Para organizar las finanzas personales, lo mejor es arrancar por los gastos fijos. ¿Qué porcentaje de los ingresos es conveniente destinar como máximo a ellos? Consejos y recomendaciones.
Así como sobre gustos no hay nada escrito, sobre gastos y ahorro, tampoco. O más bien todo lo escrito no son más que recomendaciones, sugerencias y consejos. Por eso, cuando hablamos de qué porcentaje de los ingresos se debe destinar a gastos fijos y variables en el hogar, la primera respuesta es algo tibia: “Depende”, aunque hay un máximo recomendable para destinar en ellos.
Los gastos fijos no son como los gastos emocionales: no se pueden eliminar de un día para el otro o con un poco de autocontrol con la tarjeta. Los gastos fijos son esos que se tienen regularmente, de forma constante, a veces con periodicidad mensual y otras, trimestral o anual, por ejemplo, y que, más o menos, se mantienen parejitos. Los ejemplos típicos son el alquiler, la luz o los impuestos. Pero hay muchos más.
Los gastos fijos y los gastos variables en el hogar son inevitables. La diferencia es, justamente, la constancia y la previsibilidad de los primeros. Mientras que los gastos variables son compras que van cambiando mes a mes –y que se pueden evitar o disminuir–, los fijos son, generalmente, cuestiones que tienen que ver con responsabilidades y obligaciones.
REGISTRAR Y CLASIFICAR
Antes de saber cuánto destinar como máximo a los gastos fijos, hay que conocer cuáles son los propios. Y para eso, es conveniente registrarlos y clasificarlos.
Una idea es ordenarlos de la siguiente forma: vivienda (alquiler, expensas, créditos hipotecarios), servicios (luz, agua, gas, internet, cable, teléfono), impuestos (ABL, Ingresos Brutos, Monotributo, patente, etc.), alimentación (supermercado, almacén, verdulería, carnicería, entre otros), salud (prepaga, obra social, medicamentos). También se pueden agregar otras categorías, como limpieza, viáticos o colegio si se tienen hijos.
Entonces, ¿cuánto destinar a los gastos fijos y a los variables?
REGLA 50-30-20
Existe una regla de porcentajes que puede aplicarse a cada situación y hogar para hacer el cálculo sobre cuánto destinar a los gastos fijos y a los variables, y es la regla 50-30-20. ¿Cómo funciona? Es muy simple: de los ingresos, el 50 por ciento es para gastos fijos, el 30 por ciento para gastos variables y el 20 por ciento para ahorro.
Básicamente, hay que saber que lo más recomendable es no usar más de la mitad de los ingresos para gastos fijos. ¿Se puede gastar menos? Por supuesto. Es más, lo ideal es rondar entre un 30 y un 40 por ciento.
Ahora sí, resta calcular los gastos fijos y ver si se están haciendo bien las cosas. Y si no, será cuestión de preparar un presupuesto y reorganizar las finanzas personales. ¡Siempre se está a tiempo de barajar y dar de nuevo!
