Los malos hábitos

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Tener una mascota implica compartir hermosos momentos… y otros sobre los que es necesario trabajar. Las posibles causas de las conductas indeseadas y algunas soluciones para revertirlas.

Educar a nuestro perro desde cachorro es indispensable para tener una convivencia armónica; y para que los resultados sean los esperados, es preciso dedicarle tiempo, ser constantes y muy pacientes.
No obstante, a veces puede desarrollar conductas que no son aceptables y que deben ser erradicadas de inmediato. El modo de llevarlo a cabo no es difícil, siempre que no se trate de un animal agresivo (en cuyo caso deberemos ponernos en manos de un especialista en adiestramiento) y después de constatar que no es algo generado por trastornos de salud, por lo que habrá que consultar primero con el veterinario.
 
CONSEJOS
Para quitar los hábitos negativos de nuestro perro es imperioso que nosotros, sus propietarios, asumamos la tarea con responsabilidad.
Si al animalito le corregimos el comportamiento una vez y a la siguiente se lo dejamos pasar, le enviaremos señales difusas y no sabrá qué queremos de él, lo que provocará que todo caiga en saco roto. Es importante ser consecuentes y tenaces en su reeducación, y corregirlo en el mismo instante en el que lleve adelante prácticas indebidas. También es fundamental utilizar permanentemente las mismas palabras para cambiar su accionar, esto es, si suele saltarle a las personas, le podemos decir “abajo”, siempre. E instruir a familiares y amigos para que todos utilicen el mismo comando.
Asimismo, tenemos que evaluar si no estamos reforzando sus malas costumbres, ya sea, por ejemplo, convidándole nuestra comida cuando estamos con la familia en la mesa para no soportar sus quejidos, festejándole cuando se nos tira encima o llevándolo afuera para que no moleste con sus ladridos.
Retarlo cuando llegamos a casa por un estropicio que hizo durante nuestra ausencia tampoco servirá de mucho: nuestro amiguito no entenderá por qué lo regañamos, lo que no ayudará a modificar su conducta. Lo mismo corre con el tema de los castigos, lo indicado es recompensarlo cuando haga las cosas bien, ya sea con una caricia, un elogio o una golosina para canes.
 
LA RAÍZ DE LOS PROBLEMAS
Con frecuencia, los malos hábitos de nuestra mascota suelen responder a dos cuestiones:
La falta de ejercitación y de socialización. Si tenemos un perro muy activo que pasa la mayor parte del tiempo encerrado, seguramente se dedicará a insumir energía cavando hoyos, ladrándoles a todos los que pasen por la puerta de nuestro domicilio o rompiendo cosas, sencillamente porque está aburrido. Para desactivar estos comportamientos, debemos sacarlo a correr, pasear y jugar al menos dos veces durante media hora por día, y proveerle elementos que lo distraigan, como huesos de cuero para masticar o juguetes didácticos (el kong es una buena opción).
Si no está integrado a la vida familiar o no ha sido acostumbrado a relacionarse con su entorno, no se sentirá seguro, desconfiará y tendrá miedo a lo que no conoce, lo que podría derivar en conductas agresivas, como morder, ladrar en exceso, estar ansioso, hiperactivo y más.
Junto con el amor, la buena alimentación y el cuidado de su salud, el ejercicio y la socialización constituyen los pilares para que nuestro camarada de cuatro patas se desarrolle en plenitud física y mental, crezca feliz y seguro, y nos ahorre futuros inconvenientes.