En plena pandemia, crearon un respirador mecánico

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Estudiantes de El Soberbio, Misiones, trabajaron día y noche para diseñar un brazo robótico que manipula una bolsa de respiración manual. A falta de presupuesto, financiaron el proyecto con una colecta.

Foto: Gentileza Claudia Gularte

Cada año, los estudiantes de la Escuela Técnica Nº 39 de El Soberbio, provincia de Misiones, desarrollan un proyecto anual integrador. Para este ciclo, habían planificado fabricar un brazo robótico, sin imaginar la emergencia sanitaria en la que a las pocas semanas entraría todo el mundo, incluido su pueblo. 

Así fue como apenas iniciaron las clases, los chicos que cursan quinto y sexto año de la escuela con orientación en electromecánica pusieron manos a la obra para concluir el prototipo que tenían en mente. “A pesar de la cuarentena, decidieron hacerlo igual, solo que tuvimos que acelerar el proceso: en lugar de armarlo durante todo el año, nos llevó un mes”, explica a Convivimos Sergio Vallejo, director del colegio.  

El brazo robot es comandado por una computadora: el diseño de la pieza y la programación fue realizada por los jóvenes. “El brazo va apretando una bolsa de reanimación, y la frecuencia es comandada por una computadora bajo instrucciones médicas”, señala Vallejo.

Luego de un par de simulaciones, y al ver que funcionaba, emprendieron una colecta de fondos en la ciudad para poder fabricar un prototipo. “Necesitábamos 23 mil pesos, que, para una escuela pobre como la nuestra, es un montón –dice el director–. La gente se solidarizó y respondió”. 

Por las medidas de aislamiento dispuestas en todo el país, la escuela permaneció cerrada, por lo que los chicos trabajaron desde sus casas. “Enviaban consultas por videollamadas, por audio, por texto, y si era necesario juntarnos, lo hacíamos con permiso de la policía”, recuerda Vallejo. 

Si bien todo el curso participó de la idea, fueron cuatro estudiantes los que estuvieron en su ejecución. En 20 días el prototipo fue concluido y aún continúa en etapa de pruebas. La intención es socializar la información para que cualquiera pueda acceder a las especificaciones técnicas y diseñarlo. 

“Con este proyecto aprendieron a trabajar en equipo, a manejar un presupuesto y hacer rendir el dinero al máximo, y que había que cumplir metas a rajatabla para seguir avanzando. Los alumnos se sobreexigieron muchísimo y marcaron el camino; los docentes tuvimos que seguir y acompañar. Ellos nos enseñaron”, subraya el director. 

“Creo que el gran valor de esta iniciativa fue su compromiso social, porque todo el saber y sus capacidades lo volcaron al servicio del otro. La cuestión técnica se aprende en un tutorial, en un libro, en una clase, pero no así el sentido de pertenencia con el pueblo y la empatía de la sociedad”. La escuela –creada en 2013– no cuenta con edificio propio, funciona en un centro comunitario. En total, asisten 202 estudiantes que se forman allí en doble turno, en espacios áulicos construidos con techos de chapa de zinc y paredes de machimbre. “Estos chicos tienen todo el talento para ser ingenieros, pero las posibilidades de ir a la universidad son escasas, ya que la situación económica es muy mala”, concluye el director. 

Cómo comunicarse: 

EPET Nº 39 El Soberbio 

[email protected] 

Tel.: 3755 202796