El amor, el amor

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El amor, siempre el amor nos convoca desde sus múltiples formas. El amor de un cocinero que enseña a sus seguidores a preparar un manjar con lo que tienen a mano es amor de verdad. Si, además, luego de largas jornadas de trabajo se hace el tiempo para amasar los panes que se comen en su casa, ese sentimiento crece, leuda, ¡se agiganta! Y ni que hablar si ese mismo cocinero –estoy hablando de Santiago Giorgini, nuestro personaje de tapa– desde su sección “Cocina” de la revista nos convoca a aprender un poco más sobre el amor perenne, ese que nació más allá de las fronteras y se sostiene acá, en la vida de las colectividades… De ese amor están hechas sus recetas de este año, con los sabores que trajeron miles y miles de familias que se asentaron en nuestro país a lo largo de la historia. ¡Amores para coleccionar!

Febrero es sinónimo del amor, dice Agustina Boldrini en su columna. “Si algo le tenemos que reconocer a nuestro idioma, es que nos regala un abanico inmensamente grande para expresar los diferentes matices de la gran cantidad de formas de decir lo que sentimos”, afirma. Les recomiendo que se introduzcan en su texto y se dejen llevar por las palabras y todos sus colores.

Ahora bien, ¡también podemos reírnos del amor! Y nadie mejor que un grupo de mujeres que con mucho humor le cantan al despecho. Tomamos un café con la colombiana Luza Osorno, una de las creadoras de Las Despechadas, y conversamos sobre las distintas formas de celebrar las vicisitudes de este sentimiento tan universal.

Como siempre, los invito a leer nuestras notas de “Medioambiente”, que nos recuerdan la importancia de cultivar el amor hacia el planeta; a disfrutar de los relatos de Fernando Medeot, esta vez con una anécdota desopilante; las recomendaciones amorosas que hace Enrique Orschanski para los chicos y sus familias; y la historia de Luis Alberto Spinetta contada por Felipe Pigna.

¡Que el 14 de febrero sea solo una excusa!

¡Buena vida!