La buena rutina del sueño

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Dormir bien es necesario para vivir en armonía con el entorno. Adoptar rutinas de sueño, fundamental para el adecuado desarrollo de todas las funciones cerebrales.

 Foto: Istock

Mientras dormimos no solo reponemos energías, sino que también se llevan adelante muchos cambios fisiológicos. “Durante el sueño aumenta la liberación de la hormona de crecimiento y de las sustancias estimuladoras del sistema inmunitario, desciende la temperatura corporal, la presión arterial y las hormonas del estrés. Por eso, para inducir el sueño es recomendable propiciar un ambiente tranquilo y de apego seguro, que contribuya a bajar los niveles de alerta y de ansiedad. Establecer rutinas de sueño favorece este proceso”, sostiene la Sociedad Argentina de Pediatría.

A diferencia de lo que se cree, mientras dormimos nuestro cerebro se encuentra muy activo. “Por un lado, elimina los desechos tóxicos y los estímulos prescindibles que se acumulan durante el día; y por el otro, recarga neurotransmisores en las terminales nerviosas. Esto nos permite estar mejor preparados para encarar el nuevo día”, asegura la SAP.

Gracias al buen descanso, se desarrollan adecuadamente distintas funciones ejecutivas, como la atención, la memoria de trabajo, la flexibilidad cognitiva, la capacidad de inhibir las conductas impulsivas, el razonamiento y la toma de decisiones, la capacidad de autorregular las emociones, el humor y la creatividad, la consolidación de los recuerdos, el registro de los datos útiles y el aprendizaje.

Un niño que descansa bien, crece y se desarrolla de la mejor manera posible. Incluso, mejora notablemente el rendimiento académico.

¿Cuántas horas de sueño son necesarias? En términos generales, la Organización Mundial de la Salud recomienda:

• Entre 12 y 16 horas al día para bebés hasta el año.

• Entre 11 y 14 horas de 1 a 2 años.

• Entre 10 y 13 horas hasta los 4 años.

• Unas 10 horas diarias entre 6 y 11 años.

• Al menos 8 horas en la adolescencia.

Si los chicos no duermen lo necesario, pueden presentar dificultades para, por ejemplo, prestar atención, recordar lo que aprendieron o manejar sus emociones. Los desarreglos hormonales generados por la deprivación crónica de sueño también incrementan el riesgo de desarrollar sobrepeso y obesidad en la infancia.

Por eso, adoptar rutinas de sueño saludables no solo favorece a un mejor descanso, sino también al óptimo desarrollo de las capacidades. 

EN CASA

Algunas rutinas del sueño:

• Tratar de que la hora de dormir sea un momento predecible: intentar respetar horarios, lugares y secuencias de eventos, para que los niños puedan asociarlos al momento de ir a dormir. Hace falta un adulto disponible para acompañarlos en ese momento, quien puede leerles algún cuento o cantarles una canción.

• Evitar el uso de pantallas antes de dormir. Se recomienda el uso acordado y limitado de pantallas, idealmente dos horas previas al inicio del dormir.

• Otros hábitos: el baño previo al dormir, el cambio de ropa para ir a la cama, el amamantamiento en el lugar donde van a tener su sueño nocturno los lactantes.