La vida en el mallón

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La mirada de José Luis Suerte hace foco esta vez en una actividad milenaria. Retrato de los “malleros” del río Paraná antes de que el sol vuelva a ponerse sobre el horizonte.

Texto y fotos: José Luis Suerte

Laburantes del río”, los llamaría un juglar criollo. “Pescadores con licencia”, diría un agente del orden público. “Predadores del agua”, apuntaría un fundamentalista del conservacionismo. Pero por estas tierras correntinas son, simplemente, “malloneros”. Trabajadores de sol a sol que se internan en el Paraná, el segundo río más largo de Sudamérica después del Amazonas, río en el que hunden sus redes o mallones en busca del sustento. 

Muchos vienen del oficio familiar; otros llegaron a la actividad a través de amigos; la gran mayoría lo hace por necesidad. La cuestión es que “pescar con mallón” es una ocupación muy común en las costas de las capitales de Corrientes y Chaco, allí donde corre bravo el gran río.

Muchos trabajan solos, otros de a pares; también hay equipos impares en dos o más canoas.
El pequeño motor a explosión sirve para alejarlos de la costa y volver, pero para soltar el mallón grande, mejores son los remos.

El mallón es una malla grande que los pescadores tiran y plantan en el río por medio de una boya grande. Mientras la canoa se desplaza lentamente en línea recta, dejan caer el resto de la red, tendiéndoles una “trampa” a los peces, que quedan prisioneros de esas cuerdas tejidas. Después de horas en el agua, en sus canoas, recogerán pacientemente el mallón para comprobar si su día tuvo recompensa.  

La costa chaqueña del río Paraná comparte esta actividad; de noche brinda un atractivo distinto con la capital correntina de fondo.

Solos o de a pares, se los puede ver trabajando al terminar la playa Arazaty, en Corrientes, y también a la derecha –ni bien se baja del puente General Belgrano– en el barrio San Pedro Pescador, en el Chaco, como popularmente se conoce a ese “barrio de los pescadores”.

Un trabajo sacrificado que tiene sus beneficios, no cualquiera puede ganarse la vida con tan hermoso paisaje natural.

Su actividad está regulada por las subsecretarías de recursos naturales de ambas provincias; tienen zonas designadas para moverse y horarios que cumplir, lo que sumado a las bajantes o crecientes del río y a las condiciones climáticas con las que se enfrentan en el día a día hace más dificultosa su labor.

Impresiona verlos manejando una canoa de madera hecha a mano como herramienta de trabajo. Navegan impulsados por un pequeño motor a explosión, muchas veces de una sola velocidad, y llevan pequeños focos led alimentados por una batería vieja de auto, para cumplir con los requisitos de seguridad. Y para que, cuando el sol se ponga sobre el Paraná, renazca la esperanza de un mallón que traiga alivio. 

JOSÉ LUIS SUERTE

Fotoperiodista correntino. Trabajó en el diario La República de Corrientes. Ganador del certamen Experiencia Buenos Aires 2016. En búsqueda constante de concebir libros de fotos e historias gráficas. Su trabajo se puede ver en Instagram, en @suertejoselio.