El efecto del divorcio en los hijos

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¿Qué sucede con los hijos durante y después de la separación? ¿Cómo acordar la crianza con quien fue nuestra pareja?

Por: Carola Sixto

Nadie se casa pensando en el divorcio. Por el contrario, la idea de comer perdices y ser felices para siempre reina en la mayoría de los hogares.
Quizá sea por eso que cuando los adultos deciden separarse, la familia atraviesa situaciones para las cuales, en general, no estaba preparada.
Según un relevamiento del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, una de cada tres parejas que pasan por el Registro Civil no superará los diez años de casada. Es decir, se estima que el 30 por ciento de los matrimonios terminarán en divorcio.
Si bien la decisión a veces se dilata por más tiempo cuando hay hijos de por medio, muchos adultos se cuestionan cómo lograr que la separación transcurra de una forma civilizada de modo que los hijos no sufran.


CÓMO ALIVIAR EL IMPACTO

Durante los primeros meses, es frecuente que los hijos se muestren estresados o molestos sobre el divorcio. Pero la mayoría logra sobreponerse. “La forma en que los chicos vivirán el divorcio dependerá en gran parte de cómo se manejen los padres. Si son adultos saludables, con un buen diálogo a pesar de discrepancias, desamores y desilusiones, podrán garantizar la salud mental de los niños”, explica María Cristina Baglietto, psicóloga clínica.
Pero hay hogares que se transforman en verdaderos campos de batalla antes de un divorcio. Incluso, una pareja puede llegar a estar años tomando la decisión y volviendo para atrás, teniendo a los chicos como espectadores cautivos. “En los casos en que los padres viven peleando y discutiendo, a veces incluyendo violencia verbal o hasta física, los hijos pueden llegar a vivir el divorcio con alivio. Porque ya no toleran más las peleas, las discusiones, las agresiones”, comenta la licenciada Baglietto y agrega: “Muchos hijos se preguntan por qué si no se llevan bien los tuvieron a ellos. En estos casos, hay que explicarles que el amor se transforma y que no siempre las relaciones de pareja son para toda la vida. Pero que en su momento se amaron”.
Si se parte de la premisa de que la pareja llegó a ese lugar por decisión mutua, será muy importante que ambos se pongan de acuerdo en hacer el esfuerzo de tener una relación armónica como padres.
“Las conversaciones después de la separación deberían estar centradas en un objetivo común: el bienestar de los hijos. Lo que se pretende es que ambos adultos actúen como padres y no como pareja, que ya no son”, comenta Virginia Ramírez, psicóloga con posgrado en Pareja y Sexualidad.

“La palabra sola no trae claridad, sino también los hechos”.
Virginia Ramírez

LA CALMA DESPUÉS DE LA TORMENTA
Conversaciones amables, el esfuerzo por cumplir con lo pactado y la sensación de haber recuperado de algún modo la armonía perdida cuando la pareja comenzó a distanciarse pueden convertirse en un pequeño nirvana donde las discusiones han quedado afuera. Pasar de discutir todo el tiempo y por absolutamente todo a hablar de lo estrictamente necesario para coordinar las cuestiones relacionadas con los chicos puede generar sensaciones encontradas entre los excónyuges.
Este aparente escenario de paz y amor puede ser confuso, tanto para los adultos como para los chicos, que es habitual que comiencen a preguntar “si papá y mamá van a volver a estar juntos”.
Hay chicos que hasta hacen de Cupido e intentan crear situaciones para que ambos padres se encuentren. Por ejemplo, cuando tienen un acto escolar o cuando llega el cumpleaños de uno de los padres.
Estas son las situaciones en las que, según explica la psicóloga Virginia Ramírez, los adultos necesitan tener hacia los hijos un mensaje claro, que no dé lugar a dudas, y con el que ambos coincidan. En primer lugar, por el bien de los chicos.
“Como padres sí tenemos que estar en el acto escolar, en la misma fila o en otra; también deberían estar los dos en el festejo del cumpleaños, pero si el cumpleaños es de la mama o del papá, no tiene por qué estar el otro. En ese momento, se les deberá explicar a los nenes que siempre serán su mamá y su papá, pero en cambio ya no son pareja”, señala.
Aunque a primera vista podría parecer que a los chicos les provocará alegría y felicidad ver a los padres juntos, los dobles mensajes pueden ser devastadores para los niños, ya que tras ilusionarse con la idea de vivir nuevamente todos juntos bajo el mismo techo podrían volver a sufrir la frustración de la separación. A veces con ciertos agregados que pueden ser dañinos para su salud mental, como cuando creen que no hicieron lo suficiente para reunir a los papás.
“La palabra sola no trae claridad, sino también los hechos y la escena. Si yo me separé de mi marido, él no tiene por qué estar en mi cumpleaños, por ejemplo. Es importante evitar las alianzas entre alguno de los padres y los chicos, para llevar adelante un proceso de separación saludable, en el que podamos ayudar a los niños a reconocer sus emociones”, sugiere la licenciada Ramírez.
Preguntarles a los chicos cómo están, dedicarles cada día un tiempo para escucharlos y ayudarlos a reconocer sus sentimientos llevará sin duda a que crezcan con la seguridad de que el amor es para siempre. Al menos, el amor de padres e hijos.

5 FRASES QUE CONVIENE EVITAR

Estos son algunos de los comentarios que podrían producir confusión y frustración en los niños.
1. “Vamos a ir viendo si es para siempre”. Crear falsas expectativas no hará más que prolongar la frustración.
2. “Papá [o mamá] cambió, y ya no es como antes”. Podría ser, pero lo que cambió fue la relación de pareja, no el vínculo padre-hijo.
3. “Nada es para siempre”. Esto no es así, los padres siguen estando para los hijos durante toda la vida.
4. “Preguntale a tu papá si va a venir a tu cumpleaños”. Los acuerdos se hacen entre adultos, los chicos no deben participar.
5. “Todo va a seguir igual”. No es cierto, las cosas van a cambiar, si bien el amor hacia los hijos se mantendrá.