Un dúo soñado

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Ilustración: Pini Arpino.

La llegada de Gardel a los Estados Unidos ocupó la primera plana de La Prensa, un diario neoyorquino de habla hispana. Carlitos dio una conferencia en el Waldorf Astoria para anunciar su primer programa en la NBC. Cantaría con la orquesta de Mariani, integrada por 30 músicos. Para los arreglos musicales Tucci trabajó 36 horas seguidas en su casa. Fue temprano al Waldorf a desayunar con Gardel y sus acompañantes, y a “afinar” detalles de la presentación. A sugerencia de Mariani, Carlitos eligió como leitmotiv de los programas el tango Buenos Aires. 

Mientras Tucci trabajaba, el 29 de diciembre Gardel fue presentado en sociedad en un almuerzo organizado por los cónsules de Argentina, de Brasil y de otros países latinoamericanos en el lujoso Hotel Ritz-Carlton, frente al Central Park. El evento fue transmitido por la NBC y Carlitos dijo unas breves palabras dirigidas a su nuevo público.

La primera emisión radial se había planeado para las 22.30 horas del 31 de diciembre de 1933.

Tras ensayar todo el día, Gardel y sus acompañantes hicieron un alto para almorzar. Tucci los llevó a un restaurante italiano cercano a los estudios, el Santa Lucía. El lugar sería luego uno de los más frecuentados por Carlitos en sus días en Nueva York por la excelente comida, su buena carta de vinos y la calidez de su propietario, Don Gabriele, quien lo esperaba con unos sabrosos spaghetti aglio e olio (con ajo y aceite), y a quien Gardel le retribuía con sus tangos. A veces Carlitos, cuenta Tucci, tenía antojo de pizza del “Santa”, otra de las especialidades del lugar, invitaba a sus amigos y en el camino les cantaba con la música de El relicario: “Pizza morena, pizza con garbo…”. 

Entre las tantas historias posibles, pero incomprobables, está la que cuenta que, entre los concurrentes al estudio para presenciar las grabaciones del Zorzal, había un jovencito de Hoboken, Nueva Jersey, hijo de padres italianos, llamado Francesco Albertino Sinatra, que escuchaba extasiado, junto a su novia Nancy, a Carlitos. 

Al terminar la sesión ambos se acercaron al astro y Frank le confesó su admiración y le dijo que él también era cantor. Nancy agregó que andaba por un mal camino y que se estaba alejando de su sueño de ser cantante. Carlitos le habría contado de su paso por el Abasto, de sus amistades non sanctas, de la famiglia Traverso, de O’Rondeman, pero que finalmente, con mucho esfuerzo y constancia, pudo seguir su vocación y triunfar. Gardel finalmente le dijo que en esa misma radio había un concurso y lo alentó a que se anotara. El programa era Original Amateur Hour, uno de los más populares de la emisora. Frank lo hizo con el grupo The Three Flashes y ganó. El premio era un contrato de seis meses para actuar en la radio y en distintos escenarios del país. 

La historia concluye con el viaje de Sinatra a Buenos Aires en 1981, traído por Palito Ortega, y su visita al Abasto en homenaje a Carlitos. Algunas versiones dicen que fue acompañado por personal de la embajada norteamericana. Pidió ir especialmente a un bar del que le había hablado Gardel, O’Rondeman. El lugar era ya un baldío y dicen que Frank sacó de su bolsillo la vieja entrada de NBC de 1934, la depositó en el lugar y dijo en inglés: “Gracias por salvarme la vida, señor Gardel”. 

Lo del concurso está probado. El resto no, pero teniendo en cuenta a los protagonistas, no podría “sonar” mejor (1).  

 1   Véase Nicolás Peralta en Tiempo Argentino, 14/05/2018, y La Razón, Madrid, 09/07/2010.