todos lados. Después de vivir eso, ya no tenés miedo de salir a la calle”, grafica.

La final contra China fue muy disputada, al punto que no pudo definirse durante el tiempo regular y fue necesario desempatar por penales. La pelota definitiva, el penal más pesado de todos, quedó en los pies de Nahuel Heredia. El cordobés de lomo curtido, que sabe cómo reponerse de golpes y complicaciones, se hizo cargo sin titubear. Nahuel perdió la vista a los diez años, luego de una seguidilla fatal: lo operaron de la vista, poco después recibió una trompada en uno de sus ojos, y más adelante le tiraron cal, intentando hacerle una broma, en el otro.

Al Mundial llegó luego de algunas lesiones. El director técnico, Claudio Falco, lo esperó hasta último momento, y decidió convocarlo. Durante la competencia, Falco gestionó las cargas y exigencias, y los minutos de Nahuel en cancha escasearon. “Había quedado con ganas de jugar más, y tenía eso en la cabeza cuando agarré el penal. Sabía que en algún momento me iba a tocar ser importante para el grupo”. En el video del penal, se ve un latigazo furioso y velocísimo que impacta la pelota y no le da tiempo a nada al arquero. Tan veloz como el viaje de la pelota fue la corrida alocada de todo el equipo en el festejo. Para él, sin embargo, todo sucedió más lento, como debajo del agua, y tuvo tiempo para dudar de la trayectoria y el destino de la pelota más importante de su vida: “Pateo y siento que entra, pero no escuché que mi guía gritara el gol. Fueron unos segundos de incógnita, no sabía qué pasaba, hasta que mis compañeros y el público comenzaron a gritar”, relata.

Finalizados los mundiales, regresaron los contrastes: Los Murciélagos están clasificados a los Juegos Paralímpicos de París en 2024, donde buscarán el oro, el título que les falta; Las Murciélagas, en cambio, no tienen competencias en el horizonte y sueñan con que se cumpla la promesa de que la disciplina debute en los Paralímpicos de 2028, en Los Ángeles. 

El recorrido hacia el título

En el grupo B, Las Murciélagas les ganaron 3-0 a Alemania y 4-0 a India. Empataron en el último partido con Austria (0-0). En semifinales golearon 3-0 a Suecia y salieron campeonas contra Japón (2-1). La goleadora fue Yohana Aguilar. También son campeonas Elena Quinteros, Melody Azul Álvarez, Florencia Masansana, Micaela Segovia, Melisa Flores y María Constanza Carrizo. Acompañan a Gonzalo Abbas en el cuerpo técnico Sofía Sosa (preparadora física), Santiago Jugo (guía) y Nancy Cruz (asistente).

Los Murciélagos, por su parte, le ganaron 2-0 a Alemania en fase de grupos, instancia en la que dos 0-0 (ante Inglaterra y China) les permitieron clasificar. En cuartos de final, fue 1-0 a Italia. En semis, 3-1 a Colombia. La final dejó un nuevo empate sin goles contra China, y un 2-1 en los penales para sellar el título. Además de los mencionados en la nota, son campeones Germán Muleck, Froilán Padilla, Junior Fernández, Maximiliano Espinillo, Darío Lencina, Ignacio Oviedo y Matías Olivera. Junto a Claudio Falco, son parte del cuerpo técnico Agustín Rojas (asistente técnico principal y analista de videos), Marcelo González (guía), Alejandro Rocha (entrenador de arqueros), Lorenzo Ruiz (kinesiólogo), Gabriel Scaglione y Manuel Rebecchi (preparadores físicos).