Para que el plástico no sea un residuo

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El Índice de Reciclado de Plásticos refleja que este material se recicla seis veces más que en 2003. Últimos avances y cuestiones pendientes.

Según el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente, más de 11 millones de toneladas de plástico ingresan al ambiente cada año y, de seguir a este ritmo, esta contaminación podría triplicarse para el 2040. Por lo mismo, mucho se avanzó en las últimas décadas en relación con este vilipendiado material en cuanto a su recuperación. 

La Argentina recicló 343.000 toneladas de plástico en 2022, según el Índice de Reciclado de Plásticos (IRP) que elabora la ONG Ecoplas en colaboración con la Cámara Argentina de la Industria de Reciclados Plásticos (Cairplas), y cada vez son más las empresas involucradas en la actividad. 

En 2023 esta labor evitó que se liberaran toneladas de dióxido de carbono, el equivalente a lo que absorberían 21 millones de árboles. Para las organizaciones involucradas en la recuperación del plástico, no se trata de un residuo, sino de un recurso para la economía circular.

“La idea reside en su reaprovechamiento, dado que se le pueden dar otros usos para minimizar su impacto al reducir sus desperdicios y cuidar el planeta. El nuevo paradigma de economía circular se está construyendo sobre la base de una industria plástica que evoluciona con acciones para el consumo responsable, la puesta en práctica de las siete R y la educación ambiental. Reconociendo la problemática de los residuos, los plásticos pueden ser parte de la solución”, declaró a Convivimos Verónica Ramos, directora ejecutiva de Ecoplas.

“Para que el plástico no sea un residuo, la cadena de valor debe estar unida para su valorización. El primer eslabón somos los ciudadanos en el hogar separando los reciclables de los orgánicos. A partir de allí, se abren las oportunidades de la circularidad”, agregó.

El plástico reciclado se utiliza para la elaboración de nueva materia prima plástica, pellets, que la industria transforma y utiliza para fabricar desde botellas y bandejas hasta madera plástica para postes de viñedos, durmientes sintéticos, decks, caños de riego y ladrillos. En Bariloche, además, funciona una planta que los convierte en combustible líquido a través de pirólisis.

SEIS VECES MÁS 

De acuerdo con el IRP de 2022, hoy se reciclan seis veces más plásticos que en 2003. De esa cantidad, 318.000 toneladas de plástico fueron por reciclado mecánico, lo que implica un aumento del 11 por ciento desde 2021; y 25.000 fueron usadas como combustible para energía eléctrica y calefacción por medio de tecnología limpia. El total de plásticos recuperados, que llenaría doce estadios, representa un 27 por ciento del total de envases posconsumo doméstico.

“Vemos que hay algunos municipios más avanzados en esta temática, que destinan mayor presupuesto que otros en materia de gestión de residuos”, declaró a Convivimos Giada Seraffini, coordinadora general de Cairplas. “Venimos luchando hace años para que se apruebe y entre en vigencia la Ley de Envases, que es una ley de responsabilidad extendida del productor (REP), la cual busca financiar los costos de la logística inversa de los envases desechados hasta llegar a la industria recicladora. Permitiría recuperar muchos más envases y productos”, añadió.

La mayor cantidad de industrias recicladoras plásticas del país se concentra en el Área Metropolitana de Buenos Aires, que recibe residuos de posconsumo domiciliario, posindustriales y agro, y donde rige la Ley de Grandes Generadores que obliga a dar un destino sustentable a los reciclables de edificios de propiedad horizontal, hoteles, restaurantes y oficinas.

El reciclado es una actividad con gran impacto en la industria argentina: demanda unas 12.000 personas de mano de obra directa e indirecta, y hay unos 70.000 recuperadores urbanos involucrados, según Cairplas.

En relación con otros países de la región, el nuestro se destaca por hitos tales como la certificación INTI-Ecoplas, que garantiza un contenido de reciclado posconsumo superior al 80 por ciento y el cumplimiento de rigurosos criterios sobre sustancias nocivas. Es la primera en su tipo en la Argentina y la segunda en la región. 

De igual forma, significa un avance el estudio y potencial desarrollo de tecnologías de reciclado avanzado, que complementan el reciclado mecánico y ya funcionan en Estados Unidos y Europa para transformar plásticos en materias primas de muy alta calidad.

En relación con este desafío, Seraffini resaltó el Protocolo para la Certificación de Industrias Recicladoras de Materiales Plásticos que elaboró la Cámara en conjunto con el Instituto Nacional de Tecnología Industrial (INTI). “Se ha detectado a lo largo de estos años una mayor predisposición de las industrias de disponer sus residuos industriales de manera más consciente. Además, hubo un gran crecimiento en el número de industrias recicladoras plásticas en todo el país y en el desarrollo de la capacidad tecnológica y su compromiso en el reciclado”, aseguró y celebró el impulso del ecodiseño entre las empresas envasadoras.

CAPACIDAD OCIOSA 

Desde la normativa y la articulación público-privada también se avanzó. Ecoplas y Cairplas lograron, junto con el sindicato, dos proyectos legislativos sobre plásticos de un solo uso y economía circular. 

“Aun así, la industria recicladora plástica tiene un 40 por ciento de capacidad ociosa por falta de materia prima; es decir, hay que aumentar la separación de residuos. Son necesarias políticas públicas con una ley REP para lograr ese objetivo, como también educación y concientización para que los ciudadanos adquieran esta práctica”, apuntó Ramos.

“Según un estudio de Opinaia, del 36 por ciento de los encuestados que afirma no separar residuos, el 83 por ciento reconoce que le gustaría hacerlo, pero no puede por falta de infraestructura como centros de reciclaje, espacio o campanas verdes cerca, desconocimiento, falta de tiempo o espacio”, resumió.

“Estamos convencidos de que el reciclado de plásticos va a seguir creciendo a buen ritmo. Esperamos que la legislación y la normativa que se dicten empujen este crecimiento”, concluyó Seraffini. 

Reciclado avanzado

Este reciclado emplea nuevas tecnologías que transforman los desechos plásticos en sus componentes originales y permite obtener nueva materia prima de alta calidad. Es especialmente útil para recuperar los que no pueden reciclarse por la vía tradicional. Incluye la pirólisis, la gasificación, la disolución, la despolimerización química o enzimática. Las emisiones que genera son inferiores a las que se producirían si esos plásticos fueran enterrados o utilizados como combustibles.