Un circo que cuida el planeta

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Circo Reciclado es un grupo de artistas, activistas y educadores que promueve la educación ambiental con espectáculos, animaciones y talleres lúdicos en espacios públicos.

De dónde viene esta botella y qué puedo hacer con ella?”. Estas son algunas de las preguntas típicas sobre las que se monta un espectáculo del Circo Reciclado, el grupo que nació en 2012 para concientizar sobre el cuidado del ambiente, la reutilización de materiales y el reciclaje de residuos. 

“Componemos personajes que lleguen a todos los públicos, partiendo de hacer preguntas, dudar y equivocarnos hasta que salgan las risas”, explica Diego Brailovsky, fundador y coordinador del grupo con sede en la ciudad de Buenos Aires.

La propuesta artística funciona como disparador para abordar la problemática ambiental con creatividad. “Cuando el público dice ‘Mirá, el payaso hace cualquiera’, básicamente nos dice que estamos haciendo cualquiera como sociedad”, añade.  

Desde su creación, todos los años intentan sumar una nueva temática: separación de residuos en origen, reciclado y reutilización, cuidado del agua y contaminación con microplásticos o contenerización de la basura son algunos de los ejes que atraviesan sus presentaciones. “La problemática ambiental es local y es única, por lo que antes de brindar un espectáculo [en una escuela, un espacio público o una empresa que los contrata] hacemos un diagnóstico del lugar, hablamos con la gente que nos va a recibir para adaptarnos a la realidad en la que vive”, explica el artista.

El proyecto original fue mutando para llegar a otros públicos que no son afines a los payasos. De esta manera, la propuesta incluye también música en vivo, títeres y teatro. Todas las actividades tienen en común que están montadas con materiales reciclados. “Buscamos sorprender al público acerca de las posibilidades de creación que te da el residuo y, a la vez, es parte del mensaje de reutilización que queremos dejar”, aclara.

Por ejemplo, durante el verano estuvieron en la Plaza del Congreso (CABA) realizando un taller de siembra en rollitos de papel higiénico, al cabo del cual cada uno de los participantes se llevaba un plantín.

Otra característica de las actividades que ofrecen es que siempre son experiencias participativas. “Cuando jugamos y pasamos por el cuerpo una actividad, no hay vuelta atrás. Es un momento en el que paré, pensé, presté atención y después (en el caso de los plantines en rollitos de cartón) me llevé parte de la creación que realicé con tanto esfuerzo. Además, podemos hablar de conceptos sin tener que nombrarlos, es más enriquecedora una actividad experimental donde uno está pasándola bien e incorporando información, como que el rollo de cartón puede servir de maceta y se puede plantar directamente en la tierra, sin saber quizá que eso significa que sea biodegradable”.

UNA OPORTUNIDAD 

El fundador de Circo Reciclado asegura que “la pandemia evidenció la triple crisis ambiental, social y económica” que como sociedad venimos atravesando, y si bien al principio dudó en cómo el proyecto iba a seguir en pie, luego comenzó a encontrar oportunidades: “Vi mucha gente hablando de ecología, compostando en casa, haciendo huerta, cocinando con los hijos, analizando qué está comiendo y cómo está educando a sus hijos e hijas”. En ese sentido, opina que el confinamiento permitió ver la cantidad de residuos que generamos y esto se volvió una “herramienta para despertar esa conciencia ecológica”.

Por otro lado, a lo largo de estos meses pudieron desarrollar capacitaciones on-line para formar a docentes y artistas con herramientas que están vinculadas con el mundo ambiental y artístico, para abordar la temática con creatividad. 

Le gusta definir a los miembros del grupo como “artivistas”, porque son activistas desde el arte, no creen que “la gente contamina o no se preocupa por el ambiente por maldad”, sino que se lo atribuyen a la “falta de educación y conexión con el lugar en el que vivimos y con lo natural”.

“Vemos que hay frustración y resistencia, por eso le ponemos humor para lograr que la gente cambie de hábitos –afirma–. Hablo de resistencia por esas personas que no separan residuos, porque total por su casa ‘no pasan a buscarlos’ o porque después lo tiran todo junto. Yo lo primero que digo es que hay que separar, porque la cadena del reciclaje es enorme: si no mandás a reciclar, podés reutilizar, donar o solo cuestionar por qué estás consumiendo tanto, si hay algo retornable… Por eso nosotros hacemos mucho hincapié en la separación: sí, es verdad que hay muchos lugares donde la gestión de residuos es deficiente, pero el camino hacia la sustentabilidad es un proceso, y no va a ser de un día para el otro”. 

En sus presentaciones insisten sobre estas nociones y, sobre todo, en la idea de que los residuos son recursos y no basura. “Entonces, si podemos separar los residuos y reutilizarlos, ¿la basura existe? ¿Qué es? Instalamos estas preguntas y tratamos de traducir la complejidad del problema ambiental a todos los públicos”, comenta Brailovsky.

“Las devoluciones después de cada espectáculo son increíbles: hemos tenido la posibilidad de repetir el show y estar con los mismos grupos pero en diferentes momentos, y poder profundizar la temática. Siempre se genera un intercambio rico, la gente se queda pensando… En nuestros espectáculos presentamos vivencias y aprendizajes propios, contamos lo que sentimos y no llevamos conclusiones, sino que buscamos abrir preguntas”, concluye. 

CÓMO COMUNICARSE:

Circo Reciclado:

[email protected] 

http://www.circoreciclado.com/