Primeros auxilios

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Existe la posibilidad de que alguna vez tengamos que hacer frente a una emergencia que ponga en riesgo la salud de las mascotas. Para eso, mejor estar preparado. 

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adie está exento de sufrir un accidente; las mascotas, tampoco. Y ante ello, es imprescindible conocer técnicas de primeros auxilios que permitan un accionar adecuado frente a una urgencia.

ACCIDENTES FRECUENTES

  • Cortes, mordeduras o lastimaduras. De ser posible, ubicar al animalito en un sitio en donde esté tranquilo, quieto, seguro y cómodo, y recubrir la zona afectada con una toalla limpia o con una gasa esterilizada, haciendo presión. Si la lesión no sangra, desinfectarla con agua limpia o suero fisiológico –no con alcohol–. Más allá de esto, la visita al veterinario será inevitable para que descarte cualquier daño interno. 
  • Picaduras de insectos. Si presenta hinchazón en la garganta, el hocico o la nariz, es preciso llevarlo al veterinario, pues eso podría generarle problemas para respirar. De no surgir ninguno de esos síntomas, aplicarle compresas frías.
  • Objetos incrustados. No es raro que cuando corren o exploran se claven alguna espina en las almohadillas ubicadas en la base de las patas. En ese caso, lo primero que hay que hacer es inmovilizarlos (y si se ponen agresivos, colocarles un bozal) y lavar el área involucrada con agua y jabón. Acto seguido, se esterilizará una pinza de depilar con alcohol y se quitará el objeto extraño, tras lo cual se lavará de nuevo la zona, se la secará y se aplicará un desinfectante. De ser preciso, se vendará. Posteriormente habrá que controlar que la herida no esté caliente, enrojecida o supure pus; de ser así, habrá que ir a la veterinaria para que le den el tratamiento correspondiente. Si se clavan elementos punzantes o si estos están ubicados en zonas sensibles –como los ojos–, es menester llevarlos al médico y no intentar extraerlos.
  • Envenenamiento. Ante la sospecha de que nuestra mascota ingirió alguna sustancia tóxica, el factor tiempo es vital. Hay que consultar rápidamente y estar preparados para proveer toda la información que pueda resultar útil: los síntomas que presenta, datos de lo que pudiera haber comido o bebido, y otros específicos del animal, como peso y edad, si toma medicamentos y si recibió recientemente baños sanitarios (contra pulgas y garrapatas). Abstenerse completamente de ofrecerle leche o inducir el vómito.
  • Golpes de calor. Quienes más sufren las temperaturas muy altas son los animales cachorros y los viejitos. Los síntomas que manifiestan ante un cuadro de estas características son: respiración y jadeo excesivos, aturdimiento y tambaleo –pudiendo incluso haber pérdida de conciencia–, episodios de vómitos y diarrea, y fiebre superior a los 42°. Si después de exponerse al sol muestran algunas de estas señales, con premura se les dará un baño con agua natural –sin hielo– hasta que la temperatura baje a sus niveles normales. Si no tenemos la posibilidad de bañarlos, los pondremos en un sitio fresco y sombreado, les colocaremos paños fríos en la cabeza e inmediatamente los llevaremos a que los vea el veterinario. 
EL BOTIQUÍN

Tener un kit de emergencias bien equipado para una mascota permitirá afrontar una urgencia. Cualquier estuche puede ser de utilidad si cumple ciertos requisitos: que sea práctico y sencillo de transportar, y que posea un compartimiento para guardar libreta sanitaria, certificados de vacunación, indicaciones de tratamientos y el teléfono del veterinario.

Toda la medicación que contenga debe ser prescripta por el facultativo y también tendrá que contener: elementos para curar y vendar heridas (gasas esterilizadas, guantes de látex, cinta adhesiva, tijeras de punta redonda para cortar gasas, pinzas para quitar garrapatas); desinfectantes (agua oxigenada o povidona, suero fisiológico); y remedios aprobados por el veterinario (pomada antiinflamatoria, antiparasitarios, solución para limpiar los oídos, termómetro rectal, analgésicos, antihistamínico).