Cómo prevenir el fotoenvejecimiento

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Algunas arrugas y manchas en la piel pueden no deberse al envejecimiento natural, sino al daño producido por el sol. Cómo protegerse para mantener una piel sana.

Al envejecer, se producen cambios naturales y esperables en el cuerpo. Sin embargo, algunos de los cambios que experimenta la piel no responden a la edad, sino a otros factores como el fotoenvejecimiento, es decir, el daño que se produce en la piel por la exposición a la luz solar.

Sus principales causantes son los rayos ultravioleta y los rayos infrarrojos emitidos por el sol. Para entender este proceso, primero hay que saber que la piel se compone de tres capas: la epidermis (capa externa), la dermis (capa intermedia) y la hipodermis o tejido subcutáneo (capa profunda). 

Los rayos ultravioleta están compuestos por ondas UVA y UVB. Cuando los rayos UVA, que son más cortos, llegan a la piel, las células que contienen pigmento (melanocitos) luchan por producir melanina y depositarla en la epidermis. “Este proceso, que le da un bronceado a la piel, es en realidad una reacción de defensa para que la radiación no penetre más allá de la epidermis”, explica la dermatóloga María Eugenia Aguirre. “Estos rayos son los responsables también de las quemaduras solares”, agrega.

La dermis o capa intermedia contiene colágeno, elastina y otras fibras que dan a la piel un aspecto liso y juvenil. “Los rayos UVA, más largos, penetran profundamente en la dermis, donde se produce el daño a las fibras de colágeno y elastina, cuya principal función es mantener la firmeza y estabilidad de la piel”, afirma la doctora Aguirre. “Este daño provoca un aumento anormal de producción de elastina, lo cual a su vez hace que las enzimas que reconstruyen el colágeno dañado funcionen incorrectamente. Como este proceso se repite con la exposición diaria al sol, la piel reconstruida incorrectamente forma arrugas y le da un aspecto envejecido”, agrega.

“El 90 por ciento de los cánceres de piel son producidos por el sol, por eso es fundamental la fotoprotección”.
María Eugenia Aguirre

“Los rayos infrarrojos tal vez son los más peligrosos porque no aumentan la sensación de calor y por ello no se perciben con facilidad. Penetran hasta la hipodermis y también provocan daño en la elasticidad y firmeza. Son los responsables de la insolación y de los golpes de calor. Al elevar la temperatura interna, provocan un estrés térmico que afecta a las células e incrementa el número y la acción de los radicales libres, causantes del envejecimiento. Además, potencian el daño que genera la radiación ultravioleta”, agrega la especialista.

No solo hay que cuidarse del sol por un tema estético. “El 90 por ciento de los cánceres de piel son producidos por el sol, por eso es fundamental la fotoprotección”, advierte la doctora Aguirre.

CÓMO PROTEGERSE

La mejor manera de luchar contra el fotoenvejecimiento es la prevención. La primera medida es reducir la exposición solar: hay que evitar estar bajo el sol directo en las horas centrales del día (entre las doce del mediodía y las cuatro de la tarde). 

Fuera de este horario, se deben usar protectores solares. Sin embargo, no todos tienen la misma efectividad. Los filtros habituales de los protectores sirven para disminuir el efecto de los rayos ultravioleta pero no de los infrarrojos. 

En los últimos años, surgieron algunos productos con antioxidantes, que podrían atenuar la acción de las emisiones infrarrojas. Aunque depende del tipo de piel, es mejor elegir los que tengan un factor de protección mayor a 30. La manera correcta de utilizarlos es ponérselos media hora antes de tomar sol y reaplicarlos cada dos horas y tras el baño.

Sin embargo, no son suficiente protección durante las 24 horas. “Más allá de los productos fotoprotectores, hay que saber que sombrillas, toldos y árboles no protegen totalmente contra la radiación solar. Por eso, hay que cubrir el cuerpo y la cabeza con ropa holgada y un sombrero. También, resguardar aquellas zonas del cuerpo que se suelen olvidar, como los pies y las orejas. Para evitar los daños oculares, es conveniente anteojos con protección del 100 por ciento frente a los rayos UV”, afirma la doctora Aguirre.

Además, es fundamental cuidarse todo el año. Como indica la doctora, “aunque en verano hay más horas de luz y aumentan los niveles de radiación solar, el sol incide sobre la piel los 365 días del año, incluso en invierno y cuando está nublado”. 

Por último, una dieta sana siempre ayuda. Los antioxidantes de las frutas y verduras que contienen vitaminas E y C refuerzan las defensas naturales de nuestra piel. 

LAS PANTALLAS DIGITALES

La luz de teléfonos celulares, televisores y computadoras, conocida como “luz azul”, también puede ser dañina para la piel –aunque se necesita más tiempo de exposición que frente al sol–. Los efectos de la luz azul sobre la piel son similares a los causados por los rayos ultravioleta. La sobreexposición puede provocar hiperpigmentación, pérdida de elasticidad y otros signos de envejecimiento prematuro. Reducir el tiempo frente a las pantallas y usar cremas protectoras son las principales medidas de prevención.