Juegos Olímpicos: La luz al final del túnel

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Un año después de lo previsto, llegarán los Juegos Olímpicos de Tokio. Habrá una nutrida delegación argentina en medio de las máximas estrellas del deporte mundial.

Fotos Istock 

La felicidad y la tristeza en su máxima expresión, la furia, el desahogo, la derrota que sepulta y la victoria que inmortaliza. Los Juegos Olímpicos son, claro está, una exhibición de destrezas físicas, con los mejores deportistas del mundo compitiendo por un puñado de medallas. Pero, en especial, son una vidriera de emociones amplificadas: difícilmente se vean explosiones de alegría semejantes a las de los ganadores de una prueba, sobre todo si esos ganadores son inesperados; y muy probablemente no haya en otro lado gestos tan marcados de súbita tristeza como los que provoca la derrota luego de cuatro años de preparación para un único objetivo.

El tiempo que transcurre entre unos Juegos y los siguientes es una de las claves para que todo esto ocurra: son cuatro años de dedicación exclusiva, con la mente puesta en una competencia que puede durar un par de partidos o diez segundos, según la disciplina. En muy pocos detalles se juega toda una trayectoria deportiva, que a su vez es toda una vida de entrega a la actividad. Cada edición es el cierre de una etapa, una pequeña muerte. Cielo o infierno, los destinos posibles.

La pandemia de COVID-19 no pudo anular Tokio 2020, aunque sí lo postergó un año, algo que nunca antes había sucedido en más de 120 años de historia.

NUEVOS DEPORTES

En cada encuentro olímpico entran y salen de la grilla algunos deportes, que se suman a los más tradicionales. En Tokio 2020 se sumarán cinco deportes y una nueva modalidad en otro: béisbol (solo hombres), sóftbol (solo mujeres), karate, skateboarding, escalada y básquet 3×3.

Los ingresos en ocasiones se deben a propuestas del organizador de turno (como sucede con el béisbol y el karate en el caso de Japón), que luego debe analizar el Comité Olímpico Internacional, encargado de tomar la decisión final sobre su inclusión. En otros casos, como el del básquet 3×3, se trata de iniciativas que buscan al mismo tiempo ofrecer un espectáculo atractivo (esta disciplina en particular tiene una dinámica de juego callejero muy interesante) y brindar nuevos espacios de participación a federaciones con delegaciones escasas o relegadas. 

Pronosticar en el deporte es una tarea riesgosa, porque aquel mote de “dinámica de lo impensado” que Dante Panzeri atribuyó al fútbol puede extenderse al resto de las disciplinas. No se trata de azar, porque detrás de cada atleta hay mucho trabajo, pero sí hay espacio para imponderables.

LA PANDEMIA NO PUDO ANULAR TOKIO 2020, AUNQUE SÍ LO POSTERGÓ

Más allá de eso, hay apuestas más seguras que otras. Si de aventurar posibles presencias argentinas en el podio se trata, hay una lista de candidatos y candidatas.

Primero hay que mencionar a quienes ya saben lo que es colgarse una medalla olímpica en el pecho y se mantienen vigentes de cara a Tokio. La dupla Cecilia Carranza-Santiago Lange ganó el oro en la clase Nacra 17 de yachting en Río 2016. En un deporte cuyas posiciones cambian literalmente según sople el viento, pretenden repetir el logro. Lange, de una trayectoria larga y exitosa, también ganó dos medallas de bronce, en Atenas 2004 y Pekín 2008.

Paula Pareto, también ganadora en Río y bronce en Pekín (además de campeona del mundo), invita siempre a la ilusión. La judoca anunció que se retirará luego de esta competencia y busca hacerlo en lo más alto, para eso se entrenó duramente en su departamento durante el confinamiento, primero; en una burbuja en la costa atlántica junto al equipo, luego; y finalmente en el Cenard, su segunda casa.

El otro oro argentino de los últimos Juegos fue obtenido por el seleccionado masculino de hockey, Los Leones. A la base del equipo campeón se sumó parte del grupo de juveniles que salieron terceros en los Juegos Olímpicos de la Juventud Buenos Aires 2018. Tras algunas turbulencias con diferentes cuerpos técnicos (cambiaron dos veces de entrenador en estos años), hay esperanzas de llegar lejos.

El conjunto femenino de hockey, Las Leonas, es una presencia constante en los primeros puestos de toda competencia internacional: solo en un par de ocasiones quedaron por debajo del cuarto lugar en veinte años. Los últimos torneos no fueron precisamente los mejores, pero en un grupo renovado hay jugadoras que tomaron la posta de glorias de este deporte y que esperan devolver al seleccionado a posiciones de medallas.

El fútbol argentino, a pesar de su desorganización habitual, continúa produciendo talentos. Si, a diferencia de lo sucedido cuatro años atrás, los clubes acompañan el proceso y ceden sin inconvenientes a los jugadores para que haya tiempo de trabajo en conjunto, acá hay promesa de medalla. La conformación final del plantel depende de muchos factores, pero tienen edad para ser parte del torneo (que es sub-23) jugadores como Lautaro Martínez, Exequiel Palacios, Nicolás Capaldo, Alexis MacAllister, Thiago Almada, Pedro de la Vega, Julián Álvarez o Adolfo Gaich, entre otros.

En el básquet, la Argentina no parece integrar el grupo de candidatas, aunque en el último mundial hubo una actuación muy por encima de las expectativas. La llegada de Facundo Campazzo a la NBA y la destacada labor de Leandro Bolmaro en Europa, que también atrajo las miradas de la liga más importante del mundo, son ejemplos de la calidad de un plantel que puede dar pelea.

UN AÑO, ALGO QUE NUNCA ANTES HABÍA SUCEDIDO.

Diego Schwartzman tuvo un 2020 prácticamente inmejorable. Con excelentes actuaciones en torneos grandes, el tenista cerró el año entre los diez mejores jugadores del mundo según el ranking de la ATP. Su nivel lo posiciona como uno de los candidatos a llevarse una medalla. Unos escalones más abajo se encuentra Nadia Podoroska, pero no hay que subestimarla: en Roland Garros, donde llegó a semifinales, ya dio muestras de que es capaz de sorprender y jugarles de igual a igual a las mejores del circuito.

Desde que hizo su aparición pública, al consagrarse campeona mundial juvenil en 800 y 1500 metros, y subcampeona en 400 metros, la nadadora Delfina Pignatiello se convirtió en una de las principales promesas del deporte nacional. Un talento excepcional, una mentalidad arrasadora y una disciplina a prueba de todo son el combo que inevitablemente atrae resultados y genera expectativas. La imposibilidad de entrenar durante la etapa de aislamiento obligatorio la afectó anímicamente y evaluó la posibilidad de no presentarse a los Juegos e incluso dejar el deporte. La vuelta a los entrenamientos y las competencias, afortunadamente, le devolvieron el entusiasmo.

En todos ellos están puestas las mayores expectativas de medalla o diploma olímpico, pero en este tipo de competencias ganar no es solamente alcanzar el podio, sino que para muchos atletas ya es un triunfo la clasificación, haberse ganado el derecho a medirse con las potencias mundiales.

LAS GRANDES FIGURAS 

Río 2016 fue la última aparición olímpica de dos gigantes: el nadador estadounidense Michael Phelps (máximo ganador de la historia, con 28 medallas, 23 de ellas de oro) y el carismático velocista jamaiquino Usain Bolt (quien ganó en las nueve pruebas en las que participó, en tres Juegos consecutivos, aunque una medalla le fue retirada por doping positivo de un compañero). Pero el deporte es renovación constante y siempre hay grandes estrellas para seguir.

Tan buena y especial es la gimnasta estadounidense Simone Biles que consiguió ponerle su nombre a dos movimientos que nadie antes había conseguido ejecutar en una competencia oficial. Ya estuvo en Río 2016, donde se llevó cinco medallas: cuatro de oro y una de bronce.

Su compatriota Katie Ledecky ganó una medalla de oro en Londres 2012 con solo 15 años. En Río redobló la apuesta y sumó medallas y récords con una facilidad pasmosa. Llegará a Tokio con 24 años y su aura triunfal intacta.

El keniata Eliud Kipchoge es el gran dominador de la prueba madre del atletismo: el maratón. Ganador del oro en Río 2016, también es poseedor del récord mundial, y aunque se trató de un evento no oficial, se convirtió en el primer ser humano en correr los 42.195 metros en menos de dos horas. A sus 36 años se encuentra en el tramo final de su carrera, todavía en plenitud.

Entre el viernes 23 de julio y el domingo 8 de agosto Tokio recibirá a los atletas más importantes de todo el planeta. Serán poco más de dos semanas llenas de deporte y emociones. El evento máximo se hizo esperar más de lo habitual, pero finalmente llegará. Como dijo el primer ministro japonés, Shinzo Abe, será “la luz al final del túnel”. 

PURA TECNOLOGÍA

Uno de los grandes atractivos de Tokio 2020, por fuera del deporte, será la presencia de distintos tipos de robots, desarrollados por la compañía Toyota. Las mascotas de la competencia, Miraitowa y Someity, tendrán versiones robóticas que recibirán en la sede al público, interactuarán con él respondiendo con emociones que se proyectarán con emojis en los displays ubicados en sus ojos, harán reconocimiento facial y compartirán información con robots ubicados en otros lugares. Habrá robots asistiendo dentro del área de competencia, optimizando la recolección de elementos de lanzamientos, por ejemplo. Otros robots les permitirán a personas que no pueden asistir a los eventos sentirse en el lugar, gracias a cámaras 360º y la proyección de imágenes.

Otra particularidad son los taxis autónomos, que trasladarán a los atletas por la ciudad, a cargo de la empresa ZMP. Para dar un mensaje sobre la tecnología responsable, además, las medallas que recibirán los atletas están confeccionadas con material reciclado de dispositivos electrónicos.