Puede ser un lugar, pero un lugar en el que todo cobra un sentido. Pueden ser momentos, escasos pero ciertos, en los que el universo se pone de acuerdo para que suceda la magia de las coincidencias. También un estado del alma, al que arribamos y del que no queremos irnos nunca jamás.
Son los lugares en el mundo de cada uno, únicos e intransferibles, celosamente trabajados con el cincel del tiempo o descubiertos por obra y gracia del azar.
Los personajes que nos acompañan son dueños de esos lugares.
A los trece años, Joaquín Furriel, aburrido del colegio, en un taller de actuación encontró al mismo tiempo una profesión y un modo de entender el mundo. Allí canalizó toda su energía. “En el taller de teatro sentí que había un interrogante que me convocaba, una posibilidad de crecimiento. No sé por qué, ahí está la magia de la vida, supongo. Encontré en la ficción un lugar infinito de crecimiento”, nos cuenta en la nota de tapa. Los invito a conocer un poco más a uno de los actores más destacados del país, que acaba de recibir el premio a Mejor Actor en el Festival de Cine de Málaga por Descansar en paz, y que, a poco de cumplir cincuenta años, conserva aquel deseo que comenzó a cultivar en su adolescencia.
Y hablar de deseos nos lleva muchas veces al territorio de la infancia. Allí se gestaron nuestros primeros sueños. Un escritor que también es músico, que recorre el mundo con sus libros traducidos a más de una docena de idiomas, nos dice que estar cerca de los niños es estar constantemente cerca de lo excepcional. “Pero no hay que tener solo los oídos y la mirada atenta, hay que tener el corazón abierto”, advierte. Se llama Jorge Luján y es nuestro invitado: acaba de presentar una novela hermosamente ilustrada. La literatura y la música son sus lugares.
Actores, músicos, bailarines, magos, titiriteros, payasos, contorsionistas, poetas, científicos, deportistas. Cada uno a su manera, con sus talentos y sus dones, encontró su lugar en el mundo y respira en cada página de la revista.
