Adiós, Osvaldo

0
101

Osvaldo “El Turco” Wehbe, el fenomenal relator de fútbol nacido en Río Cuarto, estuvo con nosotros y los miles de lectores de la revista desde octubre de 2011. Nos dejó el 13 de agosto pasado, a los 63 años. Casado con Gladys, padre de Camila y Florencia, familiero, enorme amigo y apasionado de su oficio de contar, hizo radio y tuvimos la suerte de que escribiera en Convivimos

Siempre atento y dispuesto a buscar un detalle de la historia del deporte, de sus protagonistas, de los hinchas que vivieron esos inolvidables momentos. Osvaldo tenía eso, se entendía de memoria con los instantes que le dan sentido a la existencia. Entonces, cualquier hecho cobraba vida en sus columnas.  

Así, desfilaron ídolos, seres queridos, partícipes de hazañas del mundo, del país, de la canchita del barrio y de su querido San Lorenzo. Todos ellos nos acompañaron y acompañan en la lectura de la revista. Nos siguen enseñando. Nos muestran la fibra íntima que empuja a los que parecen tener el fuego sagrado. Y, sobre todo, nos dicen que para vivir, esas historias necesitan ser contadas.  

Hizo vestuarios para José María Muñoz en 1977, en un Talleres 1 – River 0, para Radio Rivadavia, y debutó como relator el 16 de mayo de 1979, para LV16 Radio Río Cuarto, transmitiendo Boca 1 – Peñarol 0 por la ronda de semifinales de la Copa Libertadores de América. No paró jamás. Trabajó con José María Muñoz, con Víctor Brizuela en LV2 y en Cadena 3, y con Víctor Hugo Morales en Continental. Se fue, prácticamente, haciendo radio. El día que se descompuso había conducido Mañana empiezo y Pelota de trapo, sus dos programas en Grupo Maradó de Río Cuarto. Pelota de trapo se emitía también por Radio Universidad de Córdoba.

Su primera columna en la revista se tituló: “Y una tarde encontré las vendas”. El artículo homenajeaba a las madres en su día y él recordaba a la suya, Elidia Sarquis de Wehbe. Aquella nota estaba en la página 109 y empezaba así: 

Había un bolso Comet 4 en la parte de arriba del ropero mezclado con las valijas y otros objetos olvidados. Lo descubrí la tarde del sábado lluvioso que no me permitió ir a jugar al fútbol con los veteranos. Metí la mano dentro del bolso, con la mezcla de temor y ansiedad. Un par de canilleras de las de antes, un pico para inflar la pelota y las vendas dobladas. () Las viejas vendas. Las que vos lavabas y doblabas como por arte de magia entre un partido y otro a pesar del barro con el que jugábamos desde el jueves hasta el sábado”… 

Hasta siempre, amigo.
El equipo de Convivimos