Cocina tecno y gourmet

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La cocina tiene cada vez más ayuda de gadgets tecnológicos que facilitan la tarea sin afectar su espíritu casero y artesanal, ni tampoco el sabor.

E

l saber cocinar es algo cada vez más valorado en nuestra sociedad. Por eso, es útil conocer los accesorios tecnológicos que ayudan a este arte y que, curiosamente, no son todavía muy populares en nuestro país, a pesar de que la mayor parte de ellos se consigue o puede adquirirse on-line.

Un clásico es la olla eléctrica de cocción lenta (slow cooker), capaz de cocinar a fuego lento en forma programada, al punto de que ni siquiera es necesario vigilarla mientras hace su tarea. Consta de dos componentes: una carcasa metálica que se enchufa a la corriente eléctrica y un recipiente extraíble de cerámica o porcelana, con tapa, donde se cocina. La
carcasa se calienta mediante unas resistencias internas que retienen el calor, y así la temperatura sube en forma lenta y gradual. La más popular, Crockpot, incluye, en sus distintas versiones, al menos tres opciones de cocción: muy lenta (ocho horas), intermedia (cuatro horas) y el modo “piloto” para mantener caliente la comida ya hecha. Este tipo de ollas puede usarse para cocinar carnes, guisos o legumbres, pero nada que requiera agua hirviendo en preparación, como el arroz o las pastas.

Otras novedades también apuntan a cocinar en forma programada, como el
caso del horno a microondas Genie, que escanea el código de barras de los alimentos empaquetados y así obtiene la información para cocinarlos en el tiempo y la temperatura justa. O las sartenes inteligentes, como Pantelligent, que también calientan lo justo y necesario gracias a una aplicación que contiene todas las recetas y sus indicaciones;
pero, en este caso, el “corazón” del dispositivo es la hornalla eléctrica en la que se apoya, que recibe toda esa data desde un celular o tablet a través de Bluetooth, mientras en la pantalla un video ilustra todos los pasos a seguir.

En tanto, los vaporizadores eléctricos para cocinar verduras, como el Rosewill, consisten en una serie de recipientes apilables de vidrio templado, apoyados sobre una base metálica con un depósito de agua desde el cual sube el vapor. Su temporizador ayuda a programar el proceso, y una alarma avisa cuando se acaba el agua para volver a cargarla.

Por último, para almacenar alimentos en el freezer, se puede recurrir antes a los deshidratadores inteligentes que comprimen y maximizan su sabor, nutrientes y aroma. Esto se lleva a cabo en bandejas herméticas apilables montadas sobre una base desde la cual reciben un calor leve y constante, también programable con temporizador. En suma, todo para una cocina tecno y gourmet.

De la tradición a la técnica

El origen de la olla de cocción lenta es un buen ejemplo de cómo una práctica nada tecnológica puede inspirar la invención de un gadget. A principios del siglo XX, una mujer judía de Lituania, Tamara Kaslovski, tuvo la idea –como su religión prohíbe encender fuego el sábado– de llevar su olla al horno de la panadería del pueblo, que permanecía apagado pero mantenía un calor residual apto para cocinar la comida a fuego lento y mantenerla caliente. Al emigrar a los Estados Unidos, su marido, Irving Nachumsohn, resolvió la forma de hacer lo mismo con electricidad y lanzó en 1950 la primera versión de la olla: Naxon Beanery.