Mariana Larroquette:
“Soy muy temperamental”

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La jugadora de la selección argentina de fútbol femenino analiza el presente de ese deporte y cree que en esta nueva etapa, se verán los resultados de trabajar por su profesionalización. 

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Foto Patricio Pérez

ariana mira al director técnico desde el banco de suplentes y él le responde esquivando su mirada, todo el tiempo. Una decena de veces ella intenta hacer contacto visual sin buen resultado. Se para, va y vuelve a mirarlo. La expresión en la cara de Mariana lo dice todo. No es un malestar por no jugar ni el egoísmo de creerse mejor que cualquier otra compañera titular. Se trata del espíritu competitivo con el que se formó y de las ganas que siente de estar en el terreno de juego. 

Como todas las atletas profesionales, “Larro” nació con una fuerza de voluntad que mueve las estructuras de lo establecido. Una fuerza que la hace estar preparada para seguir luchando frente a las adversidades, pero también una voluntad de hierro por querer trascender en el deporte que ama: el fútbol.

“Si me invitaban a un cumpleaños, iba con los botines para prenderme en algún ʻpicadoʼ”.

Mariana Larroquette nació en Castelar, en el Gran Buenos Aires, un 24 de octubre de 1992. Juega al fútbol desde que aprendió a caminar: su casa entonces se convirtió en su propia cancha, y cada campito cercano la tuvo como protagonista jugando al lado de hombres de igual a igual.

El fútbol fue siempre su vida y su pasión. A esos que le dijeron que era un deporte para hombres, ella les contestó: “Están equivocados, porque es parte de nuestra vida, el fútbol es para todas y todos”. 

  • ¿Es un momento de refundación del fútbol?

Es un nuevo comienzo. A lo largo de su historia, hubo muchas mujeres que dejaron todo por su crecimiento y se pusieron detrás de una lucha con todas sus ganas para que cambien las cosas. No hay dudas de que es algo completamente distinto y lo tenemos que enmarcar dentro de un contexto histórico, en un presente transformador. Estamos aprovechando la visualización que tanto tiempo se nos negó. Recordemos que estuvimos mucho tiempo sin apoyo, a veces sin cuerpo técnico y hasta sin entrenar. Creemos, con convicción, que este es el camino. 

  • ¿Cómo viviste este mundial femenino?

El primer partido con bronca, porque no me tocó jugar [risas]. No, la verdad es que muy bien. Ya todos me van conociendo y saben que me pongo de mal humor cuando no me toca estar, pero cuando hacemos un balance de nuestra participación, da positivo. El mundial fue una gran experiencia y mostró que vamos por un camino correcto. 

  • ¿Qué características te resaltan en el grupo?

Soy muy temperamental y de enojarme, pero tiene que ver con lo que proyecto entregar en un campo de juego. A mí me gusta mucho juntarme con mis compañeras después para analizar el juego y ver qué podemos corregir. Tengo mucha autocrítica. 

  • ¿Cuáles son las cosas lindas que valorás en tu carrera?

Creo que la selección argentina es lo máximo. Ser parte de la mayor y haber estado en las juveniles es algo extraordinario, y para mí es un orgullo muy grande. Me pone muy feliz. Ahora eso hay que trabajarlo en el presente, seguir soñando y mejorando cada día, para que el futuro nos traiga una revancha por todo lo que estamos viviendo. 

  • ¿Te acordás del día que entraste en una cancha de fútbol por primera vez?

Claro, fue en un club de barrio de Castelar, sola con los varones, y yo tenía seis años. Desde el momento en que debuté y cada día que me pongo los botines para ir a entrenar, yo siento una felicidad que es muy difícil de explicar. Ese sentimiento se repite todos los días y no quiero que termine nunca. 

  • ¿Quién creés que te ayudó a convertirte en jugadora profesional?

Mi abuelo era arquero, jugó en San Lorenzo, y todas las tardes, como mis padres trabajaban, yo me iba a comer con él, que tenía un almacén. Cuando no había clientes, yo me la pasaba jugando con él entre la puerta y la heladera, que era mostrador. Él atajaba y yo pateaba. Es un recuerdo hermoso de mi vida. Cuando era muy chiquita no podía levantar ni la pelota, y con el correr del tiempo nos tuvimos que ir a jugar a otras partes, porque íbamos a romper todo. 

  • ¿Y que siente tu abuelo ahora que sos jugadora profesional?

No somos de hablar mucho de eso, se dio de manera natural. Pero yo sé que se siente muy orgulloso de mí y me lo demuestra cuando nos vemos o en los mensajes que me manda. Me acompaña siempre, como toda la familia. Mi mamá me contaba que ella de chica también jugaba en potreros. Yo encuentro cosas muy parecidas en esas historias: tardes después de la escuela y en las vacaciones jugando todo el día sin parar, de la mañana a la noche. 

  • ¿Fue difícil tu infancia al elegir jugar al fútbol? 

Sabemos que durante mucho tiempo les pusieron género a los juegos, a los colores y hasta a las cosas más insólitas. A mí me costó mucho tener amigas en mi infancia, porque estaba mal visto jugar o lo consideraban un juego de hombres. Creían en eso de juegos para mujeres y para varones, y te imponían desde tu educación lo que debías aceptar en la vida. Eso está muy mal. Por suerte nunca presté atención a eso y siempre seguí jugando y soñando. 

  • ¿Qué respondías cuando te maltrataban por querer jugar al fútbol? 

Les contestaba que me daba lo mismo. A veces ni les respondía, para que no me afectara. Fue mi mejor manera de cuidarme. Si me decían algo, seguía para adelante, yo quería jugar al fútbol. A veces también tuve que enfrentar algunas cosas, ya que a mí me gustaba ir con botines a todos lados. Si me invitaban a un cumpleaños, iba con los botines para prenderme en algún “picado”.

  • ¿Cuál creés que es el camino de acá en adelante para seguir avanzando y logrando nuevos objetivos?

Yo soy de querer discutir y confrontar ideas, y también pienso que hay que trabajar mucho la tolerancia y la paciencia. Son buenos caminos de diálogo y entendimiento para poder contagiar nuestro sentimiento. 

  • ¿Cuál es el futuro del fútbol femenino en la Argentina?

A nivel de oportunidades y derechos, debe ser igual que el masculino. Ojalá que estemos construyendo para ir por ese camino, que se pueda vivir de nuestra profesión, que tengamos desarrollo y que las chicas que persigan un sueño sean capaces de lograrlo.