Producción ecológica de alimentos

0
5

Nuevas tendencias en la manera de producir la comida que benefician al medioambiente, la economía y la sociedad. La clave es la sustentabilidad.

Los actuales sistemas de producción de alimentos son responsables del 60 por ciento de la pérdida de biodiversidad del planeta y del 24 por ciento de las emisiones de gases de efecto invernadero, según el Panel Internacional de Recursos de las Naciones Unidas. La deforestación o la degradación de la tierra, en diferentes zonas del planeta, son algunas de las prácticas puestas en cuestión por los impulsores del modelo agroecológico.

Estas nuevas tendencias tienen una visión integral de los ecosistemas, no solamente conservándolos, sino procurando regenerarlos, creando empleo y beneficiando tanto a las comunidades rurales como a los individuos que viven en los centros urbanos. El planteo general es desarrollar una producción sustentable en todas las partes del proceso y reducir la llamada «huella de carbono» (los gases de efecto invernadero –GEI– emitidos de forma directa o indirecta).

Dice el INTA (Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria) que “se entiende por ëagroecológicoí a todo sistema de producción sustentable en el tiempo, que mediante el manejo racional de los recursos naturales, contemplando la diversidad biológica y sin la utilización de productos de síntesis química, brinde alimentos sanos y abundantes, manteniendo o incrementando la fertilidad del suelo”. Así, se considera agroecológicos a aquellos alimentos, en general vegetales y frutas, en los que “en ninguna etapa de su producción intervienen fertilizantes, herbicidas o pesticidas químicos, como así tampoco en los suelos donde son cultivados”. 

Para el INTA es agroecológica sustentable aquella forma de producción que “tiene como base la aplicación de procesos mediante los cuales la ‘circulación’ de las plantas sobre el terreno fabrica la fertilidad para el cultivo siguiente”. 

Señala este organismo nacional que “los alimentos agroecológicos garantizan la mejor calidad y están sujetos a procesos de fabricación, elaboración y transporte (trazabilidad), desde el campo hasta la mesa”, y explica que “cada vez que adquirimos estos productos, se cuida el medioambiente, se reduce la huella de carbono ecológica, se preservan los ecosistemas y se favorece la biodiversidad, asegurando un futuro sostenible para las siguientes generaciones”.

También precisa que “la producción agroecológica colabora en el desarrollo de nuestra comunidad, con beneficios socioeconómicos y culturales, en sistemas de la economía social y los agricultores familiares de diversas nacionalidades”.

Por su parte, la FAO (Organización de Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura) define el universo de la producción agroecológica indicando que estos “enfoques abordan las causas raíces del hambre, la pobreza y la desigualdad, ayudando a transformar los sistemas alimentarios y a construir medios de vida resilientes de forma holística e integrada que equilibren las tres dimensiones de la sostenibilidad –social, económica y ambiental– para que nadie quede atrás”.

También recuerda la FAO que la agroecología contribuye en forma directa con múltiples ODS (objetivos de desarrollo sostenible) a través de prácticas integradas que inciden en numerosas áreas, y puede ayudar “a lograr los objetivos del Acuerdo del Clima de París, el Convenio sobre la Diversidad Biológica y la Convención de las Naciones Unidas de Lucha contra la Desertificación”.

10 ELEMENTOS 

La FAO resume diez elementos que componen la agroecología y que son los siguientes:

Diversidad: Los sistemas de producción agroecológicos contribuyen a una serie de beneficios de producción, socioeconómicos, de nutrición y ambientales.

Creación conjunta e intercambio de conocimientos: Mediante un proceso de creación conjunta, la agroecología combina los conocimientos tradicionales, indígenas, prácticos y locales de los productores con los conocimientos científicos globales.

Sinergias: Los sistemas agroecológicos combinan de forma selectiva los diversos componentes de granjas y paisajes agrícolas para crear y potenciar las sinergias.

Eficiencia: Mediante la optimización del uso de recursos naturales como el suelo, el aire, la energía solar y el agua, la agroecología utiliza menos recursos externos, reduciendo así los costos y los impactos ambientales negativos.

Reciclado: Al imitar los ecosistemas naturales, las prácticas agroecológicas apoyan los procesos biológicos que impulsan el reciclado de nutrientes, biomasas y agua dentro de los sistemas productivos.

Resiliencia: Al mejorar la resiliencia ecológica, social y económica, los sistemas agroecológicos tienen una mayor capacidad de recuperación frente a desastres naturales como sequías, inundaciones o huracanes, y de resistencia ante plagas y enfermedades. 

Valor humano y social: A través de un fuerte énfasis en los valores humanos y sociales como la dignidad, la equidad, la inclusión y la justicia, contribuye a generar medios de vida sostenibles. 

Cultura y tradiciones alimentarias: Con el apoyo a dietas saludables, diversificadas y adecuadas culturalmente, la agroecología hace valorar el patrimonio alimentario local y la cultura, contribuyendo así a la seguridad alimentaria y la nutrición.

Gobernanza responsable: Se necesitan mecanismos de gobernanza transparentes, responsables e inclusivos, en distintas escalas, que ayuden a crear un entorno propicio que ayude a los productores a transformar sus sistemas. 

Economía circular y solidaria: Conecta a productores y consumidores por medio de una economía circular y solidaria, que otorga prioridad a los mercados locales y apoya el desarrollo territorial.