Dalila Ippolito: A pura gambeta

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Encaradora y habilidosa, es el gran talento del fútbol nacional. Tiene 18 años y lleva cinco como jugadora de primera división y tres como parte de la selección.

Foto Stefanía P. León

Agarra la pelota y, de repente, todo es posible. Baila sobre ella y a su alrededor, quiebra la cintura y las rivales se desorientan, quedan despatarradas mientras ella gana tiempo para seguir avanzando o asistir a una compañera. Con la gambeta como arma principal, Dalila Ippolito armó una carrera meteórica. Flamante jugadora de la Juventus, el equipo ganador de las últimas tres ediciones de la liga italiana, a sus 18 años es el presente y el futuro de la selección argentina.

Con solo tres años, acompañaba a su papá cuando él jugaba al fútbol en el barrio, y, cada vez que podía, se metía a la cancha a buscar la pelota. Un poco más grande, se asomaba a la ventana de su casa para gritarle a su primo, cinco años mayor, y preguntarle si podía sumarse al fulbito. A veces, la invitaban; otras, la dejaban afuera para cuidarla. A diferencia de la gran mayoría de las jugadoras de primera división en la Argentina, Dalila nunca se vio obligada a dejar de jugar, no perdió años valiosos de formación, y eso se nota en su técnica. “Tuve la suerte de no sufrir discriminación por ser mujer. No pasé por esos prejuicios y esa desigualdad. Me tocó estar con personas que me recibieron y me dieron el espacio para
poder hacer lo que quería. Sé que a muchas de las personas que hoy están jugando en el fútbol semiprofesional no les permitían hacer, intentar, probar. Antes el fútbol era mal visto para las mujeres, y ese es uno de los grandes cambios que hoy estamos viviendo como sociedad”, afirma.

  • En estos años hubo muchas conquistas para las mujeres, y el fútbol no fue la excepción, ¿cómo vivís este proceso?

Creo que fue de mucha ayuda el feminismo, la lucha que tuvimos las jugadoras y la sociedad. Fue una lucha que duró mucho y que empezaron Las Pioneras, que fueron las primeras mujeres en hacer esto, en hacernos sentir que se podía [N. de la R.: Las Pioneras son el grupo de jugadoras que conforman el combinado nacional que participó del primer mundial de fútbol femenino, no reconocido por FIFA, disputado en 1971]. Hoy recién se las está reconociendo, por toda esta lucha que llevamos a cabo las futbolistas, peleando por nuestros derechos, por la igualdad, por lo que nos pertenece. Hay cosas que están pasando muy paulatinamente, pero lo importante es que están sucediendo. La camiseta azul y blanca de Jóvenes Deportistas, en Lugano, fue la primera que vistió Dalila, cuando todavía jugaba al futsal. Ese estadio ahora llevará su nombre. “Un dirigente me tiró la propuesta por WhatsApp, y yo pensé: ‘¿En serio está pasando esto?’. No sabía cómo responderle, cómo recibir la noticia. Estaba muy feliz por dentro, pero no sabía cómo expresarlo, no me lo esperaba. Fue una noticia muy linda. A la vez, es un hecho histórico: ningún estadio de fútbol en la Argentina tiene el nombre de una jugadora”.

“A las futbolistas hoy recién se nos está reconociendo, por toda esta lucha que llevamos a cabo, peleando por nuestros derechos, por la igualdad, por lo que nos pertenece”.

  • ¿Qué significó el mundial de 2019 para vos?

Fue lo mejor que me pudo pasar, la mejor experiencia que me tocó vivir, como jugadora y como persona. Conocí hoteles de lujo, de cinco estrellas, que quizá nunca hubiera conocido, viajé a Francia. Vi cosas que quizás de otra orma no habría podido ver, me abrió mucho la cabeza. Lo más importante fue el estadio, la cancha, los partidos. Fue lo que más disfruté. No sentí presión, sentí que era la Dalila del barrio, que tenía que pensar solamente en jugar, rendirle al equipo y sacar un resultado favorable.

  • Esa Dalila del barrio, que vemos en la cancha, es una jugadora que escasea, incluso en el fútbol masculino. No hay tantas gambeteadoras ni gambeteadores…

Puede ser. Mi virtud siempre fue la gambeta. Yo soy más enganche que volante o delantera. Hoy los equipos no juegan tanto con enganche, no es como en épocas pasadas. Es un poco más difícil poder entrar a los equipos y encajar bien. En general, como me pasó en UAI Urquiza, me ponen de volante. Es una posición en la que jugué muchos años, estoy acostumbrada y la conozco.

  • Se te dieron muchas cosas que al resto le cuestan más: a los 13 debutaste en primera división, en River; a los 15 jugaste por primera vez en la selección mayor; a los 17 fuiste parte de un mundial; y a los 18 llegaste a un grande de Europa. ¿Qué objetivos tenés por delante?

Seguir ganando cosas en el club en que esté, con la selección, hacer historia. Un sueño que tengo es ganar un día el Balón de Oro, pero eso lleva tiempo, mucho trabajo y mucho sacrificio. Estoy trabajando para cumplirlo.

NUEVO DESTINO

“Yo me veo muy bien, estoy entrenando mucho para lo que viene”, contesta Dalila cuando le preguntan cómo se imagina el fútbol en Italia. “Es difícil buscar fútbol de Europa para ver, pero mi agente me pasó una página donde lo transmiten. Hay jugadoras muy buenas técnicamente, y el estado físico es otro. El día a día va a ser muy diferente. Estoy estudiando italiano hace casi dos meses. Voy a extrañar mucho a mi familia y a mis amigos, pero estoy muy bien de cabeza y eso es lo fundamental. Hay que darle para adelante, tengo confianza”.