San Martín de los Andes: La aldea cordillerana del siglo XXI

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Se encuentra muy próxima a la frontera con Chile, a orillas del lago Lácar, rodeada de algunas maravillas argentinas como el volcán Lanín. Una sucesión de imágenes formidables en cualquier época del año.

Una familia cabalga sobre la vera misma del lago Lácar. Los colores explotan. La paz se transfiere en el alma. Las montañas con las cúspides nevadas dan un marco imponente, las aguas transparentes se adivinan frías y se mecen con movimientos lentos, sin manifestar sus orígenes glaciares. Una sucesión de imágenes formidables en cualquier momento del año. Las alturas se visten de espesos bosques milenarios. La variedad de alternativas naturales concluye en una ciudad de una belleza inconmensurable, más que centenaria, instalada en los terrenos que supieron contener a la comunidad mapuche Curruhuinca. Es San Martín de los Andes, donde la madre tierra muestra todo su esplendor. Es el sur argentino, es Neuquén, es un destino de permanente vigencia, tanto con sol potente y temperaturas cálidas como con el manto de nieve que lo hace inigualable en épocas invernales. Para todos los gustos, en todos los tiempos. 

Y si se transitan unos pocos kilómetros en ese mítico corredor de la extraordinaria Ruta Nacional 40 que, como colgada de la cordillera, dibuja el extremo del país de norte a sur, se llega a uno de los cerros más afamados, un centro de esquí y snowboard que es una atracción única y muy particular: el Chapelco. 

La conjunción entre San Martín de los Andes y Chapelco es una de las más potentes para el turismo en la Argentina. Lo representan a partir de una belleza que se hace descomunal, que se capitaliza con una variedad de atracciones y posibilidades de confort que muy pocos lugares en el país pueden ofrecer. Bien vale, entonces, adentrarse en sus seductores paisajes, reconocer sus rincones y disfrutar de un recorrido pormenorizado.

A cada metro cambia el horizonte. Todos son atrapantes, convocantes, maravillosos. Toda la zona de San Martín de los Andes es así…

HISTORIA, PIEDRA Y MADERA

Cuidada en extremo, aparece radiante a pesar de sus 125 años celebrados el pasado 4 de febrero. Sus más de 35 mil habitantes permanentes forjan un equilibrio muy destacado en el desarrollo urbano que mantiene su fisonomía, su entorno y sus cimientos como los de un tradicional pueblo de cordillera. Para su arquitectura, utiliza en buena medida los característicos materiales naturales de la región, como piedra y madera. Distintas ordenanzas municipales regulan la altura y las fachadas de las construcciones. Es una preciosa aldea cordillerana del siglo XXI, que muy transformada y actualizada, de todas maneras conserva la esencia de aquel primario poblado que fue creado con la lógica geopolítica de los tiempos de límites territoriales con Chile. 

De hecho, una de las atracciones es llegar a territorio del país vecino por el paso Hua Hum, saliendo de San Martín por un camino de ripio, que transforma su fisonomía totalmente durante el trayecto para arribar a la Piedra de Trompul en medio de una extensa “pampita”, dentro de una de las comunidades mapuches. Tiene, por otra parte, algunas atracciones extra: por caso, la leyenda cuenta que en su entorno se experimentan truenos particularmente potentes toda vez que se aproxima lluvia o nieve. El paso también entrega la posibilidad de navegar por el Pirehueico, un lago de origen glaciar de una belleza conmovedora. 

La ciudad se extiende desde uno de los extremos del tan famoso como fascinante Camino de los Siete Lagos que une a San Martín de los Andes con Villa La Angostura. Se trata de uno de los recorridos más impresionantes de la Patagonia, por su hermosura decididamente descomunal por su variedad: en el trayecto se pasa por los lagos Machónico, Hermoso, Falkner, Villarino, Espejo, Escondido y Nahuel Huapi, y se cruza por dos ríos emblemáticos de la zona, como lo son el Hermoso y Pichi Traful.

Pero, además, a San Martín se la considera la puerta de ingreso al Parque Nacional Lanín, una reserva natural de una belleza exultante que forma parte de la reserva de biosfera andino-norpatagónica desde 2007. Esta fue creada para proteger los paisajes naturales de la región, que son conformados, nada menos, por una extensa variedad de cerros, bosques nativos, ríos, vertientes, cascadas y lagos de aguas transparentes. Son atractivos que conforman un espacio único. El parque nacional es el tercero más grande de la Argentina: tiene una extensión de 412.003 hectáreas. Se subdivide en dos áreas, divididas a su vez en tres reservas que fueron denominadas como Lácar, Rucachoroi y Malleo. Una forma de reconocerlo es recorrer algunas de sus infinitas atracciones, como las localidades de Ñorquinco, Rucachoroi o Junín de los Andes; el volcán Lanín, la laguna Verde o los lagos Rucachoroi, el Curruhue Grande y el Chico, el Quillén (con las estancias que lo circundan), el mítico Huechulafquen y el Paimún, ambos con sus extraordinarias zonas de camping y centenares de pueblos que los circundan y les dan un entorno muy particular, como Lahuen-Có. O muy especialmente la cascada Chachín.

A pocos minutos del cerro, en la ciudad, se encuentra Loi Suites Chapelco Hotel. Se trata del único 5 estrellas de la zona.

TODO EL AÑO

Una de las características más atractivas de la región es su cambiante multitonalidad, que va trocando a lo largo de las estaciones anuales. En sus horizontes estallan todas las variedades de verdes, rojos, blancos, amarillos, naranjas… Y de igual manera la lista de paseos y diversiones posibles es infinita. Es el caso del senderismo: en los alrededores de la localidad existen muy variados circuitos y sendas que facilitan la admiración de algunos paisajes verdaderamente increíbles. Por ejemplo, el sendero Huella Andina, que habilita una muy particular interpretación de la naturaleza, especialmente en primavera y verano, aunque no solamente en esos meses de temperaturas más cálidas. 

Por supuesto que hay otras actividades muy proclives a ser realizadas por toda la familia, para tener un contacto sumamente intenso con la naturaleza, como pueden ser cabalgatas, mountain bike, avistaje de aves y trekking, entre otros. Los ríos y lagos son otros de los deleites que invitan a ser conocidos en recorridos mediante excursiones lacustres: empujan a la práctica de deportes náuticos como canotaje, kayak, rafting, navegación a vela. 

La conjunción entre San Martín de los Andes y Chapelco es una de las más potentes para el turismo en la Argentina.

Y en épocas de estaciones invernales, la belleza de los cerros cubiertos por un impresionante manto blanco se condice con la atracción de uno de los centros de esquí más prestigiados y atrayentes de Sudamérica: el cerro Chapelco. La denominación se refiere a un arbusto característico de la región, el agua de chapel, en lengua mapuche. Se trata de 120 hectáreas de superficie esquiable, en un entorno de un bosque de añosas lengas, en las que se destacan 20 pistas muy admiradas por los más exigentes deportistas que suelen optar por alternativas deportivas sobre la nieve como esquí alpino, de fondo, de travesía y snowboard. Por supuesto que la infraestructura, moderna, confortable, exigente, admite alternativas diversas en sus circuitos y actividades, a la vez la opción de disfrutar especialmente de la excelente gastronomía regional en sus centros especializados. 

Además, desde muchos de sus rincones se advierte una vista panorámica extraordinaria del parque nacional, del volcán Lanín, del lago Lácar y de la propia ciudad de San Martín de los Andes, que, al pie de la montaña, trasunta sensaciones todas muy agradables.

El volcán Lanín –denominado “Cerro Imperial” y al que los lugareños llamaban “Yajaunaujén”– fue avistado en 1782 por el explorador español Basilio Villarino. Tiene una altitud de 3776 metros sobre el nivel del mar, incluido en el Cinturón de Fuego del Pacífico. En la actualidad es considerado activo: el 15 de febrero de 2017, producto de movimientos sísmicos en su interior, se detectó actividad por primera vez luego de casi 15 siglos. Está rodeado por los lagos Paimún y Huechulafquen al sur, y el Tromen al norte. Le da nombre al parque que lo contiene. Una zona del volcán se recuesta sobre el chileno Parque Nacional Villarrica, en la comuna de Curarrehue, departamento de Cautín, región de la Araucanía.

Por su parte, el lago Lacar claramente es la perla de una ciudad con muchas opciones culturales y diversos paseos que incluyen edificios históricos como la Parroquia San José y la antigua Intendencia del Parque Nacional. También el Museo Municipal Primeros Pobladores y el Museo La Pastera, que tiene una característica muy atrayente: está dedicado al Che Guevara. Son muchas las casas de té, hay teatro y cine, para dar variantes a los turistas durante todo el año. Otros paseos recomendables: una caminata por la Villa Quila Quina o un reconocimiento al lago Lolog. 

A quienes lleguen a los cerros se les aconseja arrimarse a los miradores Bandurrias y Arrayán, desde donde se puede apreciar el esplendor del lago Lácar, asombrosas cascadas y bosques centenarios. También las playas Catritre y Yuco, y la Reserva Centenario. El nombre Lácar se forma por lai (muerto) y calcu (brujo). O sea, brujo muerto, nada más contradictorio con su belleza. Tiene forma alargada, con dirección este a oeste, en sus aproximados 25 kilómetros de largo, con un promedio de 3 de ancho. Se destaca que la profundidad máxima llega a los sorprendentes 277 metros frente al cerro Abanico. Aun así, la navegación está permitida, aunque controlada siempre por la Prefectura Naval.

Y sin duda, un broche de oro para los visitantes será una visita a alguna de las varias comunidades mapuches que permanecen en la zona, y no solo eso, ya que suelen abrir sus regiones para compartir sus creencias, sus costumbres y también su gran historia. 

El restaurante de Loi Suites Chapelco ofrece salones con vista a las montañas, coirones y astas.
Una alternativa estupenda para probar la mejor gastronomía y disfrutar del paisaje.
CLIMA

Las diferencias geográficas entre la estepa patagónica y la cordillera marcan las variedades del clima: templado-frío, moderado por la influencia del océano Pacífico, en la cordillera, a frío, con temperaturas de hasta -15 °C en invierno, en la estepa. En verano oscila entre 9 y 25 °C (valores promedios) y en invierno entre 1 a 8 °C, con temperaturas inferiores a los 0 °C. Los días son cálidos, muy soleados y con noches frescas, con escasos vientos predominantes del sudoeste. Por su latitud, la luz diurna se prolonga en verano hasta cerca de las 22.00. En invierno predominan los días fríos con precipitaciones níveas en las montañas y temperatura durante el día que oscila entre 1 y 10 °C. El período de lluvias oscila de marzo a diciembre, con estación seca en verano.