Twerk: Sacudir el cuerpo y los prejuicios

0
108

El twerk se puso de moda; sin embargo, lejos de ser una creación mainstream, se instala como una forma de liberación y empoderamiento femenino. Una danza que vibra al ritmo de los nuevos tiempos.

Por: Dai García Cueto

Foto: AFP

 

El color piel es ahora el sinónimo de feminidad. Ya no lo es el rosa, sino los cuerpos al aire libre mostrándose sin complejos. Al menos así es para las mujeres que en los últimos años se fueron acercando al twerk, una técnica de danza donde se usa poca ropa y se mueve y agita todo.

La asociación más rápida a este baile es el “perreo”, definición que no es incorrecta, ya que así se lo llama en algunos países, como en Puerto Rico. La cantante Miley Cyrus fue una de las artistas que ayudaron a que este género se popularizara allá por 2013. Pero el twerk no es un ritmo de lo más comercial, nació en los márgenes, en los barrios periféricos de Nueva Orleans, al sur de los Estados Unidos, como parte de la cultura del hip hop y ligado con la comunidad LGTB. Si la palabra apareciera en el diccionario, explicaría que es el resultado de fusionar los términos “twist” y “werk”, el primero quiere decir “girar” o “retorcer”, y el segundo es un derivado de “trabajo” –del inglés work–. Yendo un poquito más atrás, son bailes que tienen sus antecedentes en las danzas africanas, como en el baiko komapouka, o en el hula de Hawái.

Se trata de batir las caderas y la cola disociadamente, al ritmo de una música particular, entendiendo que ambas partes corporales no son lo mismo. A la acción de sacudir la grasa de las nalgas se la conoce como twerking, es el acto de la carne que rebota. Por eso, es fundamental aprender a dominar la técnica, para lo que existen ejercicios específicos que terminan resultando al mismo tiempo una excelente actividad física.

“Es una manera de expresión contemporánea y que va acorde a los momentos políticos de ahora”. Estefanía Spark

 

TERRITORIO DE PODER

Que sea generalmente la mujer quien lo realiza y con el cuerpo casi desnudo ha generado críticas. “Es muy moralista lo que hay alrededor del cuerpo, es un tabú que no podemos superar como sociedad. Es muy loco lo que pasa, los prejuicios se dan por el hecho de que la práctica sea con el cu*o, y, por tanto, se tenga que mostrar la carne. Hay otras danzas, sobre todo las urbanas, con técnicas parecidas en la vibración, el golpe, y no hay prejuicios tan grandes porque se utiliza otra indumentaria y otra parte del cuerpo, más acorde a los parámetros que manejamos”, observa Estefanía Spark, bailarina y fundadora de F.L.O.W Altas Wachas, una de las primeras academias de twerken Buenos Aires.

Pero este baile busca ser lo contrario, es una manera de transformar el cuerpo, de expandirlo para que tome el poder. Fannie Sosa, una de las referentes de la disciplina, considera que twerk y feminismo son la misma cosa. “Quienes dicen que son incompatibles, no saben lo que son ninguno de los dos. El twerk es una manera de resistir y recordar quiénes somos que usaron poblaciones para reencontrarse, reunirse. Y el feminismo es lo mismo, se trata de recordar y resistir. Entonces, intrínsecamente no hay diferencia”, sostiene en el documental CosmicAss, realizado por Marilou Poncin. Sosa tiene raíces afrobrasileñas, vivió en la Argentina, maneja la técnica como pocas y además es investigadora sobre el tema, con un doctorado en estudios de descolonización cuya tesis se titula “Twerk y torque: nuevas estrategias de descolonización de la subjetividad en la web 2.0”.

“Es una manera de expresión contemporánea y que va de acuerdo con los momentos políticos de ahora, la evolución femenina está muy presente en la calle. Entonces, muchas mujeres se animan a mover la cola y se plantean por qué no hacerlo. Es una danza ligada a la modernidad, al pensamiento feminista. Gracias a esa vertiente de pensamiento que se hizo más visible y educa a muchas chicas que antes se juzgaban a sí mismas y a la situación, ahora se abren”, piensa Spark. Mucho de esto les sucedió a algunas alumnas de Yamila Almirón, profesora de la técnica en la ciudad de Córdoba, quienes cuando empezaron a bailar, lo hicieron a escondidas de sus familias, y con el pasar de las clases se animaron al short y a la exposición. Para Sosa, el twerk “es el territorio donde puedo decir ‘sí’ a lo que elijo. Es una herramienta para convertirte en vos cada día más. A mí me ha ayudado a encontrarme”, dice en el cortometraje donde habla del tema.

Sentirse sexi no es un pecado ni una provocación. Todo pasa por la aceptación del propio cuerpo tal como es y por poder verse atractiva por solo mover con placer la cola. Con el twerk, la imagen que refleja el espejo de la sala de práctica seguramente irá ganando en autoestima, porque pone a mover partes que ayudan a conectarse. En palabras de Sosa, “tiene un efecto unificador entre cuerpo y alma. Es como la meditación. Sirve para parar de pensar y preocuparse por estar ahí”.

Celeste García tiene 32 años y vive en Córdoba, se acercó a una clase por curiosidad luego de ver algunos videos en Internet. “Cuando lo descubrí, me pareció una danza un poco osada. Al mismo tiempo, me encanta el despliegue de feminidad poco devota y sumisa, ese qué me importa, voy con el traste al frente. Una cosa sensual, que no significa que me regalo a otro, sino que tiene que ver con la sensualidad desde el poder. Fue entenderme con mi cuerpo, verme distinta. Me empodera con mi propio cuerpo”.

Las colas se escapan de los jeans y al sacudirse sacan prejuicios, estereotipos y descontentos. Por eso el twerk, como toda danza, es parte del acervo cultural. El baile de las caderas siempre ha sido un ritual; hoy, es la manifestación de una actualidad donde las mujeres están buscando mover la cola y algunas injusticias.

 

LOS HOMBRES TAMBIÉN

Si bien la mayoría de quienes bailan son mujeres, también hay varones que lo hacen. Estefanía Spark cuenta que los hombres no son tantos, pero “cuando lo hacen, les encanta y lo hacen muy bien. Tienen fuerza”, cuenta. Ella da clases desde el 2011 y actualmente la escuela que fundó con Belén Cisneros lleva workshops de la técnica a diferentes ciudades del país.