Terapia en cuarentena: la reinvención de una profesión

0
278

El consultorio se convirtió en una pantalla: videollamadas por Zoom, Skype, Meet o WhatsApp. Para los menos familiarizados con la tecnología, el salvavidas fueron las comunicaciones telefónicas a la vieja usanza. Cómo se adaptaron los terapeutas al confinamiento y cuánto se mantendrán esos cambios.

Las situaciones impensadas que trajo la cuarentena vienen siendo una gran enseñanza respecto a cómo resolverlas sin ahogarse en el camino. Y en ese proceso también están involucrados los terapeutas. “Los analistas utilizamos lo que ocurre entre nuestros pacientes y nosotros en la sesión analítica para ejemplificar cosas de la vida cotidiana. Entonces esta gran dificultad por la que todos estamos atravesando y la vulnerabilidad que nos abarca sirven como ejemplo de que los obstáculos pueden ser instrumentos para resolver creativamente lo que se nos presenta”, reconoce el psicoanalista Eduardo Drucaroff, integrante de la Asociación Psicoanalítica Argentina (APA). La psicóloga Ana María Plumari es directora del Área Asistencial de la Asociación de Psicólogos de Buenos Aires (APBA). Ella cuenta que algunos de sus colegas que ya habían incorporado la terapia on-line la ofrecieron inmediatamente a sus pacientes, mientras que otros decidieron esperar las primeras dos semanas de confinamiento y luego, al prolongarse, se fueron adaptando a la única manera de darles continuidad a los tratamientos. Por su parte, los profesionales del counseling son protagonistas de otro de los abordajes actuales con los que se busca facilitar la resolución de problemas, fomentando el desarrollo y la utilización del potencial de la persona. Analía Cordero, de la Asociación Argentina de Counselors (AAC), afirma que los counselors también se adecuaron a la cuarentena. Y agrega: “No sin hacer un proceso personal y profesional que nos ha comprometido con el rol y con el estar de todas las maneras posibles con aquellos que necesitaran ser acompañados, orientados y recibidos en tiempos de tanta incertidumbre”. Aprendizajes, desafíos y descubrimientos en medio de la pandemia.  

¿DÓNDE?

Una sesión supone la absoluta privacidad del diálogo entre terapeuta y paciente, ¿cómo se asegura eso quien convive con otros bajo un mismo techo? Hay quien dispone de los espacios suficientes en su casa como para hablar en absoluta intimidad, pero el que no, se las arregló como pudo: una de las estrategias más usadas fue hacer la sesión en el auto estacionado, que resultó una cabina telefónica perfecta. Otra alternativa estuvo en acordar la sesión en horarios en los que la persona sacaba a pasear al perro. Plumari dice que hubo pacientes que terminaron teniendo las sesiones en la terraza o encerrados en la cocina. “También hay algunos pocos que quedaron a la espera de retomar el tratamiento en forma presencial. Lo importante es que se respete la decisión del paciente, ya que esta es una situación novedosa y no todos están dispuestos o no cuentan con un lugar con la suficiente privacidad para poder realizarla”, explica. “En lo no convencional también entran las variantes de horarios: ‘Cuando ya se acostaron los chicos’ o ‘Tempranito, mientras todos duermen’ son frases repetidas”, dice Cordero.

“La modalidad a distancia llegó para quedarse, no para sustituir lo presencial, pero sí para complementarlo”.
Eduardo Drucaroff

Los especialistas acuerdan en que la modalidad a distancia llegó para quedarse. “No para sustituir lo presencial en forma absoluta, pero sí para complementarlo y facilitar los tratamientos de los que están lejos o de quienes pierden mucho tiempo y energía en el traslado hasta el consultorio”, afirma Drucaroff. La terapia supone la escucha y la palabra. ¿Qué se pierde al no hacerla en forma presencial? “Creo que nos falta la textura que acompaña a todo lo que se dice, porque eso se transmite de cuerpo presente. Pero en determinados casos puede haber una ganancia que tiene que ver con la concentración y cierta desinhibición”, explica el analista. “En el futuro se va a poder realizar un tratamiento en forma presencial o vía on-line. Es facilitador en el caso de la gente que está muy ocupada y no cuenta con tiempo para desplazarse al consultorio de su analista, esto le garantiza poder darle continuidad a su tratamiento sin que le insuma mucho tiempo”, dice Plumari. Cordero acuerda en que a esta altura hay muchos profesionales que atienden a personas que viven a kilómetros de distancia, y que también seguirán siendo virtuales los procesos en los que el vínculo ha trascendido la adaptación y la continuidad, y, habiendo sido incluso fortalecido el espacio de trabajo, de escucha y de encuentro, prevalecerán los cuidados, la distancia social y la responsabilidad individual de mantener el rol ciudadano de cuidado conjunto. “Una de las virtudes de esta modalidad es el mantenimiento de las actitudes necesarias en función de la pandemia más allá de la cuarentena, por lo que el autocuidado y la responsabilidad social pueden verse privilegiados. La distancia no lo impide, la modalidad no lo obstaculiza, el encuentro lo hacen las personas y lo que ayuda es el vínculo”, reflexiona Cordero. 

EL REENCUENTRO FÍSICO

Como los tratamientos pueden seguir sobre rieles gracias a la tecnología, retomar la atención presencial no implica urgencia para los terapeutas. Será cuidando la distancia dentro del consultorio, con saludos gestuales y más distanciamiento entre los horarios de las sesiones para evitar gente en la sala de espera y poder higienizar el lugar donde se haya sentado el paciente: “Va a ser una conmoción productiva poder volver a vernos, pero también lo fue el lograr mantenernos en el vínculo pese a las dificultades”, dice Eduardo Drucaroff.