Seis Más Tres: El amor es más fuerte

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Las emprendedoras Luz Muro y Paula Galay armaron de manera instintiva un proyecto de bolsas sustentables de arpillera que revolucionó a las mujeres de Fuerte Apache. Una historia de contención y solidaridad.

El comedor de la casa de Luz Muro, en Belgrano, perdió su función original cuando comenzó un emprendimiento con su amiga de running Paula Galay. Cuadernos y notas de pedidos, muestras de arpillera, manijas de cuero reciclado y bolsas estampadas de colores colgadas de percheros inundan el amplio espacio que, hoy, se transformó en oficina y centro de operaciones de Seis Más Tres. Esta es una marca/proyecto solidario de bolsas reutilizables confeccionadas desde un taller de contención social en Fuerte Apache que es todo un éxito en redes sociales. 

Antes, Paula se dedicó a criar a sus hijos a tiempo completo, mientras que Luz realizó todo tipo de emprendimientos a la par de la maternidad: un bar de jugos verdes cuando el veganismo era tan solo un pequeño nicho, un espacio de micropigmentación facial en pacientes oncológicas y una marca de calzado. Entre la inquietud creativa y la sinergia solidaria nació una intención cuya función es ayudar al otro.

  • ¿Cómo surgió el proyecto?

Hace un año nos juntamos con Paula e hicimos una lista de diez cosas que nos gustaran mucho. En su lista y la mía, coincidíamos en hacer algo para ayudar al otro. Decidimos llevarlo a cabo a partir de bolsas cancheras como las que habíamos comprado en varios mercados orgánicos en Nueva York. Hoy ya no se usan las bolsas plásticas descartables por un tema de conciencia ambiental, y quisimos aportar un producto bello, que fuera sustentable, pero que a la vez tuviera una pata social. Necesitábamos que fuera una marca solidaria y no una copia fiel de otro modelo, entonces empezamos a abrir redes entre amigos y conocidos para ver quién se sumaba. Diego Valenzuela, que es un intelectual que corría con nosotras además de ser el intendente de Tres de Febrero, nos contactó con los responsables de Acción Social, de Caseros, ya que estaban formando un taller de contención social en la biblioteca del municipio.

  • ¿Por qué eligieron llamar a la marca de esa manera?

Estudio cábala (una disciplina de pensamiento esotérico relacionada con el judaísmo jasídico) y, al comenzar con la marca, pensaba mucho en el árbol de la vida y en cómo integrar esta marca a un proyecto colaborativo, en cómo armar una red en donde no seamos solo nosotras las que ganemos con esto. Entonces, con Paula encontramos un cartelito en Internet que decía: “6 + 3 = 9 y también 5 + 4 = 9; respetemos otras maneras de pensar”, y nos cerró totalmente, porque en cábala el nueve es el número asociado al dar, facilitar sin esperar nada a cambio, y es el alma de nuestro proyecto. Solo teníamos que encontrar un grupo de gente con ganas de trabajar y enseñarle un nuevo oficio a alguien para empezar a generar su sustento. Hace un año teníamos como objetivo coser 100 bolsas por mes; hoy las chicas están armando 200 por semana y ya nos conocen más de 23 mil personas gracias a las redes. También estamos proveyendo a clientes grandes como el Museo de Mar del Plata, el de Bellas Artes, Andreani, Carrefour y Natura, que nos encargan regalos corporativos; representa un gran orgullo para las chicas poder ser parte de eso. 

Necesitábamos que fuera una marca solidaria y no una copia fiel de otro modelo, entonces empezamos a abrir redes entre amigos y conocidos para ver quién se sumaba.

  • ¿Con qué inversión inicial comenzaron?

¡Sin inversión! El único dinero que pusimos fue para comprar arpillera, que no se consigue en Argentina y viene de Bangladesh. Después, las máquinas de coser y remachar las puso la Municipalidad de Tres de Febrero, porque estaba pensado para funcionar como un taller de contención social, pero a nosotras nos pareció mejor que, además de tener un espacio para juntarse y contenerse, también puedan generar su propio trabajo y dinero. 

  • ¿Quiénes forman parte del proyecto?

Paula y yo, junto a su hija y mi ahijada, nos encargamos de dirigir el proyecto y manejar los pedidos y las entregas a través de Instagram. Matías y Angie son los que trabajan en Acción Social, que coordinan el programa y nos ayudan con las mujeres que quieren formar parte del emprendimiento; y Emilse es la jefa del taller, la que les enseñó a todas a coser desde cero, y ahora están aprendiendo a armar la bolsa hasta la entrega: a unir piezas, pespuntear, remachar, todo. Además, se sumó Nelson, un hombre de Bolivia que junto a sus hermanos corta la arpillera de 300 bolsas de un día para el otro. También se incorporó una familia de Venezuela que se encarga de sublimar las frases que van estampadas sobre las bolsas.

La virtud más grande tiene que ver con el engranaje social. Acá ganamos todos de la manera más digna, feliz y alegre que encontramos.

  • ¿Cuáles son las virtudes y dificultades que enfrenta Seis Más Tres? 

La virtud más grande tiene que ver con el engranaje social. Acá ganamos todos de la manera más digna, feliz y alegre que encontramos. Las chicas del taller ahora tienen un nuevo oficio, un sustento propio y trabajo, que es lo mismo que tener dignidad. Poder compartir con la familia y el mundo cómo todos quieren tener un producto que ellas hacen con sus manos. Las dificultades están relacionadas con dos planos: uno logístico y más superficial, que tiene que ver con la entrega de las bolsas. Como nosotras no cobramos un adelanto y la demanda es tan alta, tardamos aproximadamente un mes en entregarlas y a veces los reclamos por la red son intensos. Por otro lado, Seis Más Tres destapó una revolución social y familiar entre las mujeres que forman parte del taller, porque existen muchas situaciones de maltrato, violencia y control de sus parejas que tuvieron que ver con el empoderamiento que les dio este proyecto. 

Más información:

Instagram: @seismastres

Nuevos proyectos sustentables           

Cuando se le pregunta a Muro por los nuevos proyectos de la compañía, se le llena la cara de emoción: “Estamos detrás de dos ingenieras industriales de la UBA: una creó una máquina que deshilacha los trapos de piso de descarte; y la otra una máquina que los vuelve a tejer. Queremos hacer bolsas con este nuevo material, igual de atractivas a las nuestras”, comenta. Además, Paula y Luz están comenzando a trabajar en la recolección de jeans y camperas de denim “para desarmarlos y coser esta tela para crear nuevos productos de la marca que tengan la misma conciencia ambiental que las bolsas de arpillera”.

Foto: Patricio Pérez.