Mundo bebé: Las ventajas de no haber cumplido tres años

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La oferta de productos para bebés crece en todos los rubros: vestimenta, juguetes y entretenimiento, motorizada en gran medida por empresarios jóvenes con ideas renovadoras. Una movida que fluctúa entre lo viejo conocido y los nuevos paradigmas. 

Por Yamila Garab Ilustraciones Martín Morón

Suele decirse que nunca es tarde para hacer determinadas cosas o para vivir ciertas experiencias. Quizás, hoy en día, pueda agregarse que tampoco nunca es demasiado temprano: ni siquiera cuando se es un bebé. Al menos, tiende a ser así en el mundo actual, hipercomunicado y multitarget, que hace rato decidió incluir a los bebés y otorgarles todos los atributos de la vida en sociedad. La primera infancia, tal como suele definirse a las personas de hasta 30 meses de vida (dos años y medio), es la nueva estrella del consumo: un segmento de mercado listo para recibir productos y entretenimientos concebidos especialmente para él. 

La ola expansiva del interés por los bebés llegó hasta el Teatro Colón de Buenos Aires, el más importante templo lírico del país, que este año puso en escena por primera vez su propuesta Colón para Bebés, en el Salón Dorado. Se trata de una actividad musical y lúdica que dura 50 minutos y en la cual los bebés, acompañados por sus padres, interactúan con bailarinas y músicos que interpretan una adaptación de la suite musical de El Carnaval de los animales, compuesta en 1886 por el francés Camille Saint-Saёns. Sus mentoras, la coreógrafa Eugenia Schvartzman y la música Mariana Cincunegui, lo definen como: “Una actividad musical y corporal que facilita y estimula las etapas del desarrollo temprano y favorece el vínculo del bebé con sus adultos acompañantes”.

“En diez años la oferta para bebés creció en forma exponencial”, asegura la psicopedagoga y psicóloga Alejandra Libenson, autora de los libros Criando hijos, creando personas (Punto de Lectura, 2012) y Los nuevos padres (Aguilar, 2013), quien describe con claridad el fenómeno: “La primera infancia es una parte de la población a la que todos los padres se esfuerzan por darle lo mejor, y está claro que muchos otros registraron este nicho. Por eso, hoy tenemos variedades de cochecitos con tres posiciones, mamaderas ergonómicas, pañales ecológicos o reutilizables y cientos de productos nuevos para cada estilo de padres. Obviamente está en cada uno saber elegir y separar lo que sirve de lo que no”, aclara. 

“En juguetes, hoy ya se apuesta a lo inclusivo y a romper con los estereotipos”.
Federico Galanterini  

Además, Libenson advierte que en las redes sociales se ofrece una variedad cada vez mayor de talleres y actividades de reflexión ya no para los bebés, sino para las mamás: “En Instagram, por ejemplo, hay madres que dan consejos sobre lactancia y tienen más de 20.000 seguidores”. En su opinión, frente a este “bombardeo virtual de supuesta sabiduría acerca de los bebés, siempre está en uno saber elegir con qué quedarse: quién es simplemente un influencer y quién puede generar influencia genuina gracias a una trayectoria profesional”, subraya.

Cabe destacar también, que hoy existe la posibilidad de cursar, en varias universidades públicas y privadas, la Tecnicatura en Puericultura: una disciplina no tan difundida cuyo nombre, derivado del latín, significa “cuidado del niño”, aunque, en rigor, las carreras están orientadas a la primera infancia. Se cursa en tres años y el título que otorga habilita para formar parte de equipos profesionales que acompañan a la familia y al bebé en la crianza y, sobre todo, durante el período de la lactancia. A su vez, existen varias asociaciones de puericultura diseminadas por todo el país.

LOS BEBÉS COMO TARGET

A propósito del “boom” de artículos para la primera infancia, el presidente de la Cámara Argentina de Indumentaria de Bebés y Niños (CAIBYN), Hernán Ebekian, titular también de una firma de ropa para chicos, opina que, al menos en su rubro, el textil: “Lo que se advierte es más bien una transformación del mercado en general, y es la tendencia de fabricar más variedad de productos en menores cantidades”. Explica que por este motivo la oferta “si bien es mayor en diversidad, no lo es necesariamente en volumen”. En su opinión, esta situación “obliga a ser creativo, porque la cantidad de productos posibles para bebés es mucho menor que para las  otras edades”.

Por lo pronto, señala que una consecuencia de esto es la oferta real de varios “productos novedosos ideados a base de ingenio y creatividad”, como los enteritos “polar” que sirven de abrigo para dormir, o “la ropa de algodón natural, no contaminante, sin tinturas nocivas que puedan afectar a la piel de del bebé, que es más sensible que la de un chico más grande”. 

A su vez, en el rubro de los juguetes para bebés, desde hace unos pocos años, empezó a gestarse una revolución. “Hoy ya se apuesta firmemente a lo inclusivo y a romper con los estereotipos –explica Federico Galanterini, director de una firma de juguetes, y uno de los impulsores de esta movida–. Empezamos a producir muñecas con un concepto aggiornado respecto de las muñecas tradicionales para bebés a partir de un año. Consiste en que su apariencia es real: sus caras tienen expresiones reales, ya sea de risa o llanto y también pueden tener rasgos e indumentaria colla, asiática o afro, para que todos puedan identificarse”, cuenta. 

Sin embargo, su producto más emblemático es la muñeca Oli, con rasgos de síndrome de Down, que fue elaborada en colaboración con la Asociación Síndrome de Down de la República Argentina (ASDRA) y recibió varias distinciones. “Se vende mucho en todo el país y hay que reponerla constantemente”, asegura Galanterini.

En tanto, el consultor en estrategia y desarrollo empresarial Víctor Jablonka, asesor en varias firmas que ofrecen productos y servicios para bebés, asegura que el target de la primera infancia “tiene una gama amplia de requerimientos y necesidades para satisfacer, como juguetes, indumentaria, artículos de cuidado o seguridad y de tocador”. Pero explica que “si bien el bebé es el usuario del producto, los clientes o los compradores son los padres, y entonces es necesario tener una estrategia que tienda a entender a ese cliente, a definirlo y a detectar lo que realmente requiere”.  

Agrega que para eso es necesario “llegar a los padres con una propuesta que haga hincapié en el bienestar y la felicidad de sus bebés, pero que también satisfaga las expectativas de los propios padres, que son los que toman la decisión de compra. Para lograrlo, hay que saber qué esperan de un servicio, qué ventajas comparativas valoran en un producto o cuánto los seduce la distinción de una marca”. 

Lo ejemplifica con una firma de indumentaria y ropa blanca para cuna o moisés a la que él mismo asesora: “Esta marca busca diferenciarse, por un lado, en la calidad de los textiles, utilizando una tela que no irrita la piel del bebé, y por otro lado, con un diseño atractivo, que satisfaga la expectativa de los padres”. 

ESTÍMULOS CULTURALES

Los primeros contactos de un bebé con la cultura también tienden a ampliar su oferta. Por ejemplo, los libros para la primera infancia hoy son diseñados y materializados para que sus pequeños usuarios puedan manipularlos a gusto sin riesgo de que los rompan, como solía ocurrir antes con los típicos libros de papel cuando caían en manos de una criatura. 

Florencia Carrizo, editora de los sellos Auzou y Catapulta, especializados en libros infantiles, explica que la propuesta de sus colecciones “se basa en el aprendizaje sensorial que se lleva a cabo durante la primera infancia, a través de la experimentación con los sentidos para estimular la curiosidad”. Al respecto, cuenta que sus libros ofrecen propuestas alternativas para facilitar a los padres la incorporación de la “lectura en voz alta a las rutinas de sus bebés como un juego más”. Por ejemplo, los volúmenes están materializados con texturas mullidas y amigables, e incluyen luces led y colores metalizados para atraer la atención. Además, tienen dispositivos de sonidos que acompañan el relato, como la voz característica de un animal, que se activan al tocar un botón, y hasta un muñeco del protagonista de la historia para jugar mientras el adulto la lee.  

Al mismo tiempo, la oferta de espectáculos para bebés, según estima la directora teatral Gabriela Hillar, creció más del 300 por ciento en los últimos diez años, y asegura que el 2019, incluso antes de haber finalizado, ya es el de mayor crecimiento en todo el período. Hillar dirige desde 1993 la compañía pionera de teatro para bebés, Proyecto Upa, y cuenta que sus espectáculos para la primera infancia no se basan en una estructura dramática o en un argumento, sino en el despliegue de recursos corporales y lúdicos: música, danza y circo, con actores que gesticulan y utilizan el lenguaje de la mímica en lugar de hablar. “Nuestro objetivo es ofrecer un hecho artístico de buena calidad y dejar que los pequeños miren, perciban y puedan vivenciar una experiencia teatral”, agrega. 

Por otra parte, Hillar –quien además es psicopedagoga– dice ser partidaria de no recargar sus espectáculos con “sobreestímulos”, y tampoco le gusta forzar a los bebés a que “participen” del espectáculo –como hacen muchos de sus colegas, según ella misma señala–. Tampoco recomienda a los padres llevarlos antes de los seis meses, como si se tratara de una “carrera por ver qué bebé es más precoz”. En su opinión –quizás extensible a muchas otras áreas–, “lo más saludable es que los estímulos sean los adecuados y los más naturales”. Un consejo para tomar bien en cuenta en estos tiempos en que rige la obsesión por captar consumidores. 

El juguete de los bebés tops

Este año el juguete para bebé más célebre del mundo cumple 58 años: es la jirafa Sofía o Sophie, de 18 centímetros de altura, fabricada con un caucho obtenido de savia vegetal. Justamente su aura de “producto sustentable” es lo que la convirtió en el regalo que suelen lucir los bebés de las celebridades de todo el mundo, como Madonna, Orlando Bloom, Elton John y Kim Kardashian, entre otros. Pero también en la Argentina, donde su usuario más famoso es Mirko, el hijo de Marley.

Creada en Francia por un tal Monsieur Rampeau, Sofía se caracteriza por la suavidad de su superficie. Se la publicita como un buen estimulador para los cinco sentidos: la vista, por el contraste de sus manchas; el oído, porque incorpora un silbato; el gusto, ya que también sirve como un mordillo ideal para el período de la dentición; el tacto, porque se adapta perfectamente a las manitos del bebé, y el olfato, por el perfume del caucho natural.

Su precio es de unos 20 dólares y se compra fácilmente por e-commerce.

Andadores: todos en contra 

El andador, ese pequeño artefacto con rueditas para caminar apoyado, solía usarse para ayudar e impulsar al bebé a dar sus primeros pasos, pero en la actualidad está en la mira de los pediatras. 

Según hizo saber hace pocos años la Academia Estadounidense de Pediatría (AAP), los andadores no ayudan a que los bebés aprendan a caminar más rápido, y la mayor parte de los pediatras advierten sobre sus peligros, ya que detienen el desarrollo natural de la musculatura. Hasta se dijo que pueden deformar la columna vertebral del bebé, comprometer sus huesos y crecimiento, y hasta hacer que las piernas se arqueen.