Mobiliario impreso en 3D

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La fabricación de muebles con impresión 3D gana terreno en nuestro país. Permite ahorrar tiempos y crear formas imposibles de obtener con otros procesos.

Por Ariel Hendler

EEn los últimos años, la impresión 3D se ha convertido en una tecnología utilizada cada vez en más rubros, incluso en nuestro país. Hoy ya no solo se la emplea para fabricar productos utilitarios como piezas mecánicas o prótesis, sino también para productos con sentido estético: muebles, luminarias y otros objetos de diseño. El proceso consiste en generar un objeto tridimensional mediante la superposición de capas sucesivas de un material plástico fundido, de modo tal que la pieza crece en altura y toma forma de acuerdo con la data guardada en un archivo digital.
Su ventaja en la producción de muebles, según explica el ingeniero industrial David Cimino, titular de la empresa Chimak 3D, consiste en que permite “crear sillas o mesas de una sola pieza, sin ensamblaje y con el refuerzo de cientos de capas que forman su diseño”. Agrega que con esta tecnología “es posible producir objetos cuyas morfologías complejas serían imposibles de materializar con otros métodos de fabricación”.
Lo demuestra con la reciente producción de una línea de mobiliario creada por el artista y diseñador 3D Esteban Barreiro, que incluye sillas, bancos y mesas. Los productos fueron diseñados con un software de código abierto y luego se materializaron con la impresora 3D Chimak Dynamic 1000, desarrollada y fabricada en la Argentina por la misma firma, cuyos modelos más recientes permiten producir piezas de hasta dos metros de altura y tres de largo. El material que se utiliza es el poliácido láctico (PLA), de origen vegetal y biodegradable.
Este método, conocido como “modelado por deposición fundida” (FDM es su sigla en inglés), requiere tres elementos: una bobina de filamento con la materia prima y un cabezal de extrusión que absorbe el material y lo deposita capa por capa sobre una superficie de apoyo o cama en la que se conforma la pieza. Cimino destaca también el ahorro de tiempo: se están logrando procesos de impresión de menos de 12 horas para un banco, 20 para una silla y alrededor de 70 para una mesa.
En tanto, otra vertiente de la producción de mobiliario con impresoras 3D, no tan difundida, es la fabricación solo de las piezas de fijación entre las partes de un mueble, por ejemplo entre la tabla de una mesa y su estructura de apoyo; lo cual vuelve innecesario el uso de tornillos o pegamentos. Así, la nueva tecnología se incorpora como una herramienta más a la línea de montaje clásica aportando dos ventajas: permite ahorrar tiempo y brinda una mayor libertad para diseñar.

SUSTENTABILIDAD

Un caso interesante de uso de la impresión 3D en Ámsterdam ilustra las posibilidades de esta tecnología aplicada al cuidado del medioambiente. La startup Van Plestik, creada por dos jóvenes diseñadores, se dedica a reciclar el plástico de las botellas de bebidas, desechadas a granel por bares y cervecerías, y arrojadas a los canales por mucha gente. Su iniciativa consiste en fundir ese plástico y usarlo para imprimir en 3D sillas, mesas y maceteros que venden a bajo precio a los mismos bares para que los ubiquen en las veredas. Así, las botellas siguen siendo útiles bajo una nueva apariencia.