Jardín ecológico

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Planificar espacios verdes con una perspectiva ecoamigable constituye una opción interesante para los amantes de la naturaleza. De qué trata este concepto y cómo podemos llevarlo a cabo.

Los jardines ecológicos se diferencian de los convencionales en que están ideados para evitar el derroche de agua y aprovechar los recursos de la zona en la que vivimos, de modo que su mantenimiento sea racional y considerado con el entorno.
Algunas de las cuestiones por tener en cuenta.

EL DISEÑO
Es fundamental para este tipo de jardín que la disposición de las plantas se lleve a cabo de acuerdo con las necesidades hídricas de cada especie, de manera que las que precisan menos agua (las autóctonas y las xerófitas) estén ubicadas en las zonas más soleadas, y las que demandan riego seguido, en los lugares con más sombra.

LA ELECCIÓN DE LOS EJEMPLARES
Al momento de definir qué plantaremos, inclinémonos por las especies autóctonas, ya que obviamente soportan mejor el clima que las exóticas, tienen menos requerimiento de agua y crecen más fuertes y saludables que aquellas.
Al comprar plantas (también podemos optar por esquejes tomados por nosotros mismos o por semillas ecológicas, que no han sido alteradas genéticamente ni afectadas por pesticidas) verifiquemos que su aspecto sea rozagante y que sus raíces no se encuentren apretujadas; prescindamos de las de temporada, para no tener que cambiarlas cada año. Si vamos a colocarlas en macetas, podemos usar recipientes reciclados y biodegradables (muebles viejos, pallets, etc.).
Una vez definido el sitio en el que serán emplazados los ejemplares, es importante no colocarlos muy juntos unos de otros; lo ideal será guardar la distancia adecuada para que no compitan por el alimento y el agua.

EL SUELO
Saber qué clase de suelo tiene el terreno sobre el que erigiremos nuestro edén es conveniente para determinar si su drenaje es satisfactorio y qué clase de abono sería el correcto para conservarlo rico en nutrientes.
En caso de comprar tierra, pidamos que sea ecológica (los viveros ofrecen numerosos productos naturales, como humus de lombriz, tierra con abono orgánico, etc.).
Atención con el tema del césped: no es aconsejable para esta forma de cultivo por la enorme cantidad de agua que insume su mantenimiento. En su reemplazo podemos decidir entre varias alternativas (como plantas cubresuelos o tapizantes, cortezas de pino, gravas, piedras, etc.), pero si no queremos desistir de la idea, elijamos una mezcla que tolere la sequía.

EL RIEGO
Como ya dijimos, el objetivo principal de estos espacios ecoamigables es el de distribuir de manera inteligente el agua. El método más utilizado es el de riego por goteo, ya que hidrata las plantas apropiadamente a la vez que ahorra este preciado recurso.
El agua de lluvia constituye otra posibilidad para irrigar el terreno; para acumularla usemos contenedores que no dejen atravesar la luz, para evitar que proliferen algas y bacterias.

PLAGAS Y ENFERMEDADES
Otra de las finalidades de este sistema reside en el fomento de la biodiversidad, porque ¿qué tipo de jardín ecológico sería si no atrajera a los insectos polinizadores (como la abeja) y a las aves encargadas de la dispersión de las semillas?
Para ello debemos sembrar especies nativas que den flores de colores vivos y, especialmente, libres de químicos. Existen diversas alternativas naturales para combatir las plagas: podemos adquirir plaguicidas bio, capturar los bichitos con las manos o apelar a trucos caseros, como esparcir sobre el suelo ceniza o huevo triturado, entre otros.