Los saltos del Moconá: Naturaleza en ebullición

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Los paraísos terrenales que ofrece la provincia de Misiones no se ciñen a las cataratas: en el cauce del río Uruguay, se encuentran estos maravillosos saltos de más de tres kilómetros que caen en forma longitudinal, lo que le otorga un atractivo verdaderamente único. 

La vista de los saltos nos dejará sin palabras”. El latiguillo publicitario sobre los saltos del Moconá que se puede leer en las redes sociales es absolutamente real. Veamos por qué…

En Misiones hay un culto a las bellezas naturales. La provincia está rodeada de ríos que le dan una fisonomía muy particular, además de tener condiciones geográficas inigualables y caprichos de la naturaleza que ofrecen rincones para disfrutar no menos deslumbrantes. Uno de esos ríos es el majestuoso Uruguay. 

Desde la Sierra Geral, en el sudoeste brasileño, va bajando el torrente que lleva, caudaloso, las aguas de sus decenas de afluentes, para entregárselas al Plata. Cuando llega a Misiones, se convierte en límite entre Argentina y Brasil, y luego será la separación geográfica entre la Argentina y el Uruguay. El curso es verdaderamente serpenteante, una locura de infinitas curvas, de idas y vueltas, de subidas y bajadas. Aunque en el mapa genera un arco abierto que, en la mitad de su recorrido, como si el curso transitara por una curva peraltada, entrega parte de sus aguas a un precipicio, a su izquierda. Esos saltos naturales verdaderamente espectaculares se ubican técnicamente en una asombrosa falla geológica que los origina. La caída de agua es paralela a la costa, es decir en forma longitudinal y no transversal, como ocurre en las cataratas del Iguazú. Una vista aérea permite advertir ese extraño tajo a lo largo del cauce, de una longitud de tres kilómetros. Un tramo que, para darle un encanto extra, mágico, no se desarrolla en una recta inalterable, sino que tiene intrigante forma de signo de pregunta. 

Estos son los saltos del Moconá, que sin pretender discutirles la fama a sus vecinas provinciales, las inigualables cataratas del Iguazú, bien pueden ufanarse de su belleza y encanto natural. Las dos maravillas de la naturaleza están separadas por un poco más de una centena de kilómetros, aunque para unirlas por ruta sea necesario recorrer casi el doble de ese tramo, 184,1 kilómetros. Hasta los saltos llega la RN 14: 1218 kilómetros los separan de la capital nacional.

Los tucanes son una de las diversas especies de aves que se divisan en los senderos aledaños a los saltos.

ALGO DE HISTORIA 

En las temporadas de mayor crecida, tienen un promedio de diez metros de alto desde hace millones de años. Se los puede entender como un río que literalmente cae de costado sobre otro, entre las desembocaduras del arroyo Yabotí y del río Pepirí Guazú, ambos del lado argentino de la frontera, y entre los ríos Serapio y Calixto, que corresponden al territorio brasileño.

Se encuentran cobijados por el Parque Provincial Moconá y la Reserva de la Biosfera Yabotí. La reserva fue creada en 1967, cuando el entonces propietario de esos territorios, Juan Alberto Harriet, decidió donarle al estado municipal esas 999 hectáreas: en ellas se encuentran los saltos. El parque provincial fue creado en junio de 1988 y ratificado once años después. En la década de los 70 se proyectó una obra de infraestructura para el aprovechamiento hidroeléctrico del río Uruguay en el tramo de la provincia, compuesto por las centrales y embalses de Garabí y Roncador. Pero años después, ambos proyectos fueron abandonados por su alto costo ecológico y por perjudicar al turismo. 

El acceso al parque tiene otra característica muy particular: depende de la altura del arroyo Yabotí. Si este está bajo, permite su ingreso, pero de lo contrario, el parque se encontrará en estado de inhabilitación. Todas estas circunstancias se informan con actualización permanente en la página oficial (mocona.misiones.tur.ar). Dentro del circuito del parque funciona un moderno Centro de Interpretación que resulta una eficiente guía para los visitantes, quienes allí contarán con senderos ecológicos, todos los servicios, lugares de atención de guardaparques y un muy llamativo camping.

Otra característica distintiva de los saltos es que se encuentran rodeados de una selva realmente exuberante.

Una caminata por el sendero Oveja Negra culmina el recorrido en el maravilloso salto Horacio.

PARA HACER BASE

Los saltos se encuentran a 70 kilómetros de la ciudad de El Soberbio, que la gran mayoría de los turistas utiliza como base de operaciones para conocer la región. Se trata de una ciudad fronteriza con Brasil, país del que recibe abundante turismo y con el que mantiene estrechos lazos comerciales. Por supuesto que cuenta con todos los servicios de una ciudad turística, ya sean gastronómicos y esenciales, y también desde allí se pueden organizar paseos y navegaciones a los saltos.

El parque hotelero también es excelente. Por ejemplo, el Moconá Virgin Lodge, que se anuncia como “un viaje al centro de la selva misionera”. Inmerso en la reserva natural, ofrece “una propuesta única que combina aventura y relax en pleno contacto con la naturaleza y puede disfrutarse durante todo el año”, con “14 habitaciones con deck privado, conectadas por 400 metros de pasarelas de madera que conforman un paseo único entre árboles y plantas nativas cercanas al arroyo Yabotí, uno de los más puros de la Argentina”. 

Otro sitio que suele elegir el turismo para alojarse y transitar por la zona es la ciudad de San Vicente, que se encuentra a 114 kilómetros y a la que se llega mediante la serpenteante RP 2. Está ubicada en la Región de las Sierras Centrales, en una zona privilegiada, sumamente bella y agreste, entre horizontes dominados por sierras, montes y divinos saltos de agua cristalina, como el salto Zulma, un atractivo turístico no tan conocido y muy recomendable. Hay otros no menos bellos y accesibles: Siete Pisos, Arco Iris, El Chorro, Tarumá, El Maynó, Bella Vista, Zulma, Golondrinas, Rosa Mística o El Soberbio. 

Otra de las localidades adyacentes es Dos de Mayo, a tan solo 20 kilómetros de la anterior: se trata de un lugar de arquitectura colonial, lo que realza su belleza y tradición. Tiene cerca de 500 saltos en sus alrededores, por caso, el Misterioso, con una caída de agua que en algunos días llega a los 42 metros. La cercanía con la RN 12 hace muy accesible a la región. 

Para quienes se animan a la aventura, el parque ofrece varias actividades a pura adrenalina, como el kayak y el rapel en salto de agua.

EXCURSIONES NÁUTICAS

Una de las aventuras más recomendables en los saltos del Moconá es salir en lanchas por todo su frente de caída. El trayecto parte desde el Centro de Visitantes. Desde allí el recorrido debe hacerse en un vehículo apropiado por unos 2000 metros: es posible acceder a la zona desde el estacionamiento inferior. Finalmente, se debe descender por una escalinata de 45 peldaños hasta arribar al puerto central de embarque. Las lanchas cuentan, por supuesto, con elementos de seguridad y un personal capacitado que acompañará a quienes disfruten de esta extraordinaria experiencia. Así dará comienzo la travesía náutica que permitirá ver en primer plano los saltos, a un par de decenas de metros. 

Una alternativa es utilizar gomones, también muy bien provisionados para no alterar los cánones de seguridad. Son semirrígidos y permiten embarcar a los turistas en una muy singular y atrayente aventura. La rutina consiste en calzarse los salvavidas en tierra firme y quitárselos en el regreso, absolutamente empapados. Pero con la felicidad de haber podido acercarse a los saltos, filmarlos o fotografiarlos, casi tocarlos y hasta emitir gritos que serán devorados por el estruendo natural de ese mágico sitio.

Por supuesto que ambas embarcaciones eludirán, como si fuera un vistoso regate futbolístico, la llamada “Piedra Bugre”: una “minimontaña” que surge como de la nada en la superficie por algunos metros, en medio del río, camino a los saltos y que, según la tradición, guarda mil y una historias, como que las tribus indígenas originarias se detenían allí y practicaban ritos filosofales, influidos por el cauce del río, el paisaje y, por supuesto, el fondo, con los saltos como maravillosos cortinados gigantes. La leyenda asegura que esos primeros habitantes de la región experimentaban una inigualable sensación de paz…

Seguramente otro factor que los inspiraba era el vapor del agua que se forma en las inmediaciones de la caída y desciende desde la parte superior. Se asemeja a una densa neblina que contiene infinitos chispazos multicolores, como si fueran múltiples arcoíris. El sonido es un trueno permanente que también estremece. Las formas de cada uno de los chorros son tan variables que nunca serán las mismas. El alma se conmueve ante semejante magnificencia. 

Insistimos entonces en aquella frase de las redes que la representa: “La vista de los saltos nos dejará sin palabras”. Quien haya tenido simbólicamente al alcance de la mano esos portentos de la naturaleza solo puede aseverar que nada se asemeja a tal espectáculo. Aunque siempre haya que recurrir a nuevas palabras para describirlos. 

Ubicado muy cerca de los impactantes saltos, el Moconá Virgin Lodge posee habitaciones con una vista excepcional de la selva.
PASEOS

Desde las cataratas del Iguazú hasta los saltos del Moconá hay una distancia de 184,1 km que dependen de la ruta que se tome. Por lo tanto, haciendo base en El Soberbio, a solo 70 km se pueden realizar múltiples excursiones por la región. Por caso: las cataratas del lado argentino y del lado brasilero, las ruinas de San Ignacio, las minas de Wanda, la represa de Itaipú, el Hito Tres Fronteras, Puerto Iguazú, Foz de Iguazú, Ciudad del Este, las cataratas con luna llena, Gran Aventura y otras embarcadas, La Aripuca y el Bar de Hielo, entre otras.

ASTROTURISMO 

Inmerso en la Reserva Natural de Biosfera Yabotí, el Moconá Virgin Lodge ofrece una propuesta única para la aventura y relax en pleno contacto con la naturaleza. Entre ellas, el astroturismo se consolida como una opción innovadora que combina astronomía, turismo sustentable y ciencia. Esta oferta está pensada para que los huéspedes puedan acercarse a las sensaciones que experimentaron nuestros ancestros en la selva guaraní ante la inmensidad del cielo nocturno. A través de esta experiencia, podrán comparar los conocimientos actuales acerca del cielo con los saberes y las interpretaciones de los pueblos originarios.

Más info en www.moconavirginlodge.com