El Chaltén: Una aventura excitante

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Declarado “Capital Nacional del Trekking”, El Chaltén ofrece un sinfín de actividades. Un pueblo joven que tiene una puerta siempre abierta a los placeres que combinan montaña, picos nevados, espejos de agua y un silencio atronador.

Colgado de un barranco, duerme mi pueblo blanco…”, canta por el mundo el Nano desde hace medio siglo exactamente. Más allá de las percepciones, suena nuevamente Joan Manuel Serrat en el parlante y, sin proponérselo, parecería evocar al Fitz Roy, que con sus 3400 metros emerge del Parque Nacional Los Glaciares. Aunque el catalán de ningún modo se refería a las orillas del río de las Vueltas, que baja del cerro Torre. Tampoco al manto infinito de hielo y nieve en invierno, ni a ese marrón multitono que asume el horizonte en épocas de verano, salpicado en su corazón por una villa, “colgada del barranco”, eso sí. En la lengua de los tehuelches que habitaron la región, “Chaltén” significa “montaña humeante” o “montaña azul”. Aunque los reflejos del sol en el atardecer le otorguen unos muy particulares reflejos dorados. Este pequeño pueblo de montaña está ubicado 218 kilómetros al norte de El Calafate y a 90 kilómetros de la mítica ruta 40, justamente en el oeste santacruceño, al sudoeste de la Patagonia, cuando la cordillera de los Andes empieza a zambullirse hacia el Atlántico sur. Una villa espectacular. 

“En medio de la Patagonia argentina, este anfiteatro natural de roca, montaña y hielo ofrece innumerables territorios por explorar”, se anuncia en la web como para retratar de otra forma a sus imponentes paisajes montañosos, a sus glaciares milenarios, a sus imponentes lagos y cumbres de un blanco estridente, a las dificultades de sus infinitos senderos de montaña, insertos en bosques nativos de ñires y lengas. El Chaltén fue recorrido y escudriñado por el perito Francisco Pascasio Moreno durante los umbrales del siglo XX, cuando era un paraje desértico, mucho antes del 12 de octubre de 1985 –la fecha oficial de su fundación según el decreto que firmó el gobernador Arturo Puricelli–. Se creó como decisión geopolítica en momentos en que la Argentina enfrentaba un conflicto con Chile por la demarcación limítrofe en la zona del lago del Desierto y el hielo continental Patagónico Sur. El Parque Nacional Los Glaciares cedió a la provincia de Santa Cruz un área de 135 hectáreas para el nuevo pueblo.

La prestigiosa guía de viajes Lonely Planet la ubicó –en octubre de 2014– en el “segundo lugar en un ranking de las mejores ciudades del mundo por conocer”. Nada menos. Es una villa turística de montaña de cuento, rodeada de agujas de granito, con gran afluencia de visitantes de todos los rincones del planeta, durante todas las épocas del año. Y allí se espera con ansiedad el próximo censo que determinará la población actual: desde los 41 pobladores que se encontraban en 1991 en el lugar, fue creciendo hasta los 2325 que arrojó la última medición oficial en 2015. A esa población le dan cobijo los Campos de Hielo Sur –la segunda reserva de agua dulce más grande del planeta–, que se encuentran dentro de la Reserva de Conservación Los Huemules. 

En El Chaltén, el contraste es tan vivo como impresionante. La ruta parece zambullirse en la montaña.

ZAMBULLIRSE EN LA NATURALEZA

Los conocedores de El Chaltén aseguran que hay infinitos lugares para recorrer. De todas maneras, siempre destacan algunos. Por caso, el cañadón del río de las Vueltas. Es un paseo característico que llega a un punto panorámico al que se puede acceder en un vehículo particular: un sector del río encajonado por unos seis kilómetros que tiene una visión impactante.

El Chorrillo del Salto, por su parte, se encuentra a solo cuatro kilómetros del pueblo. Es una llamativa cascada de unos 20 metros de alto, que aparece en el corazón del bosque andino patagónico pletórico de ñires y de lengas. Sorprende la belleza de un lugar multicolor, donde se combina la naturaleza con el río que baja de las montañas nevadas y se encajona hasta saltar en una generosa depresión que rompe con el infinito silencio de las montañas. A la catarata se puede llegar caminando. 

El lago del Desierto es otro sitio destacado de la zona. Se encuentra en el departamento Lago Argentino, muy cerca de la frontera con Chile, a 37 kilómetros del pueblo si se circula por la RP 41. Está contenido por un estrecho valle rectangular de diez kilómetros de largo por uno de ancho que corre del nordeste al sur-suroeste, siempre paralelo a la cordillera, y conecta el lago San Martín con el monte Fitz Roy. Compite en espectacularidad con el lago Viedma, cuyas aguas provienen del oeste, en el cauce formado por el deshielo del glaciar Viedma. Tiene alrededor de cinco kilómetros de ancho y su desembocadura llega al río Santa Cruz, que a su vez cruza toda la provincia hasta arribar al mismísimo océano Atlántico, en un trayecto que se advierte paralelo a la cordillera. Por su proximidad con El Chaltén, se accede favorablemente, hasta el punto de que desde Bahía Túnel salen las excursiones de navegación y trekking sobre el glaciar Viedma. La vista al llegar a la fantástica mole de hielo es verdaderamente inolvidable.

El Chaltén es un sitio ideal para ser disfrutado en cualquier época del año. Sólo hay que tener voluntad de aventura.

También lo es desde el mirador de Los Cóndores y de Las Águilas. Estremece el avistaje de las aves cuando planean hacia y desde el valle del Fitz Roy. A través del sendero, se llega primero al mirador de Las Águilas y luego, tras una caminata de otro cuarto de hora, al de Los Cóndores.

Finalmente, El Chaltén ofrece un circuito de lagunas que comienza por la Capri: se llega caminando dos horas desde el pueblo, con un recorrido que nace en el final de la avenida San Martín. La primera hora del paseo se realiza en una pronunciada pendiente que se atenúa al llegar al valle del arroyo del Salto. Pero vale la pena: desde la laguna se tiene una vista única del Fitz Roy y su periferia.

Una caminata por la reserva Los Huemules. A cada paso, la naturaleza nos sorprende con su diversidad y colores.

A la laguna Torre no es tan sencillo acceder, pero todo tiene su premio. Al principio, el recorrido es de cierta facilidad, hasta que se llega al mirador Maestri. Desde allí la cosa se complica a cada paso, aunque la recompensa sea el acceso a vistas increíbles del río Fitz Roy, del cordón del cerro Torre y del macizo Las Adelas. Un lema de la región es que todo mayor esfuerzo implica, a su vez, un mayor premio: entonces, luego de un leve descenso y una subida pronunciada, se arriba al campamento D’Agostini, que ofrece posibilidades de acampar una temporada (varios días, una semana) o al menos una noche para continuar la gira al día siguiente. Además, desde allí, tras unos 15 minutos de nueva caminata, se llega a la laguna Torre, desde donde se puede divisar el cerro Torre junto con sus agujas: Egger, cerro Ñato y Grande. Y el corolario es que si se realiza una nueva caminata de hora y media se llega al campamento Maestri.

Falta mencionar un recorrido, el de la Laguna de los Tres: un clásico de El Chaltén, ya que es uno de los miradores más bellos de la región. El trayecto permite acceder a múltiples panorámicas, con los más variados escenarios, ya sean boscosos, con espejos de agua o sin ellos, a los que se les suman los glaciares. Las más variadas y perfectas combinaciones. Llegar a la meta puede demandar entre tres y cinco horas. La tercera etapa de ese particular paseo transcurre entre los bosques que dan abrigo al campamento base Poncenot, uno de los más populares y prestigiosos de la región. El último tramo es el más dificultoso, pero si hay voluntad y quedan fuerzas, al llegar se obtiene una vista inigualable del Fitz Roy.

Entre el silencio atronador de la montaña y las aguas quietas. Una tarde de contemplación.

LA AVENTURA A CADA PASO 

Por supuesto que tanto estos como otros recorridos pueden hacerse a toda edad, siempre y cuando se tenga la debida precaución. Escaladas, cabalgatas, mountain bike, pesca deportiva, navegación, snorkeling, rafting, trekking de las más diversas dificultades y muchas otras actividades están al alcance de los visitantes en un lugar paradisíaco. También hay otras posibilidades, como el diseño de las llamadas “exploraciones” que prometen ser una “manera en que puedas experimentar una genuina inmersión en lo remoto, de comienzo a fin”. Son paquetes de viajes y de recorridas en los que suele estar todo incluido, hasta el alojamiento y la alimentación. Se anuncia que las exploraciones “han sido diseñadas con el fin de develar gradualmente la esencia del territorio”. Por supuesto que se realizan con guías perfectamente preparados. Son tan variadas como los lugares por conocer y pueden durar desde una jornada hasta varios días, alternando sitios, dificultades y alojamientos, siempre con la promesa de vivir sensaciones maravillosas a cada momento.

Una pregunta usual es cuándo ir a El Chaltén: si bien es un destino típicamente estival, con una temporada que va de octubre a abril, puede ser disfrutado en todo momento, ya que el parque nacional permanece siempre abierto. Hasta allí los buses llegan todos los días y las actividades autoguiadas son constantes. O sea que El Chaltén es un sitio ideal para ser disfrutado en cualquier época del año. Solo hay que tener voluntad de aventura. 

DATOS ÚTILES 

GASTRONOMÍA

Como buena ciudad turística, ofrece alternativas muy variadas para degustar comida internacional, parrilla tradicional o con carnes de la zona, guanacos, truchas, ahumados, pizzas, fast food y helados. Los bares, cervecerías y cafés son el punto de encuentro de los escaladores y andinistas que arriban de todas partes del mundo. 

ALOJAMIENTO

Una experiencia única es alojarse en el lodge Explora en El Chaltén, ubicado dentro de la Reserva de Conservación Los Huemules, y que cuenta con un spa y amplias habitaciones con vistas increíbles. El lodge fue diseñado para aprovechar al máximo el silencio y la privacidad, garantizando el descanso profundo tras un día de exploración.

Por supuesto que además en El Chaltén hay también una amplia variedad de alojamientos: desde modernísimos hoteles premium hasta más modestos hostels o residenciales. Las alternativas son muy variadas. Se recomienda llegar con las correspondientes reservas realizadas.